"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez
viernes, 25 de diciembre de 2009
Protección
Piedra entre las piedras cercada por piedras que se sujetan sobre otras piedras protegida por las piedras que emergen no tan antiguas ni tan perfectas imitada por piedras heridas en el espejo mimético ellas quieren ponerse en el lugar de la piedra rodada junto a las piedras refregada por otras piedras moldeada por el tacto de aquellas piedras acariciadas más allá del roce y de las emersiones de cada piedra donde se nutren atravesando el perímetro de la ausencia hasta la piedra
Me dediqué ayer por la noche a ver la página que me señalaste. Me quedo con el alma desnuda de la poeta poemática, es decir, de la mujer. La parafernalia adhoc de estos actos me resbalan más, incluso creo que Chantal también sufría. Por lo demás, ¿qué decirte que no sepas? Hay que escucharle sobrecogido, concentrado y con los ojos cerrados.
Transcribo la dirección, por si alguien quiere acceder a Chantal Maillard...
http://www.saladevideoonline.com/Generacióndel27
Gracias ad aeternum por tus informaciones secretas, jaj.
Aquí, me alegro que te haya gustado lo de Chantal Maillard y si también lo de estas piedras, pues también me alegro. Buen y gozoso día de los Inocentes.
Sus poemas son de una belleza abrumadora para mi gusto. Es dificil encontrar poemas como el siguiente dedicado al hombre. La mayoría son de quejas sobre abandonos y penas. Y la foto es maravillosa.
Te supe frágil y desnudo, tan frágil eras, tan desnudo que se quebró tu sombra al respirar. Abrí la puerta y las voces del agua adoptaron la forma de tu cuerpo. Tan leve parecías, tan al borde de ti que la noche aprendió el modo de dormirse sobre el rio.
"Yo he elegido ser un poeta troyano. Pertenezco decididamente a la facción de los perdedores: los perdedores, privados del derecho a dejar huella de su derrota, privados hasta del derecho a proclamarla. Ahora bien, acepto la derrota, no la rendición". Poeta palestino Mahmud Darwish.
EL PASEANTE VALLISOLETANO
LAS FRANCESAS. UN CLAUSTRO CONVENTUAL DE LUJO DE HACE SIGLOS INCRUSTADO EN LA ARQUITECTURA DE HOY
TÚ, LA EVANESCENTE
El alma condenada. De Bernini a Bartolozzi
CHITÓN
El mar de Aral
LA SILLA DE K
TAKLAMAKÁN
DICHOS Y CONTRADICHOS
LA DAME AU CHIEN
EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA
"-¡Ay! -respondió Sancho llorando-. No se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo, y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía."
el poetikós vallisoletano, sereno artifex de la ataraxia,
ResponderEliminar¡salve!
No tan serenissimus, jardinero.
ResponderEliminarMe dediqué ayer por la noche a ver la página que me señalaste. Me quedo con el alma desnuda de la poeta poemática, es decir, de la mujer. La parafernalia adhoc de estos actos me resbalan más, incluso creo que Chantal también sufría. Por lo demás, ¿qué decirte que no sepas? Hay que escucharle sobrecogido, concentrado y con los ojos cerrados.
Transcribo la dirección, por si alguien quiere acceder a Chantal Maillard...
http://www.saladevideoonline.com/Generacióndel27
Gracias ad aeternum por tus informaciones secretas, jaj.
Salvémonos, sí.
Fackel:
ResponderEliminarcelebro que te gustara. Con ese material haré una entrada próximamente.
Y sí que te veo serenissimus, pero con la rabia siempre afilada... no hay contradicción en ello, ¿no crees?
abrazos
Me gusta. Mucho.
ResponderEliminarAquí, me alegro que te haya gustado lo de Chantal Maillard y si también lo de estas piedras, pues también me alegro. Buen y gozoso día de los Inocentes.
ResponderEliminarSus poemas son de una belleza abrumadora para mi gusto.
ResponderEliminarEs dificil encontrar poemas como el siguiente dedicado al hombre.
La mayoría son de quejas sobre abandonos y penas.
Y la foto es maravillosa.
Te supe frágil y desnudo,
tan frágil eras, tan desnudo
que se quebró tu sombra al respirar.
Abrí la puerta y las voces del agua
adoptaron la forma de tu cuerpo.
Tan leve parecías, tan al borde
de ti
que la noche aprendió
el modo de dormirse sobre el rio.