¿Por qué a él sí y a ella no? El desfile atrae la mirada de los hombres de todas las edades. Pero ella mira en dirección contraria. Porque su visión no llega desde el plano que ocupa. O porque su gesto cargado de angustiosa solicitud reclama otro objeto de atención más importante, ser tenida en cuenta. ¿Pudo ser decisiva esa actitud? ¿O se trataba sólamente de una actitud más de las habituales y cotidianas? Hoy, instalada en la vicepresidencia del holding empresarial desde donde contempla otros desfiles y otras caravanas de decisiones, al observar la fotografía, ésta le parece una anécdota. No puede evitar una sonrisa maliciosa, casi de placer obsceno. No puede evitar tampoco un rictus de frustración muy hondo por un recuerdo casi olvidado en su trastienda. El pasado no se puede cambiar con la ascensión del presente. Y eso le duele, a pesar de sus triunfos.
(Stelios Tsagris, foto)
Haz feliz al perro; no cuesta nada.
Hace 7 minutos
Pues sí, F, es como una metáfora de la vida. Se puede alcanzar algo, pero no siempre se recupera lo perdido. La fotografía riene un poder enorme, invita a sacar conclusiones o a imaginar.
ResponderEliminarSaludos siempre gratos.
Hola Pablo. Gracias por tu opinión estimulante. Metáforas, una vez más. Coincido con tu punto de vista.
ResponderEliminarSalud.