Le tientan los llamadores, ya ha reproducido varios. Algo que ha caído en desuso pero que está cargado de simbolismo. En los puestos y tiendas de los chamarileros se pueden encontrar. Las manos que están a todas las quitaron de las puertas o de los derribos. Pero su sitio es ése, colocados en vertical. Es extremadamente curiosa su atracción por los llamadores, sí.
Gracias por tu comentario. El llamador es un elemento que se utilizaba en mi niñez, y eso que entonces las puertas estaban más abiertas que ahora. Pero ya se sabía: el cartero, el lechero, el panadero...y si la llamada era más brusca e insistente, la policía, desgraciadamente. En muchos pueblos de la España profunda siguen figurando en las puertas de las casas, y por lo que he visto últimamente en Portugal también.
"Yo he elegido ser un poeta troyano. Pertenezco decididamente a la facción de los perdedores: los perdedores, privados del derecho a dejar huella de su derrota, privados hasta del derecho a proclamarla. Ahora bien, acepto la derrota, no la rendición". Poeta palestino Mahmud Darwish.
EL PASEANTE VALLISOLETANO
LAS FRANCESAS. UN CLAUSTRO CONVENTUAL DE LUJO DE HACE SIGLOS INCRUSTADO EN LA ARQUITECTURA DE HOY
TÚ, LA EVANESCENTE
El alma condenada. De Bernini a Bartolozzi
CHITÓN
El mar de Aral
LA SILLA DE K
TAKLAMAKÁN
DICHOS Y CONTRADICHOS
LA DAME AU CHIEN
EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA
"-¡Ay! -respondió Sancho llorando-. No se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo, y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía."
Le tientan los llamadores, ya ha reproducido varios. Algo que ha caído en desuso pero que está cargado de simbolismo. En los puestos y tiendas de los chamarileros se pueden encontrar. Las manos que están a todas las quitaron de las puertas o de los derribos. Pero su sitio es ése, colocados en vertical. Es extremadamente curiosa su atracción por los llamadores, sí.
ResponderEliminarSaludos, intenresante blog.
Gracias por tu comentario. El llamador es un elemento que se utilizaba en mi niñez, y eso que entonces las puertas estaban más abiertas que ahora. Pero ya se sabía: el cartero, el lechero, el panadero...y si la llamada era más brusca e insistente, la policía, desgraciadamente. En muchos pueblos de la España profunda siguen figurando en las puertas de las casas, y por lo que he visto últimamente en Portugal también.
ResponderEliminarVuelve cuando quieras, Armando.