(Invocaciones I)
Alargas el brazo. Extiendes la mano. Inadvertidamente. O sólo disimuladamente. Hay en tu gesto un aire de ir y no ir contigo. No la tiendes abierta. Sería demasiado explícito. La acercas sujetando una partícula misteriosa. Para percibir qué es hay que acercarse a ella. Entonces ya no eres tú. Soy yo quien avanza otro peón. Al mirar de lado dotas a tu actitud de cierto desentendimiento. Como esperando mi reacción. ¿Y si no reacciono? Seguramente seguirás pasiva. ¿Y si me aparto? Adoptarás una retirada delicada. La pregunta que me hago en el tono más bajo posible es doble. ¿Habrá una pizca de elemento entre sus dedos? ¿Deberé acercarme a comprobarlo? Lo que para ti es una apuesta, con margen de fuga encubierta, supone para mi una apertura. ¿Cómo en el juego de mesa? Juegas con otros poderes, pero vamos a reconocer que su fuerza llega del exterior. El aire que mueve tu cabellera, por ejemplo. El torso que te provee de una ventaja, por ejemplo. El torso es tuyo, ya lo sé. El viento lo atrapaste hace tiempo, no lo dudo. Pero ambos te fueron viniendo casi inesperadamente. Hasta que un día te diste cuenta de que cuerpo y aire estaban hechos el uno para el otro. Entiendo que muestres tu mano en una actitud pusilánime. Temes que esa comunión entre energías se rompa si yo interfiero. Pero yo sólo miro. Yo sólo dudo. No puedo ocultarte que lo que hasta ahora estaba siendo una tensión de miradas sobre ti quiere ser una aproximación diferente. Cierto ardor que va adquiriendo consistencia de deseo se mueve entre la neblina de mis silencios. No se sabe si es el viento o bien tu textura el que recela de mi intrusión. Como yo no sé si quiero o no liberar las distancias. Mientras permaneces con ese ademán de ofrecimiento sagaz, más me desconciertan mis propios interrogantes. ¿Y si tomo la mano y no hay nada? Es decir, ¿y si ella despega esos dedos largos y fuertes, de yemas ovaladas y uñas consistentes e insinuadamente góticas, y sólo queda la flotación inerte de unas manos ausentes? Es tan cercano y a la vez tan remoto el recorrido de una decisión. Por un momento he dudado de mi imaginación y veo un fondo difuminado que se aleja. Mi visión se queda fija en el rasgo de grabado de Durero que exhibe tu mano. Me invade la aprensión de que en cualquier momento puede retirarse también hacia un plano más disuelto, donde sea difícil ya percibirla. ¿Deberé mover ficha?
(La imagen es de la fotógrafa de origen brasileño Mona Khun)
Fíjate yo la encontré con la mano abierta . En donde aparentemente no hay nada, lo encuentro todo.
ResponderEliminarEntonces comprendí muy bien aquella entrada tuya que comenzaba Hubo un momento esta tarde en que, a pesar del sol, la luz era gris...
Pues también es mi obsesión era esa piel que corresponde a una fuente. Iba a verla cada tarde. Como un vicio, mi debilidad.Mi última plegaria.
Por más fotos que le hice, que le hago, nunca sabré llenarme lo suficientemente de ella.
"En donde aparentemente no hay nada lo encuentro todo..." Qué bella expresión...
ResponderEliminarHáblame de esa fuente...si no tienes inconveniente
Las fuentes de esta ciudad, en general me inquietan. Pero esta..., Ésta. En realidad no es "esta" es ella. Es una fuente circular, con dos alturas diferentes y 6 personajes alrededor de-sobre- ella.
ResponderEliminarNo conozco su historia, pero tampoco me interesa. Sólo me interesa ella.
Desde que vi ese gesto...
La perfección de su cuerpo, su exquisita elegancia. Su ligera inclinación, se apoya sobre la otra mano que tú no ves. La delicadeza infinita de su mano ahuecada. Su desnudez me desnuda a mí. Una y otra vez. A veces me confunde y no sé si ofrece o pide o exclama ¿Hacía dónde miras? ¿Por qué no me contienes a mí en tu mirada desierta?
Intento llevarme su esencia, el resto humano, pero mi camara queda exenta. Tendrías que ver sus pies, son como un milagro. La belleza es hiriente. Creí haberlos puesto en algun lugar pero me pasa que de las cosas graves, sólo hablo apenas. Me invade la aprensión de que en cualquier momento puede retirarse también hacia un plano más disuelto, donde sea difícil ya percibirla. También me invade a mí.
Qué frase tan enigmática..."me invade la aprensión de que en un momento puede retirarse..." Qué curiosa identificación...Cada cual sabe, ¿verdad?
ResponderEliminarTan curiosa como todas tus otras frases.
ResponderEliminar