Hay palabras y terminologías que al solo mencionarlas y tratar de aplicárnoslas en nuestra actualidad sentimos rechazo. Nos parecen desmesuradas, demagógicas, fuera del tiempo. Una de ellas es esclavitud o su personalización, esclavo. De hecho el término se usa de forma más metafórica que de significado real. No seas esclavo de...quiere decir simplemente no dependas o no te ates o no sucumbas a tal práctica o a tal persona o a tal moda. No tiene la caracterización antigua, o no tan antigua, de dependencia de la vida individual de manera total a un amo o un sistema, dependiendo de la condición social donde se haya nacido. Ciertamente aquella condición, donde no había márgenes porque no había reconocimiento de derechos ni patrimonio ni seguridad, hoy se ha reducido considerablemente, probablemente algo quede. Pero tras la conquista de derechos y la asunción de ese concepto esquivo denominado dignidad humana, la libertad supuestamente conquistada sigue siendo un señuelo y tiene un precio. Los medios de que dispongas definen tus márgenes de libertad. Habrá quien piense que eres libre en tu fuero interno, en tu pensamiento, en tu buena voluntad, en tus intenciones colaborativas o a los ojos de una deidad, que dirán los religiosos. ¿De verdad nos creemos que es así? Me hace pensar en ello Fernando Pessoa cuando leo en su Libro del desasosiego: "La esclavitud es la ley de la vida, y no existe otra ley, porque esta ha de cumplirse, sin revuelta posible ni refugio que descubrir. Unos nacen esclavos, otros se hacen esclavos, y a otros la esclavitud les es impuesta. El amor cobarde que todos tenemos a la libertad -que, de tenerla, la extrañaríamos como cosa nueva, repudiándola- es la verdadera señal de la tragedia de nuestra esclavitud".
Cuestión de amor cobarde, pues el amor es el otro cebo con el que seguimos obnubilándonos y creyendo ser lo que no somos. Pero mientras, sigamos tirando.
*Máscaras de teatro del Museo de Lípari.
Somos esclavos de nuestra propia cobardía, que nos impide actuar para ayudar a dejar de serlo.
ResponderEliminarSaludos.
Asumo tu idea.
EliminarPara unos, la libertad está en poderse tomar unas cañas, del resto no hablamos, son unos hijos de fruta.
ResponderEliminarSaludos
También lo asumo y agradezco no menciones al personaje mediocre que utilizó una expresión soez pero no tuvo la valentía de reconocerlo después.
EliminarLa cuantía de la cuenta bancaria es directamente proporcional a la longitud de la cadena que nos ata.
ResponderEliminarEl vértigo de la libertad lo debe gestionar casa uno; el problema es no tenerla para gestionarla.
Abrazooo
Claro que el problema es no tenerla, pero también es triste que teniendo ciertos márgenes no sean utilizados en la busca de una cierta y noble libertad participada, aunque su vértigo resida en cada cual.
EliminarAcho que nem nos nossos pensamentos somos livres... há sempre qualquer coisa que nos condiciona, bloqueia...e muitas vezes, não sabemos o verdadeiro nome...
ResponderEliminarComo sempre, um texto interessante para meditar....
Beijos e abraços
Marta
La libertad reside más en el ejercicio que en la consecución de un logro. Hay que contar con las influencias externas y distinguir las que nos benefician de las que nos perjudican. Las que nos hacen ver con cierta claridad de las que nos pretender manipular. Saúde.
EliminarVivimos, pues, viviendo lo que no somos, ¿no?
ResponderEliminarA estas alturas uno no sabe si es lo que aparenta o lo que no se alcanza a ser. Pero sigamos viviendo, con todas sus consecuencias (y hay unas cuantas)
EliminarLa cobardía es una propiedad o ingrediente de los vivientes, cuanta más pese enn cada cual y en su reflejo social más pérdida de los espacios de libertad se dará. Y entonces, la individual de poco servirá, puede que para consolación.
ResponderEliminarAnder
No puedo quitarte razón, Ander.
EliminarNecessitar respirar, menjar, dormir, ens fa esclaus per una banda. Per l'altra, mentre sigui veritat l'aforisme de Kafka que diu que "Comprendre la felicitat que el terra que trepitges no pot ser més gran que els dos peus que el cobreixen", jo no me'n sentiré, d'esclava.
ResponderEliminarChéjov: "Se suele decir que al hombre dos metros de tierra le bastan. Pero esos dos metros le bastan a un cadáver, no a un hombre" (Cuento 'La grosella')
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