Miré a Else desde el rincón donde acostumbraba a sentarme en en el café Josty. Debatía con un grupo de hombres, que se expresaban unas veces con risas, otras con vehemencia. No llevaba la iniciativa con comentarios estridentes ni parecía que fuera ella quien plantease los temas. Sin embargo, todos recababan su opinión. Tuve la impresión de que con cierta frecuencia se abstraía, ausentándose discretamente de la conversación. Ignorando las palabras gruesas con que sus acompañantes defendían causas estéticas o proponían ideas descabelladas. Huyendo de virulencias y malas caras. Ya se sabe, de esa actitud típica de artistas y escritores que necesitan apaciguar sus propias soledades alimentándose de ruidos externos de los que posteriormente van a disentir. Pero ella se mantenía serena. Y sus palabras, cuando venían al caso, se emitían con prudencia y a la vez con precisión.
Y en una de esas abstracciones dirigió su mirada hacia mí. No podía ignorar que yo ponía el oído, aunque solo me llegara el tema de conversación cuando aquellos bohemios elevaban el tono. Simulé seguir entregado a mis lecturas. Pero aquella mirada aparentemente inexpresiva me intrigó. No pude evitar interrumpir con más frecuencia mi concentración, al principio de manera espontánea, luego más estudiada, buscando la coincidencia con uno de esos ojeos que ella me dedicaba. ¿Era así de anodina ella ante los desconocidos o se trataba de un estilo paciente?
La respuesta la tuve con su acción. De pronto se había plantado ante mi mesa. Nuestra troupe no le está dejando leer, ¿verdad?, dijo con prudencia. Somos demasiado ruidosos. Los artistas se pelean con los escritores y viceversa, y cuando aparece algún político se unen para atacarle a él. Así son nuestras tertulias. ¿A usted no le interesan las tertulias? Se ve que prefiere entenderse con los libros y con el silencio, ¿es así? No me haga caso, soy una rara avis, eso dicen, me gusta participar de las opiniones jugosas, pero en realidad deseo sentirme un robinsón en una isla como la suya. Y huyo en cuanto puedo de esos territorios donde se pontifica tanto y no se deja títere con cabeza. Porque, a ver, usted que nos habrá estado escudriñando, ¿me ha visto a mí erigirme en papisa de ideas o de facciones? Sin embargo es lo que les gusta a toda esta gente de las artes y de los shows, pretendiendo que están más allá de los mortales y, un error, a salvo de los peores de los mismos mortales. No, no diga nada. ¿Prefiere continuar con su lectura?
No supe abrir la boca. Aquella que me miraba casi tímida resulta ser un torbellino, pensé. Me siento a su lado y me invita a un café o, mejor, a un licor de cerezas, ¿está de acuerdo?, dijo.
Grabado de Christian Schad
Diría que su actitud con los contertulios era una representación dedicada al observador.
ResponderEliminarEsto de leer con un ojo y observar con el otro es complicado.
Él conoce su nombre, pero ella no lo conoce a él.
AbraZooo
Acaso él no sabe nombrarse a sí mismo. Esos de los ojos...no sé si habrá buena observación ni buena lectura, y todo sea simulación, pero el poder de las miradas insistentes y fijas desquicia.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarse ve que Else es lo que ahora llamarían las feministas de la última hornada una "empoderada"...
Ni me gustan las tertulias de la tele (gallineros vergonzosos), ni las de la radio (hatajo de marisabidillos), ni las de los conocidos (siempre me quitan la palabra). En estos casos, a la segunda vez que me cortan, me desentiendo y hago como que sigo escuchando.
Encontrar un buen contertulio es muy difícil.
Salu2.
O simplemente una mujer decidida. No creo debamos martirizarnos con nuevas terminologías de moda. Si quieres las usas y si no pues no. Si son útiles, bien, y si es boutade me da lo mismo. Más me preocupan las neolenguas de los falaces retrógrados que aspiran a dominio universal con apoyo de los necios.
EliminarY sobre tertulias...por supuesto que no veo interés en los gallineros, pero hay excepciones, a mi modo de ver en alguna emisora, depende la tendencia. Y a sabes que en este tema todo es muy subjetivo.Y las físicas se han vuelto muy difíciles, para mí pasaron hace mucho tiempo a la historia. Ahora bien, siempre hay alguien con quien platicar, incluso en advenedizos.
Me ha pasado todo eso que usted cuenta, hasta la parte en la que se planta enfrente de la propia mesa. Eso no me ha pasado ni en sueños, ni en broma. Menos mal, me consuelo egoistamente, es que no sabría cómo reaccionar ni qué decir.
ResponderEliminarDéjese llevar la próxima vez, seguro que se sorprenderá de cómo sale de usted una capacidad de decisión que no imaginaba.
EliminarElse ya tiene quien la mire, aunque sea con un ojo, es empatía en estado puro.
ResponderEliminarSaludos.
O aunque fuera impura y rodada lo que importa es la empatía en sí misma.
EliminarUna forma de ganarse, a quien no tenía controlado.
ResponderEliminarMuy sagaz tú, tal vez, o por cansancio de los controlados.
Eliminar¿Una sola mujer, debatiendo con un grupo de hombres o a la inversa; un hombre ante un grupo de mujeres?
ResponderEliminar—Lo siento; pienso que eso es terreno imposible para la objetividad y mas parecerá una cancha para egos en combate.
En cuanto al ruido... si es en este país, los decibelios estropearán cualquier sonómetro que intente medirlos.
Por supuesto, la objetividad es un término absoluto, así que ciñéndonos a lo relativo es posible un escenario de mujer versus hombres o a la inversa. Por cierto, ¿qué es la objetividad?
EliminarNo es el único país donde hasta el más tonto grita al susurrar, parece contradictorio pero así es. En el ejercicio del coito puede ser de alarma vecinal, pero eso se suele justificar. En fin. De los prepotentes de moto, de la amoto decían en mi pueblo de la ezpaña aeterna, mejor no digamos, tienen que demostrar que les crece su pene entre las meninges y aceleran cual tarados.
Objetividad significa (en mi párrafo) los razonamientos y argumentos no sujetos a prejuicios y acordes a la lógica.
EliminarExcelente precisión. Pero incluso ello sería cuestionado por gentes interesadas en lo suyo.
EliminarEstaria hasta la coronilla de tanta tonteria dicha en esa tertulia, se acerca a quien le gusta y a ligar.
ResponderEliminarO acaso a descubrir nuevas ocurrencias.
EliminarMe gustan las mujeres que me atropellan, que cuando has querido levantar la vista de la carta, han elegido el primer, el segundo plato, y hasta la manera en que acabará la velada :)
ResponderEliminarO sea, las que toman la iniciativa, aunque me parece que eres un visionario. ¿Crees que la carta ya revela el fin de la velada? Pueden suceder tantas cosas (cambios) durante el menú.
EliminarEstrategia de acercamiento discreto que, parece, le dio resultado al lector- escucha.
ResponderEliminarSi no lo pretendía, digamos que se lo encontró sobre la marcha. Y es que un café (ya sé que quedan menos y la cultura de café se lleva poco entre las generaciones nuevas) propicia muchos comportamientos.
EliminarUm encontro de almas gémeas? Tudo pode começar por tomar um simples café e divagar sobre muitos temas...
ResponderEliminarBeijos e abraços
Marta
No estoy seguro que sean precisamente las almas gemelas las que se atraen, a algunos nos han atraído siempre las más diferentes. Las conversaciones entre diferentes dan mucho juego, mucho.
EliminarUna prosa bastante bien escrita. Me ha gustado
ResponderEliminarPaz
Isaac
Se trata de hacer ejercicios a la manera de uno, dicen que es bueno para las neuronas y, consecuentemente, para la reflexión. Gracias, Isaac.
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