Nunca se fueron.
(Suele citarse hasta el aburrimiento aquel cuento de Augusto Monterroso sobre el dinosaurio como el cuento más breve de la historia. Hoy les propongo desde la comunidad castellanoleonesa, con temor, vergüenza y repugnancia, este otro de tres palabras, tan antiguo como el dinosaurio, pero más dramático)
* Fotografía de Francesc Català Roca.
Pues, es verdad, ni se fueron, ni se van, algunas encuestas, más o menos interesadas, hablan que el 15% de la población son amigos mas o menos íntimos, me parecen demasiados, pero yo no he salido a preguntar.
ResponderEliminarSaludos
Pero aquí se les escucha cuando vas por la calle, en un comentario en el bar, porque como han perdido todos los complejos al respecto...Eso sí, demuestran su analfabetismo político.
EliminarPero ahora llevan casco de moto en vez de boina.
ResponderEliminarNo te engañes. Ese tío que se exhibía con el casco había llegado al evento en coche oficial. Deduce.
EliminarPues lo has dejado muy claro, dadas las noticias de lo que pretenden por ahí.
ResponderEliminarY como están tan próximos en pensamiento los que mandan, si es que se puede hablar de pensamiento en su caso, ellos y pensar son términos antitéticos.
EliminarLa foto tiene su miga. Lo dice todo de una españa profunda, aquella de los quince hijos bajo el manto patriarcal del Yugo y las Flechas de las viviendas de 40m2 de protección oficial de Onesimo Redondo.
ResponderEliminarSólo falta Girón y sus loas a primero de mayo.
No se fueron.
Están aquí
No basta citar ese pasado negro. Hoy hay quienes encarnan ese pasado negro con intención de perpetuarlo: las noticias al día están ahí. Por cierto, no son simples salidas de tono. Las referencias de los que nunca se han ido son más las de Trump, Bolsonaro u Orban (fotos hay) que las de otro tiempo.
EliminarNi siquiera mudaron la piel.
ResponderEliminarSe ve que no.
EliminarAquí andan todos enarbolando sus principios y cambiándolos si fuera menester y restaran votos. La política es hoy una exhibición impúdica, las estupideces se suceden y, cuando es necesario, se les de una cobertura mediática para mostrar pecho y que se vea el alma del demócrata que llevan en sus entretelas. Eso de mostrar el latido y la ecografía si la gestante no lo desea es imposible, nadie puede obligarle, las leyes actuales impiden un acto médico de imposición, por otro lado los idiotas que pretendían algo semejante son pura ignorancia, mala gente. Y no es que nunca se fueron, no, es que siempre estarán porque los oportunistas y manipuladores forman parte de la nuestra herencia cainita.
ResponderEliminarLo resumes muy bien: son mala gente, además de oportunistas, trileros y de dudosa capacidad gestora.
EliminarYo difiero respecto a la generalización de que la política es una exhibición impúdica. Matizaría en que lo es para un sector ávido de poder desde décadas, que aceptaron de manera falsa el nuevo tiempo democrático, pero tal vez confiando en que ellos conseguirían permanecer en la gobernación del país de modo permanente. Que el gobierno del país iba a ser siempre de ellos. La política sirve y mucho. Para cambiar legislativamente y adaptarse a las circunstancias humanas, fundamentalmente. Para dar respuestas y satisfacer necesidades. Eso es una sana política. No es sana política poner palos en las ruedas, retraerse a un pasado que se suponía superado y aceptar las peores condiciones de los poderes fácticos, que siempre buscan obtener sus beneficios a costa de toda la sociedad civil. Esa actitud perversa se halla, a mi criterio, en un sector determinado, no en todos los políticos. Para ese sector sería o es un triunfo que la política esté desprestigiada, que no se vea verdad en ella, que esté disociada de la ética y que no se abra y se respete como una conquista colectiva que compromete a todos los ciudadanos.
Cuando encima te enteras que ese sector doble de la derecha cavernícola utiliza como modelos las prácticas de Orban, por ejemplo, te das cuenta de lo incapaces que son de generar nada con personalidad. Tenemos la desgracia de que la tradición democrática española es aún corta en tiempo y espacio, de que la cultura política es tan limitada como la estética y, por lo que se ve, la moral.
Me temo que, lamentablemente, siguen ahí...
ResponderEliminar‘Generación de los cincuenta. Provincia de Cuenca’ (1954), así tituló esta foto Català Roca.
Dejo un enlace muy bien documentado sobre este gran fotógrafo por si le interesa a alguien:
https://fotogasteiz.com/blog/fotografos/francesc-catala-roca-biografia-vida-obra/
Espléndida página de la extraordinaria obra de Català-Roca, se agradece.
EliminarLos que siguen están desacreditados, aunque haya gente que no se dé cuenta.
Versiones locales acá tampoco nos faltan.
ResponderEliminarImagino, a ves, es un fenómeno de tendencia, que se dice ahora. Como lo fue en otro tiempo, pero trajeron barbarie y dolor.
EliminarHoy he visto " Argentina 1985". Allí parece que limpiaron mejor el tema de la dictadura. El fiscal en el discurso de acusación distingue entre memoria y olvido, algo wue me sonó bastante. Sin embargo , políticamente siguen tan mal como aquí. No sé yo si es un tema histórico o es consustancial a nuestra especie.
ResponderEliminarSbrazoo
Esa película me gustó, aunque algunos dicen que no se tratan bien ciertos aspectos, y el papel de Darín magnífico. Los temas de este carácter son universales, no en todas partes se reconcilian a fondo, aquí en gran parte, y por mérito mayor de los que siempre estuvieron perseguidos. Pero las cabras tiran al monte y quieren que los pastos riscosos sean siempre suyos.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarse esconden, se colocan pieles de oveja, se camuflan...
Salu2.
En un sentido solo. En otro, han perdido complejos y vuelven a las andadas.
EliminarQué dolor me inspira la imagen: el que implica la supervivencia. No me extrañan los actuales lodos extendidos.,
ResponderEliminarDoloroso por el pasado y porque acaso lo añoran para el futuro.
EliminarLa poesia il·lustra el que és obvi, deia el dissenyador Milton Glaser, que tenia molt de poeta. I el que és obvi no cal ser demostrat.
ResponderEliminarLo obvio, lo evidente, parece que no es preciso demostrarlo. Pero a veces conviene volver a argumentarlo, porque muchos no se dan por enterados de lo que es obvio.
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