La vestal se asomó al pasado. Vosotras sois lo espectral, no yo, dijo a las ruinas. Pero a nosotras se nos ve y damos testimonio de lo que fue y hubo aquí antes del deterioro, respondieron ellas. Mas ¿y tú? ¿Dónde habitas? ¿Quién te recuerda entre las civilizaciones posteriores a la nuestra? Yo no necesito reencarnarme ni permanecer visible, fui la que fui y serví a quien serví, respondió desprejuiciada la vestal. Las piedras no dan tregua. ¿De qué te sirvió ser oferente si ni siquiera fuiste libre para transmitir a las generaciones el afán de superación? ¿Qué referente de armonía has ofrecido a los hombres? Planteáis mal la cuestión, ruinas lamentables, dice ella con enojo. Yo he prevalecido y progresado a lo largo del tiempo, no sin extremas vicisitudes, y con avances y retrocesos. Soy consciente de que ni siquiera ahora tengo asegurada una meta, pero sobrevivo para hacerla posible. En cambio vuestras construcciones hoy día son testimoniales y agónicas, si bien admirables. Abrieron caminos a la inteligencia creativa de los hombres. Pero eso ya no es vida, como mucho una referencia superada. Sin embargo yo, vestal, empujo a los tiempos para que se nos reconozca e impelo a los hombres para que cambiemos el antiguo curso de la división y los enfrentamientos. Las vestales vivimos en otras dimensiones que eran imposibles de imaginar en los tiempos en que ocupamos vuestros recintos sagrados. ¿Acaso te crees tan pura? ¿Piensas que no te azuzan análogas apetencias a las del otro género?, cuestionan las ruinas. La vestal se defiende altiva y segura. Soy consciente de mis impurezas, pero muchas de ellas no se deben a mí misma por naturaleza, sino a las acciones malévolas de otros y a las circunstancias generadas interesadamente por ellos. Hay algo que a vosotras, ruinas, y a mí nos vincula. Ambas buscamos el sustrato de la vida. Perseguimos o mantenemos el sentido del origen. Reclamamos el elemento virgen que se sigue reproduciendo, más allá de la función, la forma y el destino que nos han deparado entre los humanos y la naturaleza. Perpetuamos la búsqueda: vosotras testificando con vuestra soledad, nosotras generando perspectivas. Ante aquella lógica las ruinas suavizan su opinión. Alabamos que encuentres puntos de convergencia entre tu vida y la nuestra. O entre nuestra muerte y tu vida, si lo prefieres. Y reconocemos con satisfacción que la tuya siga vivificándose, construyéndose día a día, aunque nosotras permanezcamos como un eco en el que también te debes reconocer. ¿Admites al menos que el tesoro que podemos aportar nosotras tiene como nombre Memoria? La vestal no duda. Nadie es propietario de la memoria de lo vivido, simplemente es heredero y transmisor. Al fin y al cabo yo misma ¿acaso no me proyecté más allá de las arquitecturas que en vuestro tiempo y mucho antes de vuestro tiempo fueron identificando a los humanos con la naturaleza que los acogió? Admitid que fue la necesidad lo que impulsó la arquitectura protectora de piedras y de cuerpos. Admitid que fue el mito lo que, cincelando la mente de los hombres, proporcionó imaginación para que forma y técnica plasmaran la Belleza. Ambas, ruinas y vestales, somos en cierto modo fantasmas de un pasado, pero en la medida en que el pasado levantó una y otra vez nuevos presentes pervivimos como esencia de todo tipo de expresiones que han tenido lugar y las que aún están pendientes de manifestarse. Concedo que estos son los tiempos de las ruinas por excelencia, y que vuestra presencia no es un mero hecho a mirar de paso sino que incita a nuevas generaciones a su interpretación. Pero también es el tiempo de las vestales liberadas como nunca fue antes. Si miráis en vuestro entorno, ¿no veis una pléyade de humanos de toda condición entregada a vuestro servicio y reconocimiento? Si hoy día las vestales no nos afianzáramos libres, ¿creéis que vosotras, ruinas apreciadas, ibais a tener sentido para los futuros pobladores del mundo?
(Fotografía de Ferdinando Scianna)
Un hermoso texto que disfruté mucho leyendo. dejando mi alabanza
ResponderEliminar.
saludos amigos
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Pensamientos poéticos y ensoñaciones
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Me alegro, Ricardo, gracias por participar de lo imaginario.
EliminarPreciosa fotografía e interesante diálogo el que mantienen.
ResponderEliminarEnhorabuena Fackel.
Disfruta la tarde que está increíble.
Adriana
Sí, la foto me impactó; hay todo un diálogo en ella. ¡Sin necesidad de palabras!
EliminarTarde de febrero.
Tudo é o palco onde a História se desenrola....abre o caminho às memórias, fantasias, discursos inflamados e ao esquecimento também... E à renovação de valores...
ResponderEliminarInteressante como sempre...
Beijos e abraços
Marta
Hay imágenes que hacen pensar: la naturaleza dialoga: diálogo entre cuerpos: el cuerpo de la arquitectura de piedra y el cuerpo de un ser humano.
EliminarNo le falta razón a la vestal, pero las piedras aguantan vengan chaparrones o heladas. La carne siempre es, además de débil, perecedera. Nuestro destino.
ResponderEliminarUn saludo.
Pero muy desgastadas. La acanaladura de las columnas a corta distancia se advierte maltrecha. La erosión existe. Las ruinas luchan contra la temporalidad. También tendrán su fin (salvo tratamientos químicos y cuidados de los técnicos) La carne es sumamente perecedera, pero es tan intensa mientras tiene vida...Destino: fin: meta: nada.
EliminarVeo un poco engreída a la Sra. Vestal (ahora también se usa eso de "empoderada"). Ya para empezar, revolucionaria, vistiendo de negro.
ResponderEliminarEvidentemente no puede ser otra cosa que una vestal transportada en el tiempo, porque el "empoderamiento" es el signo de estos tiempos que vivimos.
Empoderado/a es uno de esos términos que se ponen de moda y que me cuesta digerir. Del participio de Empoderar se transforma por mor de periodistas, políticos, activistas y tertulianos en adjetivo, y no lo es. Hoy cualquiera es empoderado, y en mis tiempos ¿qué éramos?
EliminarRAE:
empoderar
De en- y poder2.
1. tr. Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido. U. t. c. prnl.
2. tr. Dar a alguien autoridad, influencia o conocimiento para hacer algo. U. t. c. prnl.
3. tr. desus. apoderar. Era u. t. c. prnl.
En tu tiempo, que es el mismo que el mío, empoderados (as) no éramos. Más bien un tanto "empotrados" y poco más.
EliminarY si forma parte de esos términos tertulianeros, como otros, que se ponen de moda y quedan "guai" Uno que me hace sudar los dientes el el término "inclusivo" o la expresión "poner en valor"
En fin Fermín, esto no tiene fin.
Me has hecho reír abundantemente. Y reír conlleva pensar. Empotradísimos: religión católica, escuela o colegio, familia, Estado dictatorial, moral hipócrita. Con decir a quien lea esto de otras generaciones que niños y niñas estábamos ultraseparados...Un secuestro toal aquel tiempo, pero no obstante crecimos, vadeamos la mierda y nos alzamos por encima de tanta miseria. Y ahora lo políticamente correcto, que contiene gérmenes de aquello otro, a mi ya me dieron una pero no me dan dos. O si me la dan no la reconozco. Nada, que todo es efímero, y hay que sobrevivir, Nox, yo solo voy a permitir que me secuestre mi propia naturaleza. Y aun y todo...Apúntate.
EliminarCreo que yo también estoy "emparedado", como el queso entre pan.
EliminarJejeje.
Nuevos saludos.
Pues un término bastante duro el de emparedado: lo normal es que se piense en eso del queso, pero emparedados hubo, no tan alimenticios.
EliminarLas vestales las intuyo ruinas del recuerdo, como tales hace tanto que dejaron de existir, quizá aquella madre que nos guiaba.
ResponderEliminarLos restos arqueológicos la memoria que se resiste a dejar de ser. Seguramente estoy equivocado, pero aprovecho y te saludo.
Las vestales las veo evolucionadas en múltiples formas a través de la historia; naturalmente en el relato la vestal es una excusa; la mujer es una realidad.
EliminarNo estás equivocado, son puntos de vista.
Pues esto ultimo que jas puesto era lo que iba a aportar yo, copión. Creo que la chica late a 70 pulsaciones por minuto, y la ruinas a 70 pulsaciones por año, y que las dos moriran con el mismo numero de pulsaciones.
ResponderEliminarY un apunte visual curioso, pero sin significado alguno que yo alcance a ver, es que la chica pintada de gris no desentonaria, pero las ruina pintadas de carne o de negro...
Salud
Viva ese ingenio sarcástico e iluminador, Gabi. No obstante, el negro en la tradición mediterránea de los últimos siglos está muy extendido. Naturalmente, sus significados se las traen; cómo sienta a los cuerpos, ni te cuento.
Eliminar"Nadie es propietario de la memoria de lo vivido" me quedo con esa reflexión. Ni piedra, ni vestal, ni historiador que intente contar lo que pasó podrá recomponer ni transmitir lo que sucedió tal cual fue, porque siempre de cualquier hecho hay múltiples aristas que se escapan a la parcialidad que cualquier observador pretenda tener. Como siempre nos haces pensar. Gracias
ResponderEliminarPero hay que realizar aproximaciones, hacernos con datos, tratar de interpretar siquiera parcialmente y hacernos una idea de conjunto o incluso precisa en ciertos órdenes de vida del pasado. La información varía según la fuente, el yacimiento y los textos heredados. En efecto, nadie es propietario del pasado. Por eso me repugnan los historiadores de los regímenes dictatoriales o los que niegan el pasado por vías expeditivas, tales como las religiones fanáticas que se hacen valer a través del terror. Ejemplos recientes hay unos cuantos.
EliminarNo sé porque me cuesta ver cualquier tipo de ruinas ( de las gigantescas) y no sentir que fueron creadas por geniales arquitectos a las órdenes de locos dictadores y pagadas con miles de vidas humanas. Como las vestales mismas esclavas del cuidado del fuego y sin poder conocer varón. Me gusta mucho leer tus textos que tengan personajes de la historia y les des vida. La fotografía es impresionante. Parece muy antigua. Saludos Fackel.
ResponderEliminarHa habido de todo, Lyliam. Pero obviamente las construcciones grandes -o medianas, pero que han pasado a la historia, digamos- han sido patrocinadas o fomentadas por instituciones del poder. Sean realezas, religiones o cualquier otro ente autócrata, o simplemente personajes de gran riqueza, nobles o funcionarios de alto rango de un Estado, aunque hayan participado gremios, técnicos y mano de obra mejor o peor pagada o esclava en ocasiones. Todo ello habría que matizar. Ha habido dictadores locos y autócratas cuerdos, muchas obras se han hecho para prestigio personal, acaso todas, solo que algunas directamente para gloria del gobernante de turno y otras indirectamente invocando dioses, por ejemplo. No creas, las vestales acaso no eran tan vestales, y existía la prostitución sagrada también, o sea que...
EliminarNo creo que la foto sea muy antigua, vamos del siglo XX avanzado, porque Scianna el autor nació en 1943 y aún vive, si buscas en google verás muchas imágenes suyas, a mí me gustan mucho.
. No es antigua ( o lo es tanto como mi carrera fotog.) Principios de los 80. Si no estoy equivocado, esta foto forma parte de un portfolio de moda que presentó para conseguir trabajar para la empresa Dolce y Gabana (no sé si se escribe así)
EliminarMira, no sabía eso, gracias por la precisión.
EliminarMe gustan tus textos fon diferentes y evocadores.
ResponderEliminarGracias; que sea para bien, Joaquín.
EliminarInteresante diálogo que hace pensar. Eso... ya es mucho en estos tiempos de dejarse llevar por el pensamiento único.
ResponderEliminarUna vestal en correspondencia con un edificio. Interesante propuesta.
Quizás la memoria de todas las cosas resida en la memoria colectiva de la especie.
Pensamiento único, pensamiento pseudo y convencional y carencia de ejercicio de pensamientos suelen ir de la mano.
EliminarLa mujer sigue siendo columna en el mundo.
Fíjate que yo cuestionaría la memoria colectiva si solo es cultural, salvo que esté tan soterrada como inadvertida, pero si se mantiene la evolución biológica constructiva me conformo.
La vestal luce un tanto altiva aunque al final se llega a entender con las ruinas. Tal vez esté molesta porque a diferencia ellas, deterioradas por el paso del tiempo, la vestal fue destituida por sus semejantes que decidieron acomodarse al cristianismo.
ResponderEliminarBesos!!
Da para pensar cómo se destruye una cultura -y ¿hasta qué punto se autodestruye?- o cómo nuevos poderes, o la alianza entre ideas dispersas y los poderes interesados en utilizarlas (y viceversa) pueden configurar culturas nuevas en el pasado.
EliminarMe parecen que los argumentos de la vestal son contundentes.
ResponderEliminarComentaron que las vestales estaban imposibilitadas de conocer al varón. Creo que no era así al principio. Que incluso alguna se enamoró de una vestal. Y la raptó, lo que ahora estaría mal visto. Pero eran otros tiempos.
Y luego, es posible que alguna vestal haya eludido alguna regla.
Saludos.
Sí, la función vestal era más compleja y cambiante, no pretendo aquí atenerme a lo que fue, sino jugar con su presencia y por extensión con todas las presencias femeninas que en las sucesivas arquitecturas sociales del planeta han sido.
EliminarAy, las reglas...eludidas por tirios y troyanos.
Los fuegos de Pompeya, un capítulo de Doctor Who, con vestales y una catástrofe inminente.
ResponderEliminarhttps://www.dailymotion.com/video/x84n3h7?playlist=x6nvqp
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¿Una serie tv? Voy a ver qué me cuenta, muchas gracias.
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