A Mizaru le habían dicho que no mirara. Si no miras no ves, le habían dicho. Si no ves hay una parte de ti que no padece de cuanto acontece en el mundo. Podrás hablar, oír o tocar, si te place, aunque siempre te preguntarás que si no ves sobre aquello que dices o que escuchas o que palpas cómo vas a levantar una imagen o una montaña de imágenes. Ah, ¿eso es todo?, te insistirán. Las imágenes las crea y magnifica la mente, será un diseño a tu gusto. Y tú: quiero ver sin imaginar, viendo cuantas formas y manifestaciones existan veré después el modo de adaptarlas a una deriva en mi cerebro. Entonces te consolarán diciéndote que la privación sensorial conlleva una parte de carencia de dolor, y eso es gratificante. Y cuando levantes tímidamente la voz para sugerir que estás dispuesto a arriesgarte al dolor para advertir con plenitud la belleza te acallarán. Qué dices, exclamarán, lo hermoso no está hecho para quien no tiene actitud de ver. Pero yo quiero, yo sé, yo necesito abrir mis ojos a cuanto la vida depara en su exuberancia. Con estas palabras te defenderás. Los otros dirán que la belleza se percibe por caminos de diferente visualización, incluso insospechados. Que los sentidos restantes te proporcionarán placeres que no imaginas y que la ausencia de una porción considerable de dolor también cuenta como belleza. Una voz destaca por encima de las demás. ¿Estás dispuesto a aumentar la dosis dolorosa que vas a recibir en cuanto compruebes con la vista la variada fealdad de las conductas humanas, la alteración del paisaje o la desagradable gesticulación de los rostros cínicos? En ese momento dudarás. No sabrás si preguntar porque temes que no te respondan verdad. Solamente permanecerás callado y de pronto, humilde, encogido, con tenue tono exclamarás: pero me habían dicho que se nace para contemplar la belleza.
Haz feliz al perro; no cuesta nada.
Hace 3 minutos
Ver para conocer, conocer para pensar, pensar para soñar y construir. todo está relacionado. No se puede pretender recortar la realidad para contemplar sólo lo que nos gusta. No da buen resultado. Uno terminaría auto engañandose, sobreviviendo en una burbuja de falsedades.
ResponderEliminarGracias por ponernos a pensar. Un abrazo
Pero ¿te das cuenta que vivimos cuarteándonos? Es decir, sorteando unas partes y otras de la vida y siempre, como dirían los católicos, con la cruz a cuestas. La persecución de la belleza tal vez sea más minoritaria de lo que pensamos, a pesar de la publicidad y la bobaliconería que las formas impregnan. En fin, que cada cual lo vea como se le dé dado pero que no impida a otros ver.
EliminarEs cierto que tenemos tendencia a ver la realidad fragmentada, muchas veces para intentar protegernos de la desesperanza, pero creo que no está en nuestra humanidad la capacidad de ser totalmente objetivos frente a los hechos. Siempre impregnaremos nuestra manera de comprender la vida según nuestros propios cánones, tanto de belleza como de integridad y muchas veces, quizás inconscientemente, no aceptamos que los otros tengan sus propios cánones. No nos entra en la cabeza. No hablo ya de censuras, que eso ni se discute, hay que desterrarlo (aunque si hilamos fino, no todos estamos muy seguros de llevar esa premisa hasta el final)
EliminarTotalmente de acuerdo, Neo. Nada sé añadir. Gracias por aportar claridad.
Eliminar1- Acabo de escribir un comentario largote y pretencioso que se me ha borrado. Bien.
Eliminar2- La linea va fatal y me esta haciendo jugarretas.
3- Me refería a la cruzeta como base histórica de cualquier edificación factible de posterior derrumbe.
Di al intro para que no se me borrara el comentario.
EliminarSigo. Acabo de escribir algo sobre el COMO y el POR QUÉ pero no me ha gustado por dogmático lo cual sumado a una mala conexión ha acabado en borradores.
Respecto al concepto cristiano de cruz...pero no ves que en las colectividades "vende" mucho más el morbo que el análisis desinteresado. Forma parte de nuestra naturaleza y quienes lo sepan administrar poseen las claves de un poder que abomino. De todos modos entre los planos emocionales mas primitivos funciona, debe formar parte de de lo que hemos dado en llamar proceso evolutivo.
Tienes la negra con los comments, hermana.
EliminarEn efecto, por ahí van los tiros al menos desde los tiempos del Crucificado, supongo que antes otro tanto, al fin y al cabo los morbosos del cristianismo tomaron como referencia Roma, donde el morbo era largo, amplio y semipensionista. Tú que conoces los USA, ¿no ves el morbo que apoya al ínclito mercader que preside el país?
EliminarYes shameful.
ResponderEliminarVery very shameful, sister. Parece que es la tónica o moda o tendencia o estilo o como quieras llamarlo que cunde por el mundo, y lo peor es la carga de profundidad que habrá detrás cara al futuro, como cundieron en otro tiempo en Europa los totalitarismos de nombres varios.
EliminarHoy, después de leer el comentario, me he dedicado a visionar la página.
ResponderEliminarLa foto de la bella dama que tiene el cabello como las ramas de árbol me recuerda a un retrato de Rosetti, el prerafaelista. Movimiento del que soy un enamorado confeso.
Salut.
Es Maya Deren, genial, pásate por:
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=YSY0TA-ttMA
El post surrealismo en acción, a mí me gusta ese tipo de imágenes.
Veamos, aunque gocemos poco y padezcamos mucho. ¿No es la vida una sucesión de pequeñas alegrías y penas ensartadas al rosario de rutinas?
ResponderEliminarNaturalmente. La accidentalidad de la vida lo es tanto para los aspectos favorables como para los hostiles. Pongo un ejemplo. Una guerra, y no te cuento si es civil, es lo más terrible que hay probablemente, por ella pueden llegar y llegan todas muchas desgracias mayores. Bien, paradojas. Si la guerra desatada como reacción al golpe anticonstitucional no se hubiera dado yo, por ejemplo, no estaría aquí. Accidentalidad, contradicciones, paradojas,caos, acción, reacción, geometrías de la historia. ¿No es todo chocante? Y si lo analizas en frío, comparando con zonas del mundo que lo pasan fatal o con gente de nuestro entorno víctima de crisis directas o enfermedades las rutinas saben a poco. Más cornás da el hambre.
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