"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





lunes, 19 de septiembre de 2011

¿clamor o silencio?





"Señor, pensad que no nos entendemos nosotros mismos y que no sabemos lo que queremos, que nos alejamos infinitamente de lo que deseamos".

Teresa de Jesús



La naturaleza nunca se pregunta
y sin embargo actúa

somos ella también
una especie de afinamiento complejo
¿más o menos intrincado que otras formaciones?

una pregunta para no perder de vista
no solucionada no concluida e inagotable
para responderla tendrían que hablar otras especies
otras manifestaciones otros comportamientos
posiblemente hablan lo hacen sin parar
pero no entendemos sus lenguajes que nos parecen desbocados
y hay infinidad de ellos en el llamado universo

incluso la palabra universo
tan asépticamente humana
se queda coja e insuficiente cuando se utiliza para mirar
en una dirección única
porque eso que llamamos universo es el poliedro con más caras que cabe imaginar
desbordando nuestra imaginación y nuestros cálculos
son rostros ocultos rostros a media luz rostros aparentemente visibles
superficies sobre las que se acumulan planos y planos
entre los que crecen nuevas vidas

cuantificar simplemente sus dimensiones y límites
no pasa de resultar un acertijo
ejercicios para noches insomnes o tertulias
de ociosos que se creen ilustrados

unas preguntas generarán siempre otras
porque la naturaleza nunca permanece
su quietud es sinónimo de muerte
premonición de muerte
prueba a arrancar una flor y observa
e incluso en su desarraigo letal será otra cosa

es la condición humana preguntarse
pero ¿por qué hacerlo encumbrándonos?
para obtener partículas de respuesta de la naturaleza
nuestra herramienta efectiva debe ser la modestia
nuestra actitud tiene que consistir en ir hacia ella y sentirnos dentro de ella
sé que predico en el desierto y vamos cuenta atrás

pocos parecen darse cuenta
¿o no son pocos pero tampoco suficientes?

cuestionamos según nuestra percepción y es inevitable
pero hasta nuestra percepción debe cambiar
percibir es el vestíbulo de nuestros primeros pasos de supervivencia
a veces no pasamos de los primeros pasos
siempre estamos dando primeros pasos
y cuando realmente hay un atisbo de avanzar dentro de la naturaleza
aliados con la naturaleza reconociéndonos en nuestra filiación constante con ella
lo paramos

a los hombres nos guía la torpe inclinación a preservar la ignorancia
la incomprensión la disociación con el mundo del que procedemos
y que no identificamos

reconozcamos que no podemos independizarnos de él
porque cualquier apartamiento de ese mundo
de la Tierra de nuestros espacios interiores de las circunstancias siderales
cualquier hacer y cualquier visión dándole la espalda
profetiza nuestro fin

la naturaleza nos ignora
y no obstante actúa

los objetos que consideramos tales son en realidad sujetos

debemos entender que aquello que creemos que existe para nuestro beneficio
existe sobre todo por sí mismo y en simbiosis con otras instancias

debemos aceptar que los comportamientos dispares, los paisajes, la luz,
los elementos, los individuos de todas las especies, incluso
las que tiene menor volumen y habitan en las profundidades de todo
en cada uno de los agujeros y de las pieles con su forma y su ámbito acogedor
viven sin que sepan que vivimos
y no permanecen jamás repetidamente

dos luces no son iguales
dos colores no son iguales
dos semillas
dos estrellas
dos manos
dos amantes
dos caricias
dos instantes
dos miradas
no se repiten

se impone recuperar el pacto roto con los otros mundos
y corregir el ultraje
o nuestras vidas serán solamente espejismos
y un fatigoso y cada vez más enredado bucle que nos acabará estrangulando

¿veis? al final pienso como un humano más
de la sociedad perdida de nuestro tiempo
como si uno fuera el corazón de la vida
torpe y necio de mí

el clamor se parte contra el silencio
demasiado vívido.

6 comentarios:

  1. La vida nos vive, nada más. La personalidad es un subterfugio, nada más; parece real - como cualquier juego. Unos sabemos jugar mejor y otros peor, al final siempre se nos acaba el tiempo. Al final y en el mejor de los casos la espiral, pero para eso hay que tener voluntad de movimiento, no vale la inercia.
    Y el ser humano tiende a instalarse en ella con mayor frecuencia de lo deseable.
    Lo cierto es que en este caso no estoy de acuerdo con la santa, aunque de haber nacido en otro tiempo no me habría atrevido a contradecirla. Beso.

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  2. EmeJ. Tu interpretación es aceptable como una lectura paralela. Me gusta. No obstante, yo sí que participo de la sabiduría empírica de ese texto de la escritora Teresa.

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  3. la poesía es extravío, hermano!

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