El solsticio nos cubre
haciendo de la noche serena
un conjuro.
Sin gestos advertidos, sin rituales.
Entregados al cómplice silencio
del asombro.
Pulso en que la luz gana
efímeramente
a la oscuridad.
Dimensión que invoca
los misterios.
Callados pasos
al encuentro de la vida
deseada.
(Cuadro de Frantisek Kupka)
Aunque llovían cohetes y atronaban los petardos, mi solsticio conjurado se pareció al tuyo.
ResponderEliminarUn beso veraniego.
Vaya, Rat, lo primero suena a fiesta. Lo segundo, a sagrado. Que cause su efecto.
ResponderEliminarBuen sábado postsolsticial.
Qué buen poema del solsticio. Con que la luz gane a la oscuridad ya está todo logrado.
ResponderEliminarEl solsticio de verano siempre tiene su belleza y su magia.
Y sin embargo la oscuridad tiene que producirse, por simple física. Los humanos nos prendamos de las metáforas para entender nuestro vivir y a veces sublimamos los fenómenos, como si por ello pudiésemos cambiar lo que es orden natural y necesario. Pero también precisamos de los conjuros, que deberían ser siempre medidas práctics.
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