A veces hay extrañas maletas que se extravían. Maletas que contienen útiles cotidianos, prendas, recuerdos, cartas, documentos, incluso tal vez la memoria de un amor. A veces hay maletas que no parecen maletas. Formas incomprensibles como ignorado es lo que trasladan en su útero. Valijas misteriosas, contenedores de apariencia frágil, insólitas cajas cuya capacidad resulta indescifrable. Estructuras endebles que desafían los vacíos. Bártulos raros cuya procedencia es un enigma. Cuyo secreto permanece bajo llave, sin que haya mano ajena que ose abrirla. Mas, ¿qué mano tiene carta para destapar legítimamente su arcano fondo? Y entonces la maleta permanece postergada, luego encubierta, más tarde olvidada, finalmente desconocida. Y en ese tránsito hacia la probable inexistencia, perdida su identidad en algún oscuro rincón de almacén, lo que lleva en su interior no se diluye. Solamente espera. Tal vez, la vida misma.
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Hace 26 minutos
Fackel, unas cajas como éstas, que no se saben si son maletas, valijas o qué, como tú dices, generan una intriga que deduzco que tú bien sabes lo que contienen. Espero nos depares respuestas, uno arde en curiosidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Juanjo. Ten calma, que igual suelto alguna más, jaj.
ResponderEliminarAbrazos.