Viña do sul ou dum verso de Homero.
Como dormir, depois de ter ouvido
O mar o mar o mar na sua boca?
(Venía del sur o de un verso de Homero.
¿Cómo dormir, después de haber oído
el mar el mar el mar en su boca?)
Eugénio de Andrade, El otro nombre de la tierra.
(Fotografía de Katia Chausheva)
Como dormir, depois de ter ouvido
O mar o mar o mar na sua boca?
(Venía del sur o de un verso de Homero.
¿Cómo dormir, después de haber oído
el mar el mar el mar en su boca?)
Eugénio de Andrade, El otro nombre de la tierra.
(Fotografía de Katia Chausheva)
Andrade, Andrade...
ResponderEliminarQué comunión tan íntima consigue usted, Fackel, entre fotografía y poema.
Comunión: qué palabra tan expresiva como literaria (qué robo histórico y de casta se cometió con ella)He tenido que crecer para recuperarla y purificarla de una propiedad malsana...Gracias. Seguiré con Andrade.
ResponderEliminarNo existe tal propiedad. Es como la tierra, ni nosotros a ella, ni ella a nosotros. Existen las voces que nos nombran; que las nombran pero ni siquiera nombrarlas nos da derecho a la posesión. Nos hicieron creer en aquel vínculo, y unimos las palabras a los objetos, a las religiones, como los perfumes a los recuerdos de ciertas personas, pero no. Tampoco eso. Nada existe (terriblemente). Todo es mentira.
ResponderEliminarAunque tal vez la poesía persista, y aún nos salve.
Siga con Andrade.
Cómo me gusta Eugénio de Andrade. Has seleccionado un texto muy bueno y un poeta excepcional.
ResponderEliminarY a mí, y a mí. Hay bocas que son oceánicas, no tanto por su perfil horizontal como su profundidad.
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