Abro el cuaderno de Else. No sé si hago bien, pero quién me lo impide. Además ¿cómo podría buscar a Else y devolvérselo? Voy a la última página. Es una de mis manías al tomar cualquier libro. No por conocer el desenlace, que no tendría sentido al no haber leído nada más, sino para oler el aspecto sensorial del desenlace. Yo me entiendo. Breve texto. Quédatelo tú. Que sepas de mí lo que no supiste antes. Que sepas de otros lo que no llegaste a saber nunca por ellos. Pero en este caso no te fíes. Fui juez y parte de aquellas relaciones de utópicos que estuvimos a punto de superar lo real. Solo cosechamos dolor y dispersión. Algunos por partida doble. En estas páginas hablo de lo primero pero no eludo relatar los disfrutes y las efímeras satisfacciones, que gran parte terminaron en la amargura. Hoy me doy cuenta de que todos escribimos un cuaderno a lo largo de la existencia, con palabras u oralmente o latente en nuestro pensamiento cambiante, pero siempre con conductas que dejan constancia de nuestras búsquedas y nuestros anhelos. Y, por supuesto, de los fracasos. Que el cuaderno te acompañe si su autora sigue significando algo para ti.
He releído el mensaje y he temblado. Sea o no la verdad lo que esté escrito en el cuaderno, eso quién lo sabe, puede ser una aportación para entender mejor aquel tiempo de amistad y compromiso fallidos. Pero no me urge. Un cierto grado de verdad me urgía antes, hace solo unos días incluso, cuando aún no me había citado con Else. Antes perseguía claves para entender el pasado y sobre todo la recuperación afectiva de una persona, que a su vez suponía recuperarme de la indolencia. Pero el pasado es un concepto que no se cuestiona a sí mismo, y por mucho que nos obstinemos en borrarlo retorna, obsesivo y fantasmal, a nuestros días y a nuestras noches. Y por otro lado la mujer que me reconfortó ha decidido vivir su soledad por los años que le queden.
Me he quedado vacío y no tengo ganas de momento de leer el cuaderno, no obstante la curiosidad. Si me lo llevo será como mantener un hilo conductor no solo con Else sino con mi propia historia. Acaso lo deje en el armario. Pero no sé. Sería una traición.
A las once tengo que coger el tren para Marienbad.
*Fotografía de Jorge Molder
El cuaderno permanecerá hasta el momento de ser leído desde el inicio, en algún momento se sucederá, es inevitable, Fackel
ResponderEliminarEntonces esperemos que el narrador se lo lleve y lo deguste tranquilamente, aunque los recuerdos le conmuevan. Pero he ahí el riesgo de recordar. Que afecta al entendimiento racional de los hechos pero también a los sentimientos habidos y los pendientes. Mas que todo sea por el bien personal. Gracias por seguir leyendo, Maia.
EliminarTarde o temprano el cuaderno será leído, veremos si el narrador nos informa o se guarda para él su contenido más íntimo.
ResponderEliminarEl narrador duda, todo da para mucho juego, pero acaso esté cansando, claro que al fin y al cabo este es un blog de ejercicios caprichosos y ocurrencias y nada más pretende. Gracias por seguir leyendo, Francesc.
EliminarLos cuadernos son criaturas peligrosas, nunca dicen la verdad, pero nunca mienten.. a veces muerden.
ResponderEliminarCierto, y más. Degluten, vomitan, se descomponen, se nublan, y hasta te roban si pueden.
EliminarO, peor aún, pueden invitarte a vivir en su interior...
EliminarCuando leemos una narración vivimos en su interior, ¿no? Y un cuaderno es un relato.
EliminarLeerlo en viaje en tren sería una gran cosa, daría pie a otro relato, la aceptación de la ausencia y sus claves.
ResponderEliminarEl tren siempre ha sido muy sugerente para leer, platicar con desconocidos o tener aventuras amorosdas...
EliminarFáckel:
ResponderEliminarleer el diario íntimo de otros es un placer morboso, poco ético, sin duda, pero ¿quién se va a enterar? Es entrar en la verdadera intimidad de otra persona, pero, al mismo tiempo ¿hasta qué punto el que escribe un diario es totalmente sincero? Tengo mis más serias dudas, desde luego.
Salu2 sinceros.
Leer un diario de alguien vivo y no te digo si cercano es un comportamiento dudoso moralmente. Buena pregunta: lo del diario sincero.Una vez leí que Tolstoi tenía un diario auténtico, para él mismo, y otro para que lo encontrara su mujer.
EliminarFáckel:
Eliminaraunque moralmente sea reproblable leer un diario de alguien cercano (o no) y vivo, ¿podría ser disculpable si no se pretender hacer daño? ¿Sería más reproblable si la persona está fallecida? Aunque no sea lo mismo, si se hubiese respetado la voluntad de Kafka, su obra sería ceniza. Parafraseando aquella película (que no llegué a ver, por ciento, "La delgada línea roja"), la línea que separa lo ético de lo no ético es muy nítida en lo teórico pero muy delgada en lo personal.
Volviendo a lo diarios, nunca he creído que el que escribe un diario lo haga con sinceridad. Entiendo que se escriba para aclarar las ideas, pero si se guarda un diario, es con el muy velado deseo de que alguien lo lea. Si no, o no se escribiría o se quemaría (cualquier tipo de destrucción) inmediatamente.
Salu2.
Por supuesto, son preguntas que todos nos hemos hecho. Leer un diario de alguien cercano y vivo no me parece justo, salvo que la persona lo permita. Si es de alguien fallecido habría que considerarlo herencia. Las líneas éticas pueden ser muy finas pero hay que tener claridad porque la linea existe. Un diario no deja de ser un espacio de desahogo, para algunos un método de poner en orden ideas, para otros un narcisismo que acaso desean sea descubierto por miradas ajenas (en este caso la sinceridad es dudosa) Pero no me parece mal el ejercicio que, por supuesto, no requiere siempre la forma de día tras día. Incluso los blogs tienen algo, poco o mucho de diario, sospecho.
EliminarLa curiosidad, intuyo, te empujará a releerlo...
ResponderEliminarPues mira, jamás he leído un diario privado teniéndolo al alcance, debe ser porque a mí no me ha gustado nunca tener el propio.
EliminarEncontrar el rastro de alguien a través de sus palabras es conmovedor, mucho más si descubrimos que hemos sido elegidos como destinatarios de ese especial mensaje. Destaco estas líneas: "el pasado es un concepto que no se cuestiona a sí mismo, y por mucho que nos obstinemos en borrarlo retorna, obsesivo y fantasmal, a nuestros días y a nuestras noches". Un placer leerte. Un abrazo
ResponderEliminarEl pasado es presente, de la manera que sea. Gracias a ti, Neo, y recuerdos al Paraná.
EliminarÉ um tipo de violência ler um diário....é invadir a privacidade, é desfazer os sonhos...
ResponderEliminarHá sempre alguém que utiliza isso para magoar o outro... Cada um tem o seu passado que é seu, privado, íntimo e que não deve ser invadido.
Beijos e abraços
Marta
Más claro, agua, Marta. Sobre todo si la persona vive, si es próxima. Leer un diario de alguien vivo sin su permiso es espiar. Ya ves que hasta el narrador que se encuentra el libro tras la partida de su Else tiene serias dudas.
EliminarDejar ese cuaderno que es en sí un valioso testimonio de un pasado reciente, no lo consideraría una traición, sí un despropósito, una contradicción a todo lo que el y los personajes en cuestión vienen persiguiendo: descifrar la historia y rescatar afectos.
ResponderEliminarLeerlo tampoco implicaría un acto de violación a la intimidad, todo lo contrario, ese final dedicado y explicado persigue ser leído, se lo dice claramente.
Else deja el peso de las palabras, un cordel poderoso para volver una y otra vez, sin posibilidad salvo destrucción de borrar.
Sí, pienso como tú, en lo que se deduce del relato respecto al diario. Está dicéndole: llévame, llévame.
EliminarUn diario como un cordón umbilical con que dos seres distantes se nutren, una idea posible.
La nostalgia de lo escrito por otra persona sobre la vida que nos concierne. A veces, en efecto, hay que dejar pasar el tiempo para reconciliarse con la mirada del otro.
ResponderEliminarA veces se pasa toda la vida en el intento.
EliminarLe ha tomado la delantera y eso le jode. Una rabieta infantil: ahora wie me lo ofrece, no lo quiero.
ResponderEliminarHasta sabía que iba a empezar por el final.
Lo jodido es que si no lo lee, nosotros tampoco nos enteramos.
Tú que tienes comunicación con el, avisale que Else podría volver mañana y pedírselo con la excusa de haberlo olvidado. Y descubrir así si ha traicionado su confianza.
Abrazooo
¿Y si no lo coge y otro huésped se lo encuentra? Zer egin?
EliminarJo, a banda de no obrir el llibre per la darrera pàgina, no acostumo a llegir la breu ressenya de la contracoberta. No ho necessito.
ResponderEliminarLas reseñas exteriores suelen despistar. Es mejor entrar en materia sin condicionarse por la publicidad del editor. Y de los suplementos o revistas de crítica de libros ¿qué opinas?
EliminarDisputados Diarios, ni los propios cuestan llevar a efecto, siempre tienen truco.
ResponderEliminarAnder
Los diarios pueden pretender tantas cosas, no necesariamente las verdades, acaso solo relatos de hechos, o percepciones sobre las vidas de otros o de unos en relación con el mundo, en todo caso considero una especie de exploración.
EliminarEl narrador afirma estar cansado dialogando con un comentarista. Comento poco en esta serie que ya declaré difícil para mi mente concreta (como el concreto hormigón armado), pero la sigo y en ocasiones me pregunto hasta donde nos llevará. No te olvides de observar los cadáveres de los enemigos desde la orilla del río. Sé libre.
ResponderEliminarPero hay enemigos que pueden acabar con nosotros, aunque no nos conozcan ya se han declarado enemigos. Así es difícil disponer de la libertad.
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