"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 30 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Pasaje)




De luz a luz hay una noche
de noche a noche se expande el hombre

feraz sustancia
            la voz cercana susurra
trovas que son bálsamo para sus días 

lentitud que demora el vértigo que vive
            tránsito monocolor hacia la finitud
y que le envuelve 
en la esencia del instante

            obsequio de la fortuna
pasaje de serenidad
            rescatándole del absurdo




lunes, 29 de enero de 2024

Deus ex machina en Sevilla

 


Deus ex machina. El escultor Gregorio Fernández (siglo XVII) esculpió sus cristos de la Pasión con un pathos típico del Barroco. Son las figuras que salen en los desfiles de la tradición católica. Sin duda para aquel maestro de la imaginería castellana posarían modelos de la guisa de este personaje del cartel sevillano. Pero el artista pasó del modelo humano al ejemplo divino donde el misterio de la Pasión exigía un redentor sufriente, dolorido y abrumado por el escarnio.

Conociendo el gusto por el escándalo que ciertos sectores religiosos suelen manifestar cuando algo rompe el esquema sospecho que en Sevilla habrá conatos de rebelión. O acaso no. Aquí no hay un Ecce homo al uso, desde luego. Pero tal vez a muchos les convenza más este otro pathos carente de sufrimiento pero pleno de majestad. Obsérvense tres rasgos mayestáticos: la posición erecta del personaje, el rostro de mirada decidida y la posición del dedo índice de la mano izquierda. No, no se queden necesariamente con el cíngulo turbador. Es parte del guion que también los imagineros respetaban. Francamente a mí este Cristo me recuerda más al Cristo de Reinaré en España, que algunos quisieran invocar de nuevo con otros fines.

En fin, un cartel con apariencia de modernidad pero que sigue rezumando tics barrocos, no se alarme nadie.




*Fotografía del cartel de Semana Santa, Sevilla 2024, tomado de la prensa en internet. Obra de Salustiano García.

viernes, 26 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Huáng Hé)

 



Nunca te fuiste. 
Aunque el silencio nos suplantara
y aquel episodio se diese por cerrado,
rezaba un escrito oculto en el vientre del pez. 

De ordinario la carpa saltarina
trasladaba mensajes cifrados de un amante alejado a otro
por la corriente impetuosa del Huáng Hé.

No siempre se obtenían respuestas.

A veces los remotos amantes
acuciados por la angustia de  la separación
se conjuraban para matar al mensajero. 

Pero el mensajero era escurridizo
y no lograban acabar con él.
Nadaba siempre a favor de las aguas de los mortales
obstinado en hacer llegar cartas de presencia
escritas incluso de su propia mano. 

Los poemas son los ríos que cortejan
el celo ansioso de quienes se aman en la distancia.

¿Quién sabe más de las emotivas cuitas de los enamorados 
sino los leales heraldos que curso arriba curso abajo
serpentean por el Huáng Hé?  






miércoles, 24 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Egotismo)

 



Al despertar de su letargo 
el hombre miró el cielo
palpó la oquedad del aire
y sujetó su vientre de soñador

en aquel paisaje no vio
dolor ni tampoco entusiasmo

simplemente sonrió con apetito cómplice
al animal que le habitaba
simulando ser la divinidad


 

lunes, 22 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Transparencia)





Transparente es el día. En su diáfana luz te busco
a ti, extravío de mí, entre unos pasos antiguos, nerviosa carrera 
por los órdenes y el caos de la infancia, 
allí unas figuras que ponían nombre a otras figuras, allá un paisaje 
que desplegaba lo visible y lo oculto
recorriéndome en vertical con sangre cristalina, 
y a la vuelta de cualquier juego de luces
de una tibia mañana entre las sábanas o de una siesta
en sordo diálogo impulsivo y confuso
ibas conociendo al que ahora persigues de nuevo,
ya sin intermediarios, ya sin mito,
ya sin vigilancia que te hable del redil con persistencia,
tú, aquí, donde has llegado, acaso
obstinado aún en una batida que no cobrará pieza nueva,
y donde cara a cara tú y tu extravío
seguís siendo dos desconocidos,
intranquilos viajeros de una travesía
que desafió, probablemente en vano, 
el ciego disparate del tiempo.




domingo, 21 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Perseverancia)

 



¿Qué fue de los objetos que nos miraban estupefactos
cuando nos alejamos?
¿Qué dijeron mientras nos deshacíamos de ellos? 
¿Tendrían sentimiento? ¿Permanecerían impasibles 
al abrirse la distancia entre silencios?
¿Se sintieron desamparados temiendo verse abocados al muladar? 
¿O padecieron la injusticia de expiar una culpabilidad
que no era suya?
 
Mas la esencia de aquellos objetos mensajeros
no pereció del todo, 
ni se alojaron en las gavetas del olvido. 

Fue una mano errante la que los encontró
luciendo de nuevo con una luz de alba
como si apenas hubieran transcurrido nuestras vidas.
 
Tientan tanto los sueños...


jueves, 18 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Penumbra)

 



Penumbra de las horas
en que no sé si pertenezco a mi cuerpo
o si mi materia es asida por una presencia fugitiva
poseyendo mis sentidos
         derivando los sueños
                     disolviendo al hombre en la bruma.




martes, 16 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Pecios)

 


El océano trajo hasta mí
sus huellas; una a una pregunté
qué vida hubo bajo sus pulidas texturas;
solo somos pecios, dijeron, y las vidas
tiñeron de color el mar.

 

 

 

lunes, 15 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Gelidez)

 



Transitan los días fríos y te reflejas en ellos.
Pulsas con riesgo lo que te ofrecen: escepticismo,
desgana, aversión. Y una mueca turbia te dice
carcajeando malévola:
si tú no eres así.
 
Te concedes un margen. Ensueñas 
sobre qué te gustaría catar en la mesa de los estímulos
para no perecer en la indolencia. Repasas.
Una charla amena y franca, cada vez más escasa. Una lectura
que asombre y abduzca. Pergeñar una escritura
con la que descifrar el mundo. Una llamada
lejana -tal vez del pasado- que te agite.
Incluso te atreverías a degustar, frágil voyeur,
una sonrisa que espera. Despiertas.
 
De pronto detrás de ti, una voz tímida, 
casi inapreciable, acaba de pronunciar 
tu nombre. Te vuelves
pero nadie sostiene la palabra.
Solo una racha gélida con que el invierno
te niega.
 
 
 
 
 

sábado, 13 de enero de 2024

Sacos de patatas. ¿De patatas?

 


Llega Max, lúdico pero abrupto. Cuando yo era muy niño, dice, mi tío, que era grande y vigoroso, me levantaba y me cargaba sobre sus hombros, diciendo: llevo patatas, quién compra este saco de patatas, patatas baratas. Y yo reía a carcajadas por el movimiento del balanceo y las cosquillas y repetía feliz: soy un saco de patatas, soy un saco de patatas. 

Divertido, le replico, pero ¿a cuenta de qué me vienes con esa anécdota lejana, Max? Max duda. No sé, es una asociación de ideas que he tenido al ver en la prensa una fotografía de sacos de distinto tamaño de una morgue, o algo parecido, en Gaza. Naturalmente ya sé qué vas a pensar: que es una asociación infeliz. Que la asociación de pensamiento más bien lleva a pensar en los sacos de desperdicios de un restaurante o grandes almacenes, y ahí me aproximaría más a lo real. Le miro perplejo pero me transmite su ironía mordaz, no exenta de angustia. Di lo que piensas, me increpa. 

Yo callo, no quiero contagiarme de la furia que ha empezado a desatar. Bien, no digas nada, lo diré por ti, sigue. ¿Y es que acaso no son desperdicios? ¿Qué es un cadáver sino un desperdicio, un cuerpo vivo que fue y que ahora solo es deshecho para pudrirse bajo tierra? Pero la cuestión no es la existencia de un cadáver, algo que todos seremos porque hemos dejado de ser en un momento dado. La cuestión es por qué cada saco es un muerto, y por qué hay tantos sacos, es decir, tantos muertos. Y aún más: por qué han muerto. Por qué los han matado y por qué hay asesinos, no tanto bandidos de calle, como ejecutores desde la máxima estancia de un Estado. Ah, y no me vengas con que es la guerra. Una guerra es una situación. Un enemigo es la imagen inventada pero necesaria en esa dialéctica de un contendiente sobre otro cuando se empeñan en el conflicto. Para uno el otro tiene que ser siempre el malo, y viceversa; es la justificación de la matanza de cualquier guerra. En este caso todo reside en quién desencadena la matanza. Y en desde cuándo se origina, no solo en fechas inmediatas o en una acción bárbara y también criminal del  contendiente más débil,  sino en una situación de dominio de los otrora David devenidos en Goliats a costa de los más desfavorecidos vecinos y a cuenta de las potencias occidentales que ganaron otra guerra. Vecinos instalados allí de toda la vida, a quienes se ha estado hurtando territorio y posibilidades de existencia digna y libre durante décadas. Se dice pronto. 

Miro enmudecido a Max. Me pone delante de los ojos la fotografía. Y todo acaba en esto, clama sin freno. En sacos de algo mucho peor que patatas. En la putrefacción de la vida a la que todo el mundo debería tener derecho.


*Fotografía de Haitham Imad, distribuída por EFE, tomada de El País, con sacos de cadáveres de civiles palestinos asesinados por Israel. Obsérvense la diferencia de tamaño de unos y otros y saquen conclusiones.





jueves, 11 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Liviandad)

 




Sus pasos en el desierto
            lleva al hombre tras pérdidas y carencias

qué turbadora y vacía contradicción
añorar lo que ya no tiene
perseguir lo que jamás poseerá

altiva errancia la suya
desprovisto transitar
 
            apenas si permanece el aire
 




martes, 9 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Resplandor)

 



Es al despertar cuando la luz tiene nombre
y deja atrás los tibios destellos del insomnio.
Voy directo a ella y la nombro en cada objeto.
Aquí eres libro, digo. Ahí, taza de café. Más allá 
eres mi mirada abstraída que apenas distingue el día.
Cama has sido, las estrías de las sábanas
aún portan la luminiscencia de mi cuerpo.
Este cuerpo, ay, que se resiste a entregarse 
al tiempo oscuro y frío
y al que también nombro luz.
Bajo el agua que desborda mi piel
te siento luminosa caricia
y yo me engaño ingenuamente 
como si tu presencia me estrenara. 
De pronto he extendido la palma de mi mano
y te has posado en ella.
Es al despertar cuando tu nombre 
y el nombre de todas las cosas
se hace luz.


 

domingo, 7 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Silvestre)

 




¿Volverías conmigo alguna vez a las ramas 
por las que saltábamos en un juego intrépido
          aborígenes ansiosos de los mejores días? 

Tal vez nos aguarden aún entre su fronda
aquellos deleitosos frutos que nos alimentaron
          compensándonos del acíbar de las entrañas yermas.

Si la cosecha está en su ajustada madurez
y se nos brinda la ventura de sus apetecibles sabores 
          ¿por qué dejar que se pudra?


viernes, 5 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Odiseico)

 



Allá intuyes lo ignoto
y te adentras odiseico en lo incierto.        
Al elegir la argéntea ruta 
explorarás paisajes lejanos 
buscando la fuente del hombre. 

Muchos antes que tú aventuraron sus vidas
si bien de pocos se supo el retorno.
Mas no olvides nunca 
que el aceite el pan y la lumbre 
siempre estarán esperándote
en la costa quebrada que dejas. 
        
Procura emboscado en tu euforia
disponer una travesía benigna 
y si los rostros del riesgo te apuran 
conjúralos con tu valor y el ingenio
para que algún día la narren 
las voces que mantienen el fuego.





miércoles, 3 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Imperativos)

 




habla, boca, sal 
más allá de ti
sangra palabras que manchen, 
dame una a una 
cada gota de tus heridas 
sed sobre sed 
íntimo lamento 
antes de perecer en el olvido





* Fotografía de Saul Leiter