"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





jueves, 18 de enero de 2024

Ejercicios de instinto (Penumbra)

 



Penumbra de las horas
en que no sé si pertenezco a mi cuerpo
o si mi materia es asida por una presencia fugitiva
poseyendo mis sentidos
         derivando los sueños
                     disolviendo al hombre en la bruma.




28 comentarios:

  1. Andar entre sombras, perderse en la penumbra.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé qué tienen las sombras de protectoras, pero a veces atraen.

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. La locura debe tener mucho de bruma, pero acaso es donde afloran los individuos que cada uno lleva dentro. Con extremo riesgo, eso sí.

      Eliminar
  3. Eres tú tal vez esa sombra fugitiva que atraviesa la penumbra incansablemente

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal vez: llega un momento en que las sombras exteriores y las interiores se confunden.

      Eliminar
  4. Somos esa sombra, medio ausente a veces.

    Un buen poema. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nos autodisolvemos un poco cada día, en nuestras sombras, las creadas por nosotros y las que se acercan.

      Eliminar
  5. Todo tiene un lado bueno, las sombras pueden, incluso, dar las horas.

    ResponderEliminar
  6. Que peligroso!!
    te estas volviendo mediofilosofo y encima te quieres ocultar en las sombras,
    Para echarse a temblar!( en las sombras, claro)
    abrazooo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Tú crees? Pues no me queda claro si me encarno en Epicteto o en Epicuro, pero creo que me quedo en Heráclito, aún más sombrío, dicen (pero es porque nos llegaron textos suyos muy demediados)

      Eliminar
  7. Todo dependerá de la identidad de la "presencia fugitiva..."

    ResponderEliminar
  8. Fáckel:
    la palabra "penumbra" me resulta muy descriptiva: una pena que se enconde en la sombra. O una pena que no se nombra.
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La penumbra tiene mucho de ambiguo, de ahí que su percepción resida más bien en los individuos que se acojan a ella.

      Eliminar
  9. Ya ves. Desde la sombra de Jung hasta la maldita sombra a gestionar cuando iluminas un objeto/sujeto con la luz del estudio, uno puede decir que lleva muchos años, controlando sombras y luces.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguramente con mayor eficiencia que yo, las visualizas y yo más bien las imagino.

      Eliminar
  10. Supongo que a los buenos gestionadores de sombras se les debe llamar "maestros sombreros" ¿no? Abundan poco; la mayoría son/somos, maestros gorreros y va que chuta! :))

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ojo con el término gorrero, que también significa aprovecharse o vivir de otros, es decir, de gorra. No creo que sea tu caso ni el mío. Perro haberlos haylos.

      Eliminar
  11. Me gustan las zonas entre sol y sombra. Esas tardes lentas de verano tras una persiana...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa imagen me ha perseguido toda la vida, desde aquellas viviendas con persianas de cuerda y trampillas de ajustar en las galerías. Las imágenes de la infancia son poderosas.

      Eliminar
  12. Las brumas nos entorpecen la comprensión visual y con ello nos distorsionan los pensamientos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En ocasiones sí. También al perdernos en ella nos propician un espacio de meditación, a veces sin tiempo.

      Eliminar
  13. Molt ambivalent aquest poema, i és veritat que és filosòfic. Entre "hombre", "bruma" i "penumbra" has fet un bon joc de paraules.
    L'hivern inspira, com ho feia en Les quatre estacions de Vivaldi, la part que me n'agrada més.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que las palabras están para jugar con ellas, a un juego de precisiones pero también de diversión. El invierno lleva a meditar, si se quiere. Hoy día para muchos el invierno queda fuera y solo hay televisión o redes del móvil.

      Eliminar