Nunca te fuiste.
Aunque el silencio nos suplantara
y aquel episodio se diese por cerrado,
rezaba un escrito oculto en el vientre del pez.
De ordinario la carpa saltarina
trasladaba mensajes cifrados de un amante alejado a otro
por la corriente impetuosa del Huáng Hé.
No siempre se obtenían respuestas.
A veces los remotos amantes
acuciados por la angustia de la separación
se conjuraban para matar al mensajero.
Pero el mensajero era escurridizo
y no lograban acabar con él.
Nadaba siempre a favor de las aguas de los mortales
obstinado en hacer llegar
cartas de presencia
escritas incluso de su propia mano.
Los poemas son los ríos que cortejan
el celo ansioso de quienes se aman en la distancia.
¿Quién sabe más de las emotivas cuitas de los enamorados
sino los leales heraldos que curso arriba curso abajo
serpentean por el Huáng Hé?
es una caña eso de los peces mensajeros. No sé si muy eficiente porque habría que enseñarlos para un solo viaje, porque había que hacerles la autopsia para recibir el mensaje. Y al menos , para cuesta arriba , deberían ser salmones. y hacerles comer las cartas envueltas en un condon con gusto a fresa ( ¿que menos?), que seguramente serían más caros que un sello.
ResponderEliminarBueno, original sí que es.
Firmar sí que puedo firmar como Gabi. Pero es menos artístico.
Lo que no puedo es "comentar como:". Y aquí sun puedo pero en otro blogs pide sin parar " iniciar sesión en gogle" , aunque ya esté iniciada.
Abrazooo
A mí siempre me ha parecido una leyenda china muy bonita. Como además en el Museo Oriental de mi ciudad hay una pintura fantástica de carpas no te extrañe me haya sugerido un escrito de esa guisa.
EliminarVeo que no solo a mí me pasaban cosas en esto de blogger, deben estar manipulando todas las entretelas de su sistema, al fin y al cabo los dueños son los dueños.
Los poemas son los ríos que cortejan el celo ansioso de quienes se aman en la distancia.... y las carpas son su mensajero. Pura poesía.
ResponderEliminarLos chinos sabían mucho de poesía, probablemente mucho antes de que Occidente la inventara, o creyese que la inventaba.
EliminarUn poema muy bueno. La asusencia no es olvido, y como un río, genera versos agua arriba y agua abajo.
ResponderEliminarMuy bello. Un abrazo
Solo que las ausencias son eso, ausencias; claro que tal vez todo dura más en ellas. Siendo realistas las ausencias pueden producir ansiedades, frustraciones y complejos. No sé hasta qué punto el amor entiende de poesía o si esta es una manera o bien de retener o bien de consolarse.
EliminarNo se si todo lo que cuentas se debe a que el Huáng Hé tiene unas aguas de tonalidad amarilla.
ResponderEliminarSaludos
En efecto, y casi cinco mil quinientos kilómetros de recorrido, aunque no creo que las carpas lo hicieran completo, irían por tramos y paradas.
EliminarLa corriente de un rio es perfecta para enviar mensajes, al menos en una dirección. Y lo de las carpas llama la atención pero ya he visto la explicación en uno de los comentarios.
ResponderEliminarTe ha quedado una poesía con mucho arte a mi modo de ver, ese navegar por aguas que contienen emociones lo encuentro muy interesante.
Buen domingo Fackel!!
Uno tiene que dar salida a emociones y sensaciones, todo instintivo al fin ya al cabo, aunque no sean siempre entendidas por quienes las leen. El ejemplo de la leyenda de la carpa me fascinó desde que supe de ella, Ana. Gracias por seguir pasando por aquí con tu aguda percepción.
EliminarEs pot estimar per una llarga absència, i "el veritable poder de les dones és arribar tard i estar absents" que deia André Maurois.
ResponderEliminarM'agrada molt la penúltima estrofa del teu poema.
Curiosa frase de Maurois, me quedo pensando.
EliminarHe ido a informarme sobre las carpas chinas y lo del río Amarillo, y las leyendas tan poéticas, metáforas puras de la vida, son tan deliciosas.
ResponderEliminarAnder
No te quepa duda, y hay muchas y muchos textos que las recogen. Saludo.
EliminarDesde siempre el amor romántico ha hecho uso de las cartas y los mensajeros para elevar ese vínculo añorado a algo cercano a los dioses, idealizado y alejado del desgaste cotidiano de la convivencia. Muy poética esa visión del pez y el río como mensajeros. Un abrazo
ResponderEliminarMe ha gustado siempre esa leyenda. Además teniendo en cuenta lo impetuioso que es el Huáng Hé el mérito sería mucho si llegaba a buen destino la misiva. Un abrazo, Neo.
EliminarLos versos son preciosos. Se ven tus manos envolviendo el poema como si fuera arcilla.
ResponderEliminarChiloé
¿Tal vez moldeándolos? Al leer este comment he estado tentado de mirar mis manos, a veces uno se sobrepone a la metáfora.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarparece que los peces están dispuestos a llevar buenas nuevas, desde los del río Amarillo hasta los que beben en el río por ver a Dios nacer...
Salu2 bromistas.
Suponiendo que estos últimos sean intermediarios, bueno, acaso sí, son mitologías diferentes, pero mira más pragmática la leyenda china.
Eliminar