Transparente es el día. En su diáfana luz te busco
a ti, extravío de mí, entre unos pasos antiguos, nerviosa carrera
por los órdenes y el caos
de la infancia,
allí unas figuras que ponían nombre
a otras figuras, allá un paisaje
que desplegaba lo visible y lo oculto
recorriéndome en vertical con sangre cristalina,
y a la vuelta de cualquier juego de luces
de una tibia mañana entre las sábanas o de una siesta
en sordo diálogo impulsivo y confuso
ibas conociendo al que ahora persigues de nuevo,
ya sin intermediarios, ya sin mito,
ya sin vigilancia que te hable del redil con persistencia,
tú, aquí, donde has llegado, acaso
obstinado aún en una batida que no cobrará pieza nueva,
y donde cara a cara tú y tu extravío
seguís siendo dos desconocidos,
intranquilos viajeros de una travesía
que desafió, probablemente en vano,
el ciego disparate del tiempo.
Nuestro otro yo suelo andar en medio de la penumbra, lejos de la transparencia que destapa todas sus omisiones.
ResponderEliminarBuena e interesante definición, en la que me quedo pensando; buenas noches.
EliminarMaravilla de trasparencia. El día y el tiempo son tan trasparentes como la bella travesía de los viajeros de este poema. Me has acompañado en estos días de recuperación y ha sido un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cada cual tiene que descubrir las transparencias de su vida. Que tu recuperación llegue a buen término.
EliminarExcelente. Enhorabuena.
ResponderEliminarConcuerdo con que somos el cruce de caminos de múltiples yo.
Lo somos, lo somos, pero hay que buscarlos, con todos sus rostros y vidas paralelas.
EliminarEl tiempo nos marca, nos condiciona, nos obliga y nos desquicia la vida. Y encima es un invento nuestro.
ResponderEliminarNaturalmente que es un invento nuestro: al menos la medida a la que llamamos tiempo. Lo otro, antes y después de nosotros, aunque llamamos Tiempo en realidad es mero transcurrir. En el transcurso nos transparentamos.
EliminarViajeros de la vida, estamos tal vez aún donde estuvimos, y cuando a veces recorremos esos mismos pasos, nos percatamos que somos los mismos sólo en parte.
ResponderEliminarUn buen poema. Un abrazo.
Nunca nos movemos solos. Si fuéramos conscientes de nuestros acompañamientos, de diverso carácter y espacio, tal vez la soledad no deseada no tendría lugar. El transcursoo vital tiene vidas paralelas.
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