"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





jueves, 17 de abril de 2025

Dirección única. Dolor





















"Si hablo, mi dolor no cesa; 
Y si dejo de hablar, no se aparta de mí"

Job, 16.6 (Versión Reina/Valera)

La mitología cristiana repite hasta la saciedad la palabra dolor, pero no ahonda en el dolor y menos lo resuelve. Lo exalta, lo carga de metafísica, lo excusa, lo dota de resignación, lo recarga con sofismas, lo utiliza como expresión heroica de su personaje central, que se salva a sí mismo porque, dicen, es dios y es hombre. Y al que se proyecta como respuesta de salvación de los hombres. Demasiado simple para denotar solución a lo que no lo tiene fácilmente. Maniquea abstracción repetida sin fin por una literatura ideologizada y elaborada a través de los siglos y que ha configurado su propia domesticación cultural. En la cual justifica su pretensión de verdad. Pero los que solo somos hombres y queremos seguir siéndolo, y no entes imaginarios, ¿no estamos abocados a un sufrimiento que tiene infinidad de rostros y ninguno nos consuela? El dolor no puede ser agente de salvación del hombre jamás. El dolor no redime, hunde. El dolor no nos rescata ni en el deterioro físico, ni en las situaciones desfavorecidas, ni en las dificultades extremas de enfrentamiento social, ni en la afectación de las catástrofes naturales. Invocar la resignación no es saludable. Solo su superación, aún sabiendo la distancia a que estamos de que sea realizable, nos elevaría sobre una condición humana actual con deficiencias graves y desigualdades profundas. Miras en el entorno, próximo o mundial, en tiempos de choque de intereses que engloban a todo el planeta, y ves que el dolor prolifera. Que es despiadado. Que algunos, además de causarlo lo ignoran. Que muchos se dejan atrapar por sus miedos y se refugian en el carpe diem. Que el dolor ajeno es eso, ajeno, distante, y para obviarlo nada mejor que la insensibilidad egoísta, ese repetir interiormente: A mí no me pasa. Presos todos de contradicciones y de ceguera, se advierte que los hombres sinceros o que pretenden ser francos frente a una realidad retorcida y dañina, si bien no encuentran respuestas fáciles ni actitudes superadoras, al menos no se dejan embaucar por quienes siguen generando dolor o recomiendan su aceptación destructiva o simplemente callan. Acaso sea un primer paso para reducir la aflicción y con ello romper con la pasividad. Job sabía de lo que hablaba. O mejor dicho, quienes creasen una historia ficticia con el nombre de Job sobre la desesperación contenida. Es decir, esa maravilla de la narrativa oral de lejanos orígenes.



*Escultura de Gregorio Fernández, siglo XVII.


miércoles, 16 de abril de 2025

Dirección única. Clamores









"La lluvia de primavera nunca cae cuando se la espera, pero la guerra siempre viene sin importarle el clamor de los hombres". Cuando leo esta reflexión en la novela de Lao She El camello Xiangzi siento cierto escalofrío. La primera parte de esta primavera es contradictoria, los  fríos nos desconciertan, cuando esperas lluvia no llueve y cuando no diluvia. Pero es naturaleza, nos justificamos, si bien probablemente naturaleza alterada por la acción humana. Y hay que aceptar la situación. Pero la guerra, la que hay en tantos escenarios y cuyo fantasma nos aterra porque puede ser otro tipo de vendaval que nos implique, ¿qué tiene de natural? ¿Su determinismo social? ¿La profunda y ambivalente naturaleza humana? ¿También tenemos que asumir esta capacidad de dejarnos arrastrar por el mal incluso siendo copartícipes del mismo? No hay un solo clamor de los hombres. Los hombres somos manipulables y estamos sumamente interesados en no tener privaciones. Aunque sea siempre a costa de otros hombres. Hay clamores que no desean el mal y hay clamores que ensordecen ante esa misma funesta presencia. 



 

domingo, 13 de abril de 2025

Dirección única. Curiosidad

 












Te levantas y miras por la ventana. ¿Recuerdas cómo era tu mirada en los años tempranos? Entonces te parecía ver lo de todos los días, y ahora también. Pero ni en aquel tiempo ni en este todo es lo mismo. Los objetos que contemplas -paisaje, tránsito callejero, vuelo de aves, cielos nublados o despejados- ni son iguales que aquellos ni tú los percibes idénticos. Tu mirada de niño siempre descubría un detalle. Y un detalle era una novedad. Sobre ella preguntabas o sencillamente la guardabas para disfrutarla en otro momento. Porque las novedades se atesoran. Las que deambulan por el mundo exterior a ti y por las que se manifiestan en tu pausado acontecer. ¿Que los descubrimientos de infancia eran de mayor envergadura? Te parecería. Pero todo lo que ahora se te va revelando, cuando todo lo creías sabido, ¿no es también objeto de perplejidad como mínimo? ¿O no es de admiración y de sorpresa aunque mucho de lo que se manifiesta dentro de ti no te plazca? Te preguntas qué es lo que realmente se descubre a lo largo de la vida. En cada instante. Y a la postre concluyes que es tu propia manifestación cambiante el hallazgo. Una cosa, una idea, un aspecto, por muy insignificantes que aparentan te pueden asombrar. Te conmueven. Sigues hallando sentido a los usos, a los comportamientos, a las expresiones ajenas, a tu propio lenguaje corporal que en ocasiones te desazona. Porque ahora, con ojos cada vez más marchitos aguzas también,  como entonces, de manera decidida la mirada. Compruebas la huella nada más haber dado el paso. Aun sabiendo que no puedes detener tu andadura. Como si ello fuera un paradigma de tu conciencia. ¿Que tus observaciones de niño te dejaban boquiabierto e inerme? No menos indefenso sueles quedarte en esta edad avanzada que te ofrece, a cambio de haber vivido bastantes años, la certidumbre de un tiempo ya limitado. Que deberías vivir con menos pasión y más calma.



"Mienten quienes dicen que hay firmeza en tal o cual edad. Nada hay más voluble que el tiempo. El tiempo es la rueda de todas las edades, ¿y tú lo crees estable? ¡Oh, vanidad! Ninguna cosa es firme: en este mismo instante eres arrebatado". 

Francesco Petrarca. Remedios para la vida.


*Fotografía de Isa Marcelli

sábado, 12 de abril de 2025

Dirección única. Prolongaciones

 













Soy tu prolongación. No me enroco en mi mismo. A veces me resguardo pero no ceso de crecer. Incluso sabiendo que los límites de mi piel sienten el frío exterior siempre estás ahí. No me digas cómo lo sé, a veces saber es solo imaginar. Tu presencia es tacto, es escucha, es contención. ¿Que no siempre me llegan tus palabras? Las palabras hacen y deshacen, me dijiste un día. Yo pensé: cierto. Las palabras no son meros entes autónomos que se crean y se disuelven, como no lo son las semillas que transporta el viento. Las palabras llegan a los otros. Que esos otros se sientan afectados o no por ellas está en la capacidad de recepción de cada cual. Si son volátiles o sedimentan allá en la mente en que se posen solo lo sabe quien se hace eco de ellas. Solo busco en tu prolongación la palabra pulida y precisa, la que muestre la esencia de cada instante. Su significado, su oferente condescendencia. Porque su poder no tiene por qué ser superior, no obstante el ruido que provocan las palabras, a los gestos y las actitudes. En definitiva, los comportamientos. Una palabra arriesga vacuidad; una conducta acogedora ocupa. Una palabra deslumbra; un proceder satisface. De ahí que sienta la placidez del silencio contigo. Donde me envuelvo, donde me desarrollo. Donde no me hago preguntas sofistas pero los sentidos se refuerzan. En tu prolongación hallo mi justa y sencilla fortaleza.    



"Alguien vino
y prolongó mi mano
hasta los músculos del Paraíso"

Sohrab Sepehrí, de Espacio verde.

*Fotografía de Isa Marcelli

miércoles, 9 de abril de 2025

Dirección única. Silenciamientos

 









"¿Qué es el silencio qué es, qué es, ay único amigo?
¿Qué es el silencio sino palabras no pronunciadas?"

Forugh Farrojzad, Nuevo nacimiento.


Acudo al silencio. De qué me sirve. Porque dentro de mí sigo hablando. Unas veces prudentemente. Otras con insensatez. Otras me desgañito. Las voces rebotan dentro y se atraen y se repelen. Recurro al silencio directo respecto a los demás; pero tampoco es verdad, pues escribo. Y al escribir, hablo. Puede que la queja y la desazón sean más enérgicas con redacciones. Pero a su vez el ruido que las palabras emiten al ser pronunciadas delante de otros ha desaparecido. ¿Que te escucha más gente pero te lee menos gente? Da igual. Has buscado refugio rehuyendo el guirigay exterior. ¿Te turba saber que al escribir traicionas tu necesario silencio? Aunque no siguieras especulando con palabras escritas tus pensamientos recorrerían las paredes craneales con movimientos dispares. Los imaginas subiendo por ellas alocadamente o haciendo ejercicios de funambulismo o reposando o aparentando que no existen porque has desconectado siquiera por un rato de tal tema u otro de la vida. ¿Es lo cercano o lo alejado lo que te obsesiona, sabiendo que no dejan de obrar con su actitud parlanchina sobre tus emociones? Es todo, te dices. Todo me afecta y debo situarlo para que no arañe y rasgue eso que llaman equilibrio. ¿Equilibrio? ¿Caos? Difícil pensar fríamente, aunque te hayas aislado. Puedes descolgarte de otros individuos pero imposible separarte de ti mismo. El silencio deberá ser algo más allá que palabras no dichas, o simplemente no ser. Pero ese espacio, el más auténtico y consecuente, solo se llama muerte. Y tampoco. Porque la muerte elimina todos los espacios, como suprime todos los tiempos.



*Fotografía de la poeta iraní Forugh Farrojzad.

martes, 8 de abril de 2025

Dirección única. Miradas (goyescas)



La mirada de Goya sobre el mundo sigue siendo actual. Mundos de superficie e inframundos fueron tratados con sus pinceles hasta lo ilimitado. Esa variedad de obras donde el pintor lo tocaba -lo miraba-todo no tiene parangón en la historia del arte. Si quieres aproximarte a los santos, Goya te aproxima. Si quieres acercarte al mundo de la monarquía o de la nobleza, Goya te acerca. Si quieres vivir los dramas de la violencia napoleónica, Goya te sumerge en ella. Si prefieres un costumbrismo castizo, Goya te hace vivir en su ámbito y compañías. Si prefieres los lances taurinos, puedes participar de ellos. Si quieres disfrutar de los vicios y disparates, no tendrás mejor crítica desenfadada y sarcástica que la de goya. Si quieres percibir el terror del caos de una guerra, Goya te lo explica como nadie. Si es tu mundo interior el alterado o confuso Goya te deja volar con él a su inframundo oscuro y surrealista. ¿Qué más puedes pedir? 

Hay pintores sobre los que se puede tener preferencia por uno de sus temas o de estilos sobre otros, pero en Goya todo es preferente. En cualquiera de sus obras gozas de lo representado, entras en un mundo concreto y te dejas embargar por la combinación de luz y sombras, de colores y de caracterizaciones. Este cuadro mismo, propiedad de los Rothschild, donde dos majas, seguramente miembros de la nobleza, se asoman a una balconada, es pura vida. Los dos varones de atrás, que entre sus vestimentas oscuras que les cubren prácticamente y su segundo plano parecen personajes secundarios de la obra, proyectan aún más la escena de las dos mujeres. El lujo de sus vestidos, la luz que emana de sus rostros o de su torso, la disposición coloquial te arrastra a poner el oído. ¿Confidencias? ¿Comentarios sobre lo que observan? ¿Dónde se fija la atención de las miradas de ambas? Prueba a mirar el cuadro y a apartarte y retorna otra vez a él. ¿No ves el movimiento? ¿No percibes el diálogo? ¿No te llega la fragancia? ¿No te calma la lozanía amigable de las dos mujeres?

Goya siempre para tiempos de tribulación y comprensión de la vida humana.



lunes, 7 de abril de 2025

Dirección única. Indiferentes














"- ¿Dónde está mi creencia? -me preguntas. 
  -La perdí por mi mal. 
  - ¿Y tu virtud? -insistes- ¿Mi virtud? 
  También la perdí ya".

Hafiz, Gaceles y Rubaiyat. (Traducción y versión de Rafael Cansinos Assens)


Acaso no es tanto cuestión de insensibilidad como de indiferencia. La clase alta nazi, o al menos un sector de ella, era hipersensible a la música. Pero indiferente al sufrimiento ajeno y, más en concreto, al infligido por sus propios dirigentes, a los que habían aupado y concedido su pláceme. Siempre me chocó este aspecto de la sensibilidad. Como si quedara en una percepción ideal en su mente, pero no existiera para considerar las conductas hacia los que no eran como ellos. Esa dualidad, o doble moral, si se quiere, había sido una constante eclesiástica en las Iglesias de la Reforma y de la Contrarreforma. En ese sentido el nazismo no inventó moral alguna. La llevó a un extremo universal, como probablemente antes lo hiciese el brazo jurídico policial de la Inquisición. Pero ni un poder ni otro hubieran prolongado y alcanzado cotas tan altas de atropello sin la aquiescencia social, sin la complicidad de la población. Inhibirse por parte de los poderes públicos de hoy día de los diferentes Estados ante la barbarie suele justificarse por razones geopolíticas, cuando no comerciales. Mas las sociedades dan el visto bueno al crimen con su silencio colectivo. Pensando: a nosotros no nos pasa lo que a esos otros. Por ejemplo. O bien: Si nos involucramos puede ser peor. Justificaciones sobran, pueden encontrarse las que se quiera. Nuestra impotencia es un castigo. Nuestro silencio una condena. Nuestra pasividad es colaborar con la indiferencia.



*Escultura del frontón del templo de Afaia en Egina, en la Gliptoteca de Múnich.


domingo, 6 de abril de 2025

Dirección única. Criminales

 





En el Libro del desasosiego, de Fernando Pessoa: "El mundo es de quien no siente. La condición esencial para ser un hombre práctico es la ausencia de sensibilidad".

No dejamos de asombrarnos ante la criminalidad cotidiana. En el vídeo adjunto se muestra un episodio más de criminalidad. Pessoa salió a mi encuentro para hacerme entender del todo sobre algo que yo barruntaba desde hace tiempo acerca de cuestiones de sensibilidad. El criminal es insensible siempre.






sábado, 5 de abril de 2025

Dirección única. Iniciaciones

 



Susurradas, silabeadas, pergeñadas, trazadas, trabadas, reunidas, escritas. Por cuántos matices han pasado las palabras a través de la vida. Al principio fue un combate amable entre la oralidad y la escritura. ¿En qué instante se fraguan las palabras de un niño? ¿Por repetición? ¿Por imitación? ¿Por el sonido y su eco? Y de pronto llega un libro sencillo de iniciación donde el náufrago va a asirse al islote. El primer texto escolar llevaba un título sugerente: Silabario moderno. Rudimentario en contenido y en imágenes. Descripciones con contenido moral, doctrinario, simplón. De la religión y su moral, de la patria y su apropiación, y de la historia y su manipulación. A pequeñas dosis, mas contundentes. Pero para el niño la verdadera atracción residía en las sílabas. Era el reino de las sílabas. El niño se lo sabía de pe a pa. Estas, ¿son sílabas o palabras? ¿Solo se las reconoce como expresión pero no se las concede entidad independiente? ¿Qué papel jugaba el índice desplazándose de izquierda a derecha en cada renglón? Uno se pregunta ahora si la primitiva conciencia no empezó a manifestarse sino con el silabario. Con-cien-cia. ¿Cuándo escuchó por primera vez el niño el extraño término conciencia? Tienes que ser consciente de lo que haces, frase pétrea de su padre. O la otra de hazlo con toda conciencia, más imperativa aún. Decir conciencia quería decir responsabilidad. Tienes que ser responsable. Continuación de las otras expresiones, a la que el niño afirmaba por rutina y acatamiento, no por convicción. Hasta ese primer momento de la palabra -conciencia, como palabra, fue anterior a la asunción racional de su contenido- había habido otra clase de  conciencias digamos biológicas, subconscientes: mamar, aprender pautas corporales, ir distinguiendo los alimentos, expresarse con las canciones, iniciar el caminar erecto. Solo el silabario podía permitir un salto y descubrir las palabras. Al año siguiente otro libro más avanzado, Mis primeros pasos. Y más tarde otro, Mis segundos pasos. El niño no se inició en el verbo con las palabras sino con las sílabas. Primitivo él. Primitivo todo. 

(Y a estas alturas de la vida tantas letras leídas y escritas -no sé hasta qué punto interpretadas o expresadas- para al final ser sepultado por ellas. Sic transit la vida de las palabras)



viernes, 4 de abril de 2025

Dirección única. (R) evoluciones

 



¿Este hombre fue aquel otro? La revolución pendiente de aquel lejano hombre joven contrasta con la evolución natural de este otro anciano del presente. De una imagen con 23 años a otra con 80 que, precisamente, los cumple hoy. Con apariencia digna y él sabrá si las procesiones van por dentro. ¿A cuántos revolucionarios de su Mayo habrá visto desaparecer en estas décadas? ¿A cuántos de sus partenaires no habrá visto evolucionar en sentidos diferentes y opuestos a sus orígenes? ¿Es un ejemplo vivo de cómo los deseos personales, irrealizables la mayor parte de las veces sobre todo si son utópicos, contrastan con la realidad posible y no te digo con la probable? ¿Es una muestra de cómo sobre el hombre político se impone el animal politico? ¿Qué verdad quedará dentro de este contemporáneo cuando tantas verdades se han venido abajo? Una verdad destaca sobre las pseudoverdades y es obvia e irrebatible: la de la palabra lenta o escasa, la de la lasitud que obliga a encoger el cuerpo, la de la mirada perdida o apagada, la de las arrugas y la piel flácida, la de un gesto de cansancio noble pero inocultable, la de un extravío de los cabellos albos que seguramente envidian la otra pelambrera bella y rebelde de aquel año de ruido y relativa furia.







*Fotografías sobre Daniel Cohn-Bendit.

jueves, 3 de abril de 2025

Dirección única. Trasposiciones

 












"Me he puesto una sonrisa. Todo es bello".

J.M.Fonollosa, Fifth avenue, Ciudad del hombre: Nueva York.


Ríndete. Ríndeme. Un intercambio de imperativos que solo el placer perseguido dota de significado. No te rindas. No me rindas. Un trueque de propuestas al que solo el dolor obliga como forma de resistencia. Una vez escuché la experiencia padecida por un hombre que, entregado al amor de una mujer, no obstante su enajenación voluptuosa, sintió el latigazo de un cólico renal agudo. Él mismo lo relataba con esta expresión: fue in situ. En aquel instante, ante la sorpresa de la mujer que no lograba explicar el salto de abandono de él, su chillido espontáneo y desmesurado, el hombre se debatió en el desconcierto. Estaba perdiendo el placer mientras no aceptaba el dolor, si bien este se manifestaba con el rostro más cruel, enloqueciéndolo. En ese preciso instante, contaba el hombre, se imponía a su vez otro dolor: el de temer perderlo todo. El de recelar de perderla a ella. Ese in situ me hizo pensar cuando me trasladó estas revelaciones. Dónde sucedía. ¿Era solamente un espacio? Dónde se ubicaba el instante. ¿Era apenas tiempo? ¿Qué clase de vínculo se había roto en el interior del hombre para que un cuerpo potente hasta entonces se alejase veloz de su propio cuerpo? Pues el dolor no deja de ser un alejamiento aunque uno no se lo quite fácilmente de encima, e incluso pueda ser un fiel pero maldito compañero durante años. Pues, ¿puede uno reconocerse en el dolor? 

In situ es una frontera. Fijada pero no fija. Una ubicación que muta, que es capaz de traspasar el mundo de las emociones gozosas para concluir en las conmociones más perturbadoras. En apenas un momento.

Aquel hombre del que escuché su vivencia severa lo contaba como divertimento. Habían pasado muchos años de su peripecia biológica. Pero no dejaba de trasladarme un cierto estremecimiento su anécdota, aunque él produjera reacción hilarante en la concurrencia que le escuchamos con atención. 



*Relieve escultórico de Juan Haro.

martes, 1 de abril de 2025

Dirección única. Desaprender, desprender

 










"¿Es que la razón no alcanza a demostrar que lo que tan ardientemente deseas o lo que tan exultante alegría te produce si lo alcanzas no es un bien, y que lo que te oprime y abate hasta el punto de hacerte perder el juicio no es un mal?"

Cicerón, Conversaciones en Túsculo, Libro IV.


Aprender a desaprender. La vida, un aprendizaje permanente. Siempre estamos aprendiendo; es instintivo. Nos mueve la curiosidad fundamentalmente. También el control de nuestros pasos. Buscando o no objetivos materiales que nos aporten beneficio. No todo lo que aprendemos nos gusta, por ejemplo el dolor. Pero toda manifestación nos viene bien para saber del valor de la vida, incluso el dolor. ¿O sobre todo el dolor? No se trata de olvidar lo aprendido sino de saber desaprender de lo vacuo y poco o nada necesario que se había quedado dentro de nosotros: obturándonos, limitando la entrada de lo provechoso, frenando estados de ánimo saludables, ocupando con la escasa entidad de lo insignificante estancias que podrían ser aprovechables, alejándonos del equilibrio, retorciéndonos en la carencia de la armonía. Entonces es cuando desaprender pierde una vocal para transformarse en desprender. Con pronombre adjunto. Desprendernos del peor bagaje. De lo superfluo que, sin embargo, tiene un peso muy gravoso. De la ira, la presuntuosidad, la falta de respeto, la abulia, la soberbia, el desinterés, la ignorancia, la falsedad, el feísmo, la agresividad, etcétera, ¿Cuánto de nuestro corpus de ideas rectoras nos sobra, muchas de ellas ya viciadas desde el primer instante en que las aceptamos? ¿Cuánto de resistencia y negación de lo otro o de los otros no hay que tirar por la borda? Aprender, por lo tanto, a ser unos desprendidos. Que no desocupados.



* Obra de Javier Marín.

lunes, 31 de marzo de 2025

Dirección única. Necedades

 


Reconocerse como necio es un primer paso para alejarse de la necedad. No se trata de ser sabios, sino de ser cuerdos. Y hacer del don de la cordura un ejercicio permanente de razonamiento. Solo este nos afina en nuestra personalidad de seres convivientes. Pasarnos la vida creyendo que sabemos algo, que podemos tener opinión sobre todo o sobre parte, juzgando a la ligera conforme a nuestros prejuicios e ideas mal fundadas, es necedad supina. Reconocernos en la necedad, o en cualquiera de sus sinónimos o categorías, ya es un paso para curarnos un  poco de la imprudencia. La sociedad en general y la política como expresión de esta en particular no son sino proyecciones del hombre que está en el fondo de la cueva y cree que lo que ve reflejado al fondo es lo que existe. Pueden ser algo diferente si tú eres algo, poco o bastante diferente. Aunque algunos te prefieran que sigas siendo necio porque se te manipula mejor.



*Fotografía del escritor japonés Ryûnosuke Akutagawa, autor de La vida de un necio.

sábado, 29 de marzo de 2025

Dirección única. Cromatismos o Rothko

 












"Recordó una pasión que había sentido siete u ocho años atrás. Y, al mismo tiempo, descubrió que siete u ocho años atrás no conocía los colores"

Ryûnosuke Akutagawa, La vida de un necio.



El cuadro naranja y amarillo de Rothko me reconcilia con colores que antes no sabía apreciar suficientemente. Acaso porque no supe sentir. Estaban ahí fuera, a mi vista, pero su alteración -los colores en los cuadros de pintura, en fotografías, en manipulaciones de mensajes publicitarios, los simbolismos de la apropiación política o de la desvirtuación religiosa- me apartaba de ellos. Ahora me interesa sobre todo sentir un color. No solo percibirlo a través de un intermediario visual. En este sentido Rothko, que sigue siendo un traductor del color exterior a la falsedad de una representación, despierta en mí un retorno a la observación natural. Como en la primigenia infancia, cuando aún uno no tenía los sentidos ni la mente adulterados por una explicación impuesta.

La sensorialidad activada desde un color me libra de las adjudicaciones que se han hecho en el arte y sobre todo en la vida cotidiana con sus simbolismos. Me lo he propuesto con firmeza. Libra a los colores de su utilización, me he dicho, y sitúalos en un medio natural. Sin más. Rescata el limón, la naranja, la fresa, la castaña, el membrillo, la berenjena o el cielo raso limpiamente azul. Un amanecer y un ocaso proporcionan más filosofía que las palabras. O la congestión del cielo por un nublado de tormenta. O el océano, que solo es color en cuanto masa. De hecho, ¿no suelen cualquiera de estos estados dejarnos mudos, pero cargados no solo de sensaciones sino además de sentimiento? 

Cualquiera de los frutos o medios naturales se desplegarán a su vez en matices, tonos, mezclas. Porque los colores no siempre se reconocen con fronteras definidas a la perfección; son dinámicos. Crecen o disminuyen. Se alejan o se acercan. Un sucedáneo de un paisaje interior: el bodegón. Un bodegón siempre me impactó. Como sustituto o notario del color allí donde este no se ve en plenitud. Un bodegón está muy aproximado a los sentidos. Pero hay tanto de fotográfico en él que prefiero contemplarlo como ejercicio de comparación con el elemento color en su estado primigenio. Un bodegón no me tienta para quedarme en él, sino para buscar los objetos cromatizados por él. Frutas, verduras, jarras, viandas, mantel. 

Lo interesante de un color, sin que quede fijado por un pintor o un fotógrafo, es su capacidad aleatoria. Mutante, deslizante, indefinible. Según. Dependiendo también de la luz en permanente alternancia o del ánimo cómplice de quien mira. Ahora me explico por qué prefería elegir un caramelo con los colores amarillo y naranja de Rothko. Aunque el caramelo fuera también un artificio.



viernes, 28 de marzo de 2025

No aceptar la claudicación. Mensaje del poeta Mahmud Darwix a los palestinos




Fue el poeta palestino Darwix quien dijo: "Pertenezco decididamente a la facción de los perdedores: los perdedores, privados del derecho a dejar huella de su derrota, privados hasta del derecho a proclamarla. Ahora bien, acepto la derrota, no la rendición". 

Hamdan Ballal debe ser de este mismo pensamiento. Es el director palestino de la película documento NO OTHER LAND por la que recibió un Oscar. El lunes pasado, en la Cisjordania ocupada, fue asaltado por un grupo de colonos judíos armados y golpeado duramente. Temió por su vida. Posteriormente fue detenido por el ejército israelí y sometido de nuevo a maltrato, hasta que fue liberado. Se recomienda ver la película, está en Filmin. No es ficción. Se comprende mejor lo que sucede en Gaza y Cisjordania desde hace décadas. Y ahora llevado a un extremo inusitado de violencia y expulsión por mano israelí. La película se centra en el derribo de las casas de los palestinos por parte del Ejército y la ocupación de tierras por los colonos judíos. 

Siempre habrá negacionistas de la realidad y, lo que es peor, de la verdad. Pero en NO OTHER LAND todo es tan evidente como terrible. Como terrible es la matanza que está teniendo lugar en nuestros días.



https://elpais.com/cultura/2025-03-28/seiscientos-miembros-de-la-academia-de-cine-de-hollywood-se-rebelan-contra-la-presidencia-por-su-tibia-respuesta-tras-el-ataque-al-director-de-no-other-land.html


https://www.theguardian.com/world/2025/mar/28/attack-palestinian-director-rising-israeli-settler-violence-








miércoles, 26 de marzo de 2025

Un poema para Hernán

 





Me recuerdan que el lunes 24 se celebró en Argentina el Día de la Memoria por la Verdad y la  Justicia. Fue con una manifestación masiva en Buenos Aires. Y es que en esa fecha se cumplían 49 años del último golpe militar en Argentina, que instaló la dictadura de una Junta presidida por Videla que causó tantos crímenes. Hernán Eugenio González Soria, estudiante de Medicina de 20 años en Tucumán, hijo del poeta Juan González, fue secuestrado y pasó a ser uno de los miles de desaparecidos. Sus restos aparecieron hace pocos años en el Pozo de Vargas, en Tucumán, y fueron identificados junto a los de más de 150 personas. En cierta ocasión escribí un poema en su recuerdo que quiero traer ahora aquí.  


Temblor de la tierra


Una vez la tierra tembló
al recibir un cuerpo que apenas era cuerpo.

Un cuerpo que tenía raíz 
y que quería ser tronco y ramaje 
y savia en curso fluyente 
que aprendiera a hibernar 
y luego a florecer de nuevo y más tarde
a saberse sombra de otros cuerpos vivos. 

Porque los cuerpos no nacen
para estar muertos. 

La tierra tembló como lo hace cada día
por tantos hombres que caen. 
De ella, en aquella profundidad desconocida,
al cuerpo le crecieron cabellos revoltosos
un mentón afilado y duro
una barba hirsuta 
un pecho de lluvia nutriente
sabiéndose ya entraña de la vida. 
Y la mirada permaneció abierta
desafiando el paisaje borroso.

Una alondra emitió su voz acusadora
y la tierra volvió a temblar. 

Caída indeseada
desde allá abajo una mano oscura
arranca de la superficie al hombre bueno. 
La maldad no avisa 
y el hombre, incauto o prevenido, 
no sabe evitar la involuntaria captura. 
Atónito. La voz le quiebra sin entender 
su aguda inmersión en el silencio. 

Entonces el ave, junto a él, extiende su plumaje 
y se resiste a apagar el canto. 
Sabe que no puede abandonarle. 
Mira los ojos inmaculados del hombre
limpia el perímetro del yacente
y despliega su vuelo para salvarlo del olvido.


*Dibujo de Inés González.


martes, 25 de marzo de 2025

Dirección única. Imprevisiones

 


A veces pienso cuál será la última palabra que pronuncie. Puede ser un simple ¡ay! perplejo o una blasfemia como reacción espontánea a un accidente letal que me pare para siempre. Puede ser una invocación a la madre (mi madre invocó a la suya) ante una desesperada soledad. Puede quedar simplemente en una palabra interior, recóndita, que nadie oirá y que otros llamarían silencio (mi padre y su silencio consciente) Charles Foster Kane, ya en su estertor desamparado en Xanadú, solo acertó a decir mientras se le caía de la mano la bola de cristal: Rosebud. Difícil prever la última palabra tras una vida de tantas palabras. Tampoco se trata de tener preparado un término y menos un texto de despedida. Mejor esperar a la ocurrencia final. Que la última palabra sea ingeniosa. Que me sorprenda a mi mismo. Que me salve del hartazgo. Que alivie el instante postrero. Quién sabe. Acaso pronuncie una palabra sencilla y curativa. Cuna, por ejemplo.



*Fotograma del filme Ciudadano Kane. 

lunes, 24 de marzo de 2025

Dirección única. De celuloides y Hackman

 














"Me formaron para ser actor, no para ser estrella. Me formaron para interpretar papeles, no para tratar con la fama, los agentes, los abogados y la prensa". 

Si la cita es de Gene Hackman, como leo por ahí, me quito el sombrero. Hay actores que son más que otra cosa estrellas. El estrellato es industria y comercio, aunque cuente la interpretación y pueda ser determinante para el objetivo de ganancia de los productores. Y hay actores en que sobre todo domina la calidad de la interpretación, a pesar de la industria, el comercio y la publicidad. ¿Hay actores que son solo estrellas y hay estrellas que son intérpretes de verdad? La historia del cine lo dirá y luego el criterio de la crítica. Pero la crítica es siempre tan interesada, es decir motivada e inducida por el beneficio crematístico de las voces de sus amos...

Me conformo al ver una película con sentirla, que es muy instintivo y a su vez contiene tanta racionalidad como el argumento a comprender. Una manera de sortear también la ideología expresa o subyacente. Si mi culo no para de moverse en el asiento mientras veo un filme, mala señal. La capacidad sensorial, o la sensibilidad, si se prefiere, es ansí.



(Carteles de dos películas que vuelvo a ver de vez en cuando; miento, la de Mississippi me cuesta horrores; dolorosa en extremo)




sábado, 22 de marzo de 2025

Dirección única. Ociosidades

 


He soñado que era Jep Gambardella. No por sus saraos romanos, aunque sí por las vistas del Anfiteatro Flavio desde su piso. No por el reconocimiento que le dedicaban, sino por sus soledades elegidas. No por los amores agotados, pero sí por sus paseos ociosos. No por su elegancia dandi, más bien por su pausado andar. No por sus tertulias, sino por sus huidas cínicas. No por el ruido de la tribu decadente, sino por el rumor de las fuentes en su recorrido a través de las calles de Roma. 

Como Jep Gambardella me he visto en sueños dando la espalda a Marforio, que no cesaba su cháchara. Escuchando la versión de este sobre el transcurso de los días y las gentes.



viernes, 21 de marzo de 2025

Dirección única. Caídas

 







"Batido en tierra y mar arrostró muchos riesgos".

Virgilio, Eneida, Libro I.


¿Caído? ¿Tú caído? Di más bien, cuando se dé el caso, que habrás sido derribado. Ante una fuerza mayor ¿cómo resistir su ley física? Evita tu propia caída por muy caprichosamente que algo dentro de ti te incite a ello. Nadie necesitará saber nunca por qué llega tu caída. Te bastas a ti mismo, protagonista y testigo, para saber en qué ha consistido ser un mortal.



*Escultura del frontón del templo de Afaia en Egina, en la Gliptoteca de Múnich.

miércoles, 19 de marzo de 2025

Dirección única. Sangrías

















"...en un mundo sin cielo, la tierra se muda
en abismo"

Mahmud Darwix. Como la flor de almendro o allende.


Ha sido un despertar ingrato. Los sueños oscuros, demasiado acosadores, aún roían la entraña. Las noticias de la radio hablaban un día más de crímenes. Oh, no de uno. De trescientos, de cuatrocientos. En la misma zona del mundo y de la mano de los mismos criminales. Sin respetar edades ni inocencias. Sin piedad, sin clemencia, ¿sin humanidad? ¿O acaso humanidad también es esto o sobre todo esto?  ¿Siempre fueron así estos ejecutores sin indulgencia de la vida ajena? 

¿Cómo leer los episodios de la larga historia del pasado sin dejarse uno influir por la ominosa barbarie? Mi horror como receptor de noticias es una bagatela al lado del horror sufrido en carne por otras gentes. Lo mío es a distancia, hoy por hoy. Y la culpa la tiene la sensibilidad que, dentro de mí, habita un rincón también humano, de otra clase humana, que me preserva. Pugno cada día para que el horror no se troque en odio. Y mucho menos la clase de odio que nutre a los asesinos. Que llega a activar venganzas y alimentar Estados. Paradojas. Perseguidos de ayer son verdugos sin compasión de hoy. No sé si en sus preceptos y textos sacros, tan utilizados como excusa, está registrada una cita: vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomen espada a espada perecerán. Se ve que les trae al fresco.



*Figuras del frontón del templo de Afaia en Egina, en la Gliptoteca de Múnich.

martes, 18 de marzo de 2025

Dirección única. Lasitud
















"Sobre todo no me ames, 
por lo menos recuerda que te lo prohibí".

John Donne, La prohibición.

 

Te cansaste de esperar. Me harté de esperar. Esperar no es un verbo dirigido solamente al sujeto. También al objeto. Qué debimos esperar. Qué nos esperaba después. Por qué aquella espera que se demoraba. Qué situación anhelada puede ser posible tras un letargo que no entiende de conjugaciones verbales y menos de declinaciones pusilánimes. Una espera implica casi siempre una nube imaginaria de realizaciones a las que se aspiran. Si los hechos no acontecen, ¿no constituye la espera una frustración? Si lo que se obtiene no es lo soñado, ¿no se siente un desvanecimiento? No voy a ser víctima de las expectativas, dijiste. Yo tampoco de las indecisiones, repliqué airado. Tu cuerpo cerró con el mío el discurso. Ninguno de los dos quedó encerrado dentro del otro.

 


*Fotografía de Jean-François Jonvelle

lunes, 17 de marzo de 2025

Propuestas para una paz para siempre

 



Propuesta de artículos preliminares:

1. No debe considerarse válido ningún tratado de paz que se haya firmado con alguna reserva secreta sobre alguna causa para una futura guerra.

2. Ningún Estado independiente podrá ser adquirido por otro mediante herencia, permuta, compra o donación, sin importar que sea grande o pequeño.

3. Los ejércitos permanentes deben desaparecer totalmente con el tiempo.

4. No debe emitirse deuda pública en relación con los asuntos de política exterior.

5. Ningún Estado debe inmiscuirse en la constitución y gobierno de otro de forma violenta.

6. Ningún Estado en guerra con otro debe permitirse actos de hostilidad que haga imposible la confianza mutua en una paz futura, como la introducción de asesinos o envenenadores, la violación de la capitulación, la inducción a la traición, etc.


Artículos definitivos:

1. La constitución política de todos los Estados debe ser republicana.

2. El derecho internacional debe basarse en una federación de Estados libres.

3. El derecho cosmopolita debe limitarse a las condiciones de una hospitalidad general.


No, todas estas propuestas no son de mi cosecha. He copiado y he pegado. Se podrían actualizar y matizar hoy día, pero ¿no es de una modernidad y vigencia este texto de 1795? Lo escribió un pensador ilustrado y sabio de Königsberg llamado Inmanuel Kant. Sobre la paz perpetua (Zum ewigen Frieden. Ein philosophischer Entwurf) es el título del opúsculo que se puede encontrar editado en Alianza editorial, por ejemplo. Adjunto la obra porque no deja de maravillarme. En estos tiempos que nos necesitamos más europeístas que nunca y clarificar ideas y modificar favorablemente y en sentido progresista las Constituciones aquellas propuestas de Kant pueden tenerse aún como un faro.

https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-paz-perpetua--0/html/fefe81ac-82b1-11df-acc7-002185ce6064_3.html



domingo, 16 de marzo de 2025

Desde la Piazza del Popolo Michele Serra convocó a Europa

 


Emocionante la concentración en la Piazza del Popolo de Roma. Admirables organizadores y admirable población que acudió a la llamada del escritor y periodista Michele Serra a favor de una autoafirmacion de Europa. O simplemente a manifestar orgullo por ser europeos, en medio del vapuleo de los autócratas de fuera y de dentro. El obelisco Flaminio, si bien egipcio aunque Augusto se lo llevara a Roma, adquiría un carácter universal y reivindicativo. Cierto que en la convocatoria había cierta ambigüedad pero también pluralidad. ¿Dónde no las hay? En la concentración se manifestaba un afán por reivindicar una Europa siempre en construcción que algunos quieren destruir. Ante la precipitación de los recientes acontecimientos internacionales Serra había declarado: "...Queremos Europa, los europeos están aquí y nos gustaría que hubiera más Europa también (...) Me doy cuenta de que después de la polémica sobre el rearme el tema está muy candente, pero estamos tratando de no dejar que el escenario quede aplastado sólo por la cuestión guerra-paz porque también está la cuestión de los derechos”. Una vez más los italianos, que siempre parecen sumergidos en contradicciones que superan antes o después, nos tomaron a otros la delantera. ¿Por qué en España no puede haber ahora iniciativas de esta clase?

El texto siguiente es de Michele Serra:


"Somos muchos. ¡Viva! 

Somos muchos porque somos personas. Pueblo es una palabra que en los últimos años se ha alejado de la democracia y la bondad. Y en cambio es la más democrática de las palabras. 

Somos muchos y somos diferentes. 

Porque una plaza europea sólo puede ser una plaza de personas que, en muchas cosas, no piensan del mismo modo. Cada uno de ustedes podría tener a su lado a alguien que vote por otro partido. O no votar en absoluto. Hay quien cree en otro dios o en ningún dios. Hay quien ama la paz, pero piensa en defenderla de diferentes maneras. 

En un mundo que parece desmoronarse, una plaza que une a personas e ideas diferentes es un escándalo. Este escándalo tiene un nombre. Se llama democracia. La democracia no está muy de moda en el mundo. El mundo está lleno de gente en la cárcel porque no piensan como el jefe. De niñas que no pueden ir a la escuela porque son niñas. De opositores asesinados o envenenados, de libros prohibidos, de ideas aplastadas. De los homosexuales y transexuales perseguidos por la ley. De la esclavitud en el trabajo y en las familias. De vidas sometidas al dominio del amo y a la arbitrariedad del padre. 

Aquí, no. Porque estamos en Europa. Y por mucho que hayamos cometido errores, por mucha injusticia e indiferencia que todavía opriman a los más débiles, desde hace ochenta años tratamos de vivir en libertad y en paz. Y la gente que huye de la guerra, de la opresión y del hambre para buscar refugio aquí con nosotros lo hace porque para ellos vivir en paz, vivir libres y tener el estómago lleno es una gran novedad. Y no una costumbre perezosa, como nos hemos resignado a creer los europeos, estropeada por ochenta años de paz y libertad. Pongámonos en marcha, de lo contrario corremos el riesgo de creer que la única bandera que nos queda por ondear es la tarjeta de crédito. 

Esa es la bandera de Trump y su gobierno de multimillonarios. Personas que creen que la reconstrucción de la arrasada Gaza es una cuestión inmobiliaria y no una emergencia humana. Pobres de ellos, que con todo ese dinero no pueden comprar nada más que más dinero. 

Nuestros verdaderos enemigos somos nosotros mismos cuando olvidamos nuestra fortuna. Para quienes cruzan el Mediterráneo para venir aquí, y para quienes ondean esta bandera en el Este, Europa no es un concepto abstracto. Es la salvación. Recordémoslo cuando los devolvamos al mar. Y recordemos esto cuando pensemos que la resistencia de los ucranianos es sólo una molestia que nos impide descansar en paz. 

Esta bandera ha ondeado poco en nuestras zonas. Cuelga en oficinas y delante de edificios, pero hasta ahora ha sido un símbolo frío que no calienta corazones. Si hemos pensado en traerlo a la plaza es porque queremos sentirnos europeos, no por tratados ni por obligaciones burocráticas. Pero porque creemos seriamente, obstinadamente, incluso a pesar de la realidad, en la libertad y en la paz, que son las dos madres de la construcción europea. 

Todos sabemos cuál es el problema, aquí y ahora. Incluso en esta plaza hay diferentes ideas sobre cómo Europa debe protegerse, cuidar sus valores y a su gente. El problema es que todos queremos la paz, pero no puede haber paz sin libertad. Nadie puede sentirse en paz si está oprimido, invadido, subyugado. Y todos queremos libertad, pero no hay libertad sin paz. Nadie es libre bajo bombas o con un arma apuntándole. Nada suspende la libertad de los seres humanos como la guerra. La guerra no sólo es lo opuesto a la paz, sino también a la libertad. 

Tenemos estas dos preciosas palabras en nuestras manos, paz y libertad, pero no sabemos exactamente cómo utilizarlas sin que caigan al suelo y se rompan, dejándonos sólo con los pedazos. 

Esta plaza no tiene respuestas pero tiene preguntas muy claras. Este cuadrado es un signo de interrogación azul. Somos la pregunta que nos hacemos a nosotros mismos, a quienes nos gobiernan, a quienes nos representan en el Parlamento italiano y europeo. Cualquiera que piense que tiene las respuestas en su bolsillo y que sabe cómo hacer la guerra y cómo hacer la paz, no está aquí hoy. 

A los políticos presentes en la plaza, a quienes agradezco de corazón, y a los que no están allí, a quienes respeto, sólo tengo un pequeño punto que decir. Eres demasiado inteligente. Por favor, intenta ser un poco más estúpido, como este cuadrado que no ha hecho ningún cálculo, que no sabe exactamente qué hacer, pero intenta hacerlo de todos modos. Por favor, traten de hablar entre ustedes e incluso de escucharse mutuamente. Estamos aquí hoy porque nuestra soledad y nuestras esperanzas nos impidieron quedarnos en casa. Nos empujaron a dejar nuestro hogar y a encontrarnos aquí. Juntos. Lo repito porque es la palabra más europea: juntos. 

Quizás esta noche nos sintamos un poco menos confundidos. Quizás aún más confundidos. Seguro que nos sentiremos un poco menos solos. Para eso debería servir la política: para hacernos sentir menos solos. Muchas gracias a todos".










sábado, 15 de marzo de 2025

Dirección única. Contemplaciones

 




















Dime qué contemplas, viejo hombre. ¿Lejanías o cercanías? ¿Alzas los ojos a las estrellas o a lo alto de los páramos? Tal vez mantienes la vista perdida o bien has parado la mirada exterior para observarte a ti mismo. Aparenta tu cuerpo descansar pero acaso se sitúa en una tensión exigida por el objetivo que persigues, sea cual sea. Dime si consideras tu tiempo o imaginas el pasado. Si tratas de explicarte tu entorno o si dudas sobre el futuro. Fácilmente yo no acierte al opinar sobre tu postura. En un sentido soy un hombre de un tiempo muy posterior al tuyo. Pero solo en un sentido. He visto a muchos hombres en esa adecuación del cuerpo. Se les ha colgado nomenclaturas de toda clase. Que si filósofos, que si orantes, que si alumnos, que si pedigüeños. Que si sumisos. ¿Eres tú uno de estos? Esa aparente abstracción que muestra tu semblante la seguimos repitiendo hoy día, seis mil años largos después de ti. O yo soy muy antiguo o tú muy moderno. Ambos debemos ser el mismo individuo, por mucha pátina de culturas que haya acicalado el mundo estos últimos milenios. Y tanto tú como yo nos encontramos desnudos. Expectantes, mendicantes, perplejos.



* Escultura del llamado pensador de Tobyl u hombre que mira al cielo. Cultura botai. Kazajistán. Cuarto milenio a.e.c.

jueves, 13 de marzo de 2025

Dirección única. Pasados peligrosos

 












Más o menos todos hemos jugado de niños a la guerra. Más activos o más pasivos, e incluyo a las niñas que no entendían el juego de la guerra que nos traíamos, tal vez porque en ocasiones éramos muy brutos, tal vez porque no era un rol otorgado a ellas, pero a veces se sumaban en el papel que propusieran o se les designase. Aquellos juegos de la guerra podían ser más suaves, porque los gestos de las manos con fusiles imaginarios y los sonidos de las balas emitidos por la boca eran la pauta, o más duros, pues siempre había alguno que tumbaba al otro con cierta violencia pretendiendo ser fiel traductor de lo que veía en las películas de eso, de guerra. ¿Qué nos quedó de aquellos juegos lejanos? A algunos el olvido. A bastantes el gusto por los filmes bélicos. A muy pocos cierta repugnancia por las armas. 

Pero a lo que no hemos jugado nunca, porque no parece ser interpretativo y nada ocurrente, es al hambre o, mejor dicho, a la hambruna. El hambre no es un juego. ¿Cómo podría jugarse a estar hambriento? En las guerras hay una épica, pero ¿en las hambrunas? Pienso en ello mientras hojeo una cartilla de racionamiento heredada de mi familia. Recuerdo lo que me contaba mi padre sobre las carencias de los años cuarenta del siglo pasado, esa década mortal de después del triunfo fascista. La cartilla aún traspasó el 1950 y mi padre solía decir: fueron peores los años de posguerra. El hambre no es juego. Hoy sigue presente en muchas zonas del planeta. Fue un agente activo en casi todos los siglos de la historia europea. Stalin condenó a Ucrania a una hambruna en la década de 1930 con el precio de cuatro millones de muertos, por citar un caso extremo. Mucho antes, Irlanda padeció entre 1845 y 1849 la gran hambruna denominada de la patata, causante de un millón de fallecidos y otro millón al menos de emigrantes. Ya digo, ejemplo.

En la calle Stephen's Green de Dublín hay un monumento recordatorio de aquel episodio trágico. Realizado en bronce por el escultor Edward Delaney el Monumento a la hambruna reproduce cuatro figuras de gente famélica. Escuálidos, abatidos, tirados unos por el suelo, otros manteniéndose dudosamente en pie, uno ofreciendo una cuchara a la boca de otro, todo el conjunto resulta estremecedor. Cuerpos en las antípodas de Los burgueses de Calais de Rodin si bien unidos ambos por el sufrimiento y la angustia. Estilísticamente las esculturas de Delaney son de una especie de expresionismo abstracto, pero por eso mismo me parece que se prestan mejor a representar algo tan patético como el individuo humano dominado y destruido por el hambre.

Que cada cual dedique un punto de reflexión sobre un tema que ignoramos en esta época de exceso alimentario. Sin olvidar que las guerras pueden traer el jinete del hambre, mientras los otros jinetes sonríen bárbara y sardónicamente.





miércoles, 12 de marzo de 2025

Dirección única. Exposiciones





















"Hay que seguir, una vez más, la sombra 
por el nocturno callejón"

Francisco Brines, de La última costa.

 

No hay más rostro que el interior. El exterior es una máscara. Una fisonomía a cuestas. Una sobrecubierta que sirve para identificaciones nominales. Para ser distinguidos en el rebaño. No vemos lo que hay dentro de nosotros mirándonos al espejo ni cara a cara con los otros. Por mucho que nos disfracemos no habrá verdad. La cara de circunstancias que ponemos ante lo externo es la identidad aparente. Sirve para ser admitidos en ese naufragio llamado convivencia. ¿Hasta qué punto nos representa el juego que nos traemos para cumplir con los objetivos de supervivencia? Mas en el silencio de cada uno no hay imagen sino el bullicio de los sentidos. Donde la palabra introduce el índice y el corazón para comprobar si sentir y emocionarnos nos dotan de esencia. Afuera todo está revuelto, inseguro, indefinible, incierto. Se nos empuja a reconocernos en lo otro y en los otros. Vacilantes sobrellevamos el día a día. Crédulos de un sentido ascendente de la historia que suele quebrar. El camino ascendente es una quimera. Confuso y peligroso es vivir en una quiebra continua. Peor ignorar que esta existe, cual falla sísmica del acontecer. Habitamos burbujas tenidas ingenuamente por fortalezas. Pero las balsas de aceite pueden trocar en llanos en llamas. Cada nuevo tiempo nos pone a prueba, incluso arriesgamos el derribo de la casa interior que creíamos a salvo. Entonces nos exigiremos levantar otra morada. Deberemos exponernos y convendrá no perder la orientación. Si llegamos a tiempo.



* Escultura de Otto Freundlich destruida por el nazismo acusada de arte degenerado.

lunes, 10 de marzo de 2025

Dirección única. Lamentaciones

 










"¿Y la verdad que hemos perdido en los campos de batalla?"

Ümit Yasar Oguzcan, Un mundo para dos.


Hay muchas citas latinas que aún usamos con frecuencia. Unas en nuestros coloquios cotidianos. Otras en los términos jurídicos o filosóficos. Estos tiempos revueltos, si es que alguna vez no lo fueron, están actualizando ambas sobremanera. Si vis pacem, para bellum es una de ellas. Siempre me llamó la atención porque no acababa de entenderla, y sospecho que sigo igual. ¿Cómo es eso de que si quiero paz tengo que prepararme para la guerra? ¿Va a ser verdad que son dos términos antitéticos y no me había enterado? Si sigo un discurso que responda al interrogante me pierdo en la nebulosa donde no distingo entre ficciones. Prepararme para la paz va a tener un precio, en mi condición de vida actual, en la repercusión económica, en la discordia política, incluso en la salud mental y lo que es ya más funesto, en mis principios morales. La otra expresión es aquella tan breve como acongojante: Vae victis! Traducido:  Ay, de los vencidos. Ampliado sería: ay lo que les espera a los que no resulten vencedores en una guerra, el coste de la rendición, el balance de sangre y fuego, la destrucción y ocupación de su territorio tradicional, lo que perderán en todo o en parte de su sistema de vida posterior, los años venideros de dificultades que acaso no les permitan recuperarse.

No hay como la precisión concisa de nuestra lengua madre. Lo que entrañan siete palabras. Ambas expresiones latinas, antes excepcionales pueden convertirse en habituales ahora, dada la situación que parece avecinarse. Y van vinculadas. Se podrían pronunciar seguidas antes de echar la moneda al aire porque solo las separa una línea frágil que puede ser sobrepasada por decisión de alguno de los poderosos de la Tierra e incluso casi por azar. Y lo peor: ¿contará con el apoyo incondicional y cómplice de millones que presumen de ser ciudadanos, es decir hijos de la civilización?

Así que ante este si vis pacem...que nos proponen y para evitar un vae victis, ¿qué puedo hacer? 



*Esculturas del frontón del templo de Afaia en Egina, en su exilio en la Gliptoteca de Múnich.