"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





viernes, 27 de septiembre de 2024

Baltasar Gracián, ese antiguo pero no viejo Criticón


Baltasar Gracián es antiguo, pero no viejo. Leer alguna de sus obras es como ampliar a un Marco Aurelio, por ejemplo, y enriquecerlo, y sumando una prosa castellana exquisita y precisa. Y aun pareciendo barroco, que no decadente, su pensamiento un tanto negativo, mas no equivocado, sobre conductas y pasiones de la especie humana está muy de actualidad. Dicen que influyó en La Rochefoucault, en Schopenhauer, en Nietzsche, y reconozco que resulta muy difícil negar sus puntos de vista.

No me aguanto comunicaros este trozo de la crisi octava (llama así a cada capítulo) de la primera parte de El Criticón


"—¿Quién es este monstruo coronado?—preguntó Andrenio—, ¿quién este espantoso rey ? 

—Este es—dijo el anciano—aquel tan nombrado y tan desconocido de todos, aquel cuyo es todo el mundo por sola una cosa que le falta; éste es aquel que todos platican y le tratan, y ninguno le querría en su casa, sino en la ajena; éste es aquel gran cazador con una red tan universal que enreda todo el mundo; éste es el señor de la mitad del año, primero, y de la otra mitad después; éste, el poderoso (entre los necios) juez a quien tantos se apelan, condenándose; éste, aquel príncipe universal de todos, no sólo de hombres, pero de las aves, de los peces y de las fieras; este es, finalmente, el tan famoso, el tan sonado, el tan común Engaño. 

—No hay más que aguardar—dijo Andrenio—. Vámonos de aquí, que ya estoy más lejos del cuanto más cerca. 

—Aguarda—dijo el viejo—, que quiero que conozcas toda su parentela. 

 Ladeó un poco el espejo y apareció una urca más furiosa que la de Orlando, una vieja más embelecadora que la de Sempronio.  

 —¿Quién es esta meguera? —preguntó Andrenio. 

—Esta es su madre, la que le manda y gobierna; ésta es la Mentira. 

—¡Qué cosa tan vieja! 

—Ha muchos años que nació. 

—¡Qué cosa tan fea!  Cuando se descubre, parece que cojea. 

—Por eso le alcanzan luego.

—¡Qué de gente le acompaña!

—Todo el mundo. 

—Y de buen porte. 

—Esos son los más allegados. 

—¿Y aquellos dos enanos? 

—El Sí y el No, que son sus meninos 

—¡Qué de promesas, qué de ofrecimientos, excusas, cumplimientos, favores! Hasta las alabanzas le acompañan. 

Torció el espejo a un lado y a otro, y descubrieron mucha gente honrada, aunque no de bien:

—Aquélla es la Ignorancia su abuela; la otra su esposa la Malicia, la Necedad su hermana; aquellos otros, sus hijos y hijas, los Males, las Desdichas, el Pesar, la Vergüenza, el Trabajo, el Arrepentimiento, la Perdición, la Confusión y el Desprecio. Todos aquellos que le están al lado son sus hermanos y primos, el Embuste, el Embeleco y el Enredo, grandes hijos deste siglo y desta era. ¿Estás contento, Andrenio?—le preguntó el viejo. 

—Contento no, pero desengañado sí. Vamos, que los instantes se me hacen siglos: una misma cosa me es dos veces tormento, primero deseada y después aborrecida." 



4 comentarios:

  1. Lo que delata la época de Gracián es su riqueza de lenguaje, tan pobre a día de hoy, un lenguaje en el que ya no se platica, como se platicaba en tiempos de Don Baltasar.
    Saludos.

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    1. Y la aguda mirada sobre la naturaleza humana. Por supuesto, el vocabulario utilizado es un tesoro. Tenemos que poner de nuestra parte por rescatar términos expresivos.

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  2. Voy a por el diccionario. Ahora vuelvo...
    El engaño. Tan aborrecido por mí, que ahora, leyendo esta porción del Sr. Baltasar, me doy cuenta de que nunca profundicé en el extenso número de parientes, lejanos y cercanos, que llega a tener.

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    1. Fíjate que los términos relacionados con el engaño y la mentira siguen en vigor y se entienden perfectamente, no han caído en desuso del todo. Hay otros vocablos que sí nos reclaman de diccionario.

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