Cuando vierte Atis, la sierva de mi amigo Lárico, el vino en mi vaso me estremezco. Plena confusión. El porte inquietante de la muchacha, su natural fragancia, el modo tan refinado de escanciar de la jarra y la jarra misma me abstraen del banquete.
Mientras mi anfitrión sigue hablando yo me extravío en la contemplación del hombro descubierto de la esclava y en el baile que ejecuta con su brazo al llenar mi copa. Lárico hace como que no lo advierte.
Cuando hemos sido servidos él paladea esperando algún gesto por mi parte. No bien acabo de degustarlo me parece acertado darle una opinión. Con estar en buen punto este vino, le digo, aún he quedado más sorprendido por el ceremonial que tan sencillamente ha ejecutado la muchacha.
Lárico se sabe orgulloso de la servidumbre que atiende su casa pero es recatado. Me deja seguir hablando. No esperaba un enócoe tan elaborado y con una decoración tan sutil. Si te dijera que su calidad ha crecido en manos de la sirvienta, ¿dirías que exagero?
Lárico esboza una sonrisa prudente. No tendría sentido que poseyera objetos hermosos, mi estimado Alceo, si no dispusiera de las personas adecuadas para tratarlos y ennoblecerlos, ni de los amigos que valoran con su contemplación la obra del artesano. Pero tú no equivoques nunca el disfrute de un elemento de uso, por muy exquisito que les parezca a tus ojos, a tu boca o a tu tacto, con la atención y el cuidado de una mujer que reclama y procura tu satisfacción.
*Enócoe de cerámica corintia del museo etrusco de Villa Giulia.
El cómo y de qué manera, el con qué y quién lo hace, todo es sumamente importante, pero nada de eso salvará, a un mal vino.
ResponderEliminarEvidentemente, y servirá de contraste con la parafernalia, algo que suele ser muy criticado por los invitados.
EliminarSutil reflexión, la de Lárico sobre el disfrute de lo hermoso, de lo bello.
ResponderEliminarTal vez quería poner los puntos sobre las íes por si Alceo pretendía más que un diálogo y una excelente acogida.
Eliminar¿Tu crees que Larico permite a la servidumbre escuchar detrás de las cortinas? Sería una pena que no lo hiciera.
ResponderEliminarEs cierto que si lo hubiera servido un adefesio (creo que nunca había escrito esta palabra) pleno de bondad, no estaría el vino tan rico, rico.
Abrazoo
Larico es un tolerante y se hace el tonto ante las prácticas discretas de sus empleados. Tal vez porque él mismo era un manumiso, aunque casi nadie lo supiera.
EliminarTodo lo que rodea a esa ofrende de vino, realza o empobrece al vino.
ResponderEliminarMuy bien hallado. Por el gusto al contratar a quienes sirven. Un abrazo
Increíble. Este comment tuyo habría quedado perdido en alguna parte. Hoy me aparece.
EliminarTu entrada me ha recordado cosas que aprendí de mi primer suegro (el segundo, era un imbécil incapaz de enseñar nada).
ResponderEliminarSiempre, siempre, tenía su jarra de vino que, ni por asomo llamaría nunca enócoe, a la fresca de un pozo interior que estaba en el interior de la casa (más parecía un castillo). Después de su uso, siempre la lavaba con agua y sal. Luego, aclarada con agua sola y así permanecía hasta el próximo rellenado directamente desde la bota poco antes de la comida.
Que los dioses le concedan una vida eterna, corta y saludable en las amplias praderas celestiales, mientras prepara su próxima reencarnación, donde no me disgustaría nada, volver a conocerle. Ja ja ja...!
Poner el agua o el vino a la fresca de un pozo o envuelto en trapos húmedos esperando la acción del relente del atardecer eran prácticas pre-neveras y pre-frigoríficos. Y siempre el botijo.
EliminarLo de la vida eterna y corta es surrealista, eso implica reencarnación segura.
Es que tú no sabes que Dalí, para mi "el Vadó" (de Salvador), venía a mis cursillos de su-rre-a-lis-mo. ja ja ja...!
EliminarNo he salido daliniano, aún me cuesta tragar con su creación, digamos, pero asumo que son prejuicios míos, sin embargo me fascina cierto surrealismo, incluso el de la vida cotidiana, sobre todo el coloquial.
EliminarEl Bosco se anticipó en siglos al de Cadaqués. Y Max Ernst es enorme en su intencionalidad. Mírate su 'Una semana de bondad o los siete pecados capitales'.
Cualquier objeto aumenta o disminuye su valor por la experiencia. Hay culturas que valoran las cosas por sus poseedores anteriores, en otras es el momento exacto de acercarnos a ellas lo que cuenta.
ResponderEliminarEl valor, no necesariamente crematístico, de las cosas está hoy en día muy en entredicho. Demasiado plástico, material dudoso y estética penosa inundan hogares. Desde luego los objetos deben pasar su prueba del uso, que no es otra que el largo tiempo que conviven con nosotros. Yo guardo algunos utensilios de cocina de mis padres, de antes de la sociedad de consumo, porque aun abollados mantienen una calidad de material inestimable.
EliminarHoy son los etnólogos o los somelier los que hacen el vino y otros los que los muestran en restaurantes y bares de alto postín, con el vino hay mucho postureo; los dos profesionales me hicieron entender un poco el vino, el primero, diciendome que el mejor vino es el que a mi me gusta, ya cueste mucho o poco; el otro, me comento que le ha ofertado botellas supercaras a gente que no tenia ni idea de beber ni de saberearlo pero que presumian de ser unos entendidos.
ResponderEliminarEn efecto, excesivo postureo. Incluso en lo que ponen las etiquetas de las botellas hay mucha bobada. Las anécdotas que cuentas me las creo, y habrá más. Hay mucho culto y clérigo en esto del vino y la enología en general. Pero ya veremos dentro de unos años si el cambio climático, como dicen, puede afectar las tierras donde ahora se cultivan y entonces puedan darse las vacas flacas del cultivo en España.
EliminarHay personas que convierten en un ritual hasta los gestos más sencillos... De alguna manera convierten el mundo en un lugar un poco más agradable.
ResponderEliminarCiertamente. Prefiero los rituales espontáneos, no los estereotipados y menos los jerarquizados. Lo espontáneo, si es atendido con buena intención y mejor voluntad, es agradable y terapéutico.
EliminarO que torna uma casa acolhedora não são os objectos, mas o calor humano que a enche... O inesperado.... enfim...
ResponderEliminarComo sempre um texto interessante....
Beijos e abraços
Marta
Totalmente de acuerdo contigo, pero si además del calor de quienes nos acogen hay belleza y estética de objetos aún se valora más.
EliminarEl vi s'ha de prendre amb formatge, diuen.
ResponderEliminarCon tantas viandas se toma de hecho...
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