La mujer durmiente tal vez soñaba lo vivido. O vivía lo imaginado. Acaso ensayaba subconsciente lo que hubiese deseado y no tuvo. O bien quería prolongar lo tenido pero que una vez desapareció. Los sueños son justicieros. Devuelven posesiones y compensan carencias. Reviven goces pero pueden resucitar fantasmas. Estimulan anhelos íntimos y acogen rechazos. El traqueteo del tren incentivaba ritmos que ella traducía desde la fuga somnolienta. ¿A dónde pretendía ir? ¿A una vida rutinaria y sin compensaciones? La duermevela es traidora e inestable. Recurre tan pronto a pensamientos como bucea en las fantasías. Aquellas propuestas del hombre en el baile, ¿hasta dónde alcanzaban? Fundían sensibilidades. Traspasaban desconfianzas. Aproximaban apetencias. ¿Por qué no se había decidido a viajar al firmamento en el preciso momento en que la noche lo propiciaba y él, respetuoso y delicado, le brindaba una contemplación menos metafísica pero más satisfactoria seguramente que la del parterre? En aquel jardín ambos habían observado el universo exterior mientras paralelamente trataban de tantear el más próximo. Sus personalidades, sus emociones, sus apetencias. Pero los instantes o se toman según llegan o se extravían, sin garantías de una nueva oportunidad. El cabeceo de la mujer seguía a un ritmo onírico que no podía controlar, pero que era suyo. Y en aquella convulsión, que le hacía sentir pero no estabilizar, percibía la intensa llegada no solo de aquel hombre enigmático que había bailado con ella, tan desconocido aún, sino el azoramiento producido por antiguos rostros casi olvidados, cuerpos que la habían elevado o personajes que la perjudicaron. En un cruce de vías se sobresaltó. Alarmada por el despertar brusco las escenas soñadas la golpearon a la par que se rompían. Percibió emociones contradictorias. Miedos agudos, temores confusos, estímulos apasionados, urgencias que la cargaban de ansiedad. Peleaba consigo misma. ¿A qué origen pretendía retornar en una huida que la frustraba? Se espabiló y a punto estuvo de levantarse airada y tirar del freno de emergencia. En la primera estación me bajo, chilló. El viajero que tenía enfrente la miró sorprendido. ¿Qué traviesos son los sueños a veces, verdad?, arriesgó con cortesía.
* Fotografía de René Groebli.
No sé cuáles son más peligrosos: los sueños inconscientes o plenamente conscientes.
ResponderEliminarRecuerdo mi niñez y esa profunda desconexión que sentía cuando subía al almendro y era feliz en otro mundo. Lo terrible venía después, porque al bajar del árbol no existía nada de todo aquello soñado y, quedaba ese dulce agrio de sentir que yo había creado todo aquello pero, no tenía sustento. En cambio, los sueños inconscientes dejan la sensación de que algo de certeza tienen, de que realmente vivimos esas emociones. Incluso, si nos dejamos llevar por la espiritualidad por aquello de que almas salen de nuestros cuerpos a vivir situaciones en otros planos.
Interesante tema Fackel....yo, soy una eterna soñadora.
Abrazos
Y participo mayormente de tu comentario. Aunque no entienda bien lo de "...por la espiritualidad por aquello de que almas salen de nuestros cuerpos a vivir situaciones en otros planos". Yo le llamo a eso imaginar, y es que ciertas terminología tradicionales ni las entendí antes (había que tener fe) y mucho menos ahora. ´Bastante amplia es nuestra capacidad mental para ubicarnos virtualmente en otros planos, y eso me agrada.
EliminarPues sí que había aquí sotobosque con rescoldos:)))) Qué interesante!!!
ResponderEliminarPero creo que intentar "retornar" en sueños, como en la vida, es una quimera.
Un abrazo Fackel.
Los retornos oníricos son un juego caprichoso del estado propio de nuestra mente en reposo. Retornar en la vida real...puede ser quimera. Y lo que a veces creemos volver atrás seguramente es intentarlo de nuevo, sin más. Con los mismos personjes u otros, pero con una evolución interior que seguramente nos concede y exige experiencias novedosas.
EliminarLos sueños siempre son traviesos… e ingobernables, no así la firme voluntad de ella al querer bajarse de un tren cuyo destino final no le convence y desplazarse, libremente, hacia donde el corazón la lleve (soñar despierta también vale).
ResponderEliminarEl corazón (metáfora como saco sin fondo)...o el deseo, la sexualidad, la necesidad de ampararse. Vaya usted a saber.
Eliminarbien visto lo del tren. solamente la ubicación da pie para desplegar la historia.
ResponderEliminarLas oportunidades no vuelven y el firmamento hubiera continuado allí ( esperemos) después de la actividad lúdica.
Este da para una saga, como la de espias ( no me acuerdo de los nombres) , al menos para continuacion. Puede que además de cortes sea interesante, y sí que se repitan las oportunidades.
abrazooo
La vida resulta ser al final eso, episodios. Nos creemos sedentarios pero seguimos siendo nómadas (emocionales)
EliminarInteresante la mujer durmiente. Lo que se deja pasar no vuelve. Las oportunidades hay que cazarlas al vuelo. De otro modo se extinguen para siempre.
ResponderEliminarBailar, contemplar el firmamento, dormir... ¿son actividades reales o son actividades soñadas?
Son actividades que uno no se cansa de ensoñar, de anhelar, de proyectar, y creo que habría que citar alguna actividad vital más que nos acompaña siempre como necesidad y sin la cual la relativa armonía de nuestras vidas no quedaría compensada.
EliminarLos sueños como los gatos, son impredecibles, van a su aire y no siempre en el sentido correcto, Saludos.
ResponderEliminarY además, como los gatos, extraordinariamente curiosos. No hay más que ver cómo los sueños se asoman a cualquier rincón de nuestra existencia.
EliminarDicen que los sueños expresan lo que llevamos dentro y no nos atrevemos a confesar... Es esa duermevela, un pie en cada lado, donde quizás salga a la luz lo que realmente somos...
ResponderEliminarLo que realmente somos...me dejas pensando...lo que realmente hemos sido, nos hemos manifestado a lo largo de la vida...las que nos vengan por delante también serán porque seguimos siendo, con tantas novedades, hasta la novedad final.
EliminarOs sonhos serão desejos, recriminações ou simplesmente o relaxar da mente? A partir daí, tudo pode acontecer...
ResponderEliminarUm bom texto para reflectir...
Beijos e abraços
Marta
Los sueños son como la vida: pueden serlo todo. O acaso un eco de la vida.
EliminarDescubro horrorizado que llevo tiempo sin pasarme por aquí y tengo entradas pendientes de leer que se me han ido acumulando, es extraño pero culpa mía por entero. Los sueños son siempre aterradores, si son malos porque lo son y si son bellos y hermosos porque nos muestran lo fácil de engañarnos y despiertan una especie de nostalgia de un mundo/realidad que se nos escapa con el despertar. En todo caso una de is peores pesadillas es dormir ante extraños, porque me haría sentir especialmente expuesto y vulnerable.
ResponderEliminarNo te preocupes, Joaquín, los blogs son espacios abiertos y libres, creo, y yo lo ratifico en el mío. Tampoco podemos seguir todo lo que nos apetecería. A los blogs hay que concderles tiempos de lectura y escritura, ergo seguimiento, en función de nuestras necesidade sy posibilidades.
EliminarSobre los sueños se ha dicho de todo. Al final yo concluyo: son una necesidad, se nos imponen. Afortunadamente, pues lo consciente no siempre es lo más acertado pero es donde decidimos. Dormir ante extraños...depende el significado de esos extraños, ¿no? Lo expuesto y vulnerable que se refleja en un sueño ¿hasta qué punto es un calco de la vida consciente? Gracias por seguirme.
Una gran historia. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias por leer. Saludos.
EliminarA veces los sueños se convierten en pesadillas y la vida en un sueño.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la historia y la imagen con la que has hilado todo. Un placer siempre leerte, Fackel.
Un abrazo.
Y la vida consciente, ¿qué es sino tantas veces pesadilla, población de monstruosidades y acumulación de insensatez?
EliminarGracias, Rita.
Me provoca pensar en retornar, si el sueño fue/es placentero o una ventana a la posibilidad, el instante está ahí, solo es cerrar los ojos.
ResponderEliminarLos sueños son instantes en sí mismos, pero no obvian que puedan ser otra clase de posibilidad. Es curiosa la expresión cerrar los ojos: puede servir para soñar o pensar o fantasear, y también para negar u ocultar la realidad o al menos reducirla.
EliminarMiedos y deseos, recuerdos pasados o rostros que se ansían conocer. Lis dueños tienen el riesgo y la fortuna de brindarnos todo eso.. y más. Dicen que sin ellos la vida sería imposible, enloqueceriamos sin remedio. Un relato para disfrutar. Un abrazo
ResponderEliminarSeguramente la tarea onírica es más secreta: solo percibimos los efectos: las escenas que nos muestran los sueños son solamente la estrategema de recomposición biológica: lo que se mueve mientras dormimos es un universo que no nos permite acercarnos: tiene sus propias leyes ese ámbito llamado cerebro.
Eliminar"Pero los instantes o se toman según llegan o se extravían, sin garantías de una nueva oportunidad": com els trens que no s'agafen. Fa mal, aquesta frase.
ResponderEliminarYa sabes que son símiles, los trenes o los aviones y en relación con la vida en sus ciclos, pero muy expresivos. Lo que duele es lo que no nos sale bien. Pero importa recuperarse.
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