"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 8 de julio de 2023

Los brindis de Minotauro y Dioniso


 

- Voy a ser sincero contigo, Dioniso. Evita en lo posible que los humores de las pasiones obnubilen tu pensamiento y limiten tus intenciones.

- ¿Lo dices por el licor de la copa o por el elixir del amor?

- Interprétalo como quieras. Ambos tienen sus riesgos. Y aunque parece que pueden producir placer no siempre son buenos compañeros, a pesar de la euforia que destilan.

- Tal vez se complementan, si bien sus tiempos no tienen por qué coincidir. Yo procuro más bien diferenciarlos, aunque hay quien piensa que me inclino más por la parra que por la hembra.

- Esa es la imagen que trasladas a los mortales.

- A los mortales, Mino, les gusta contemplarse en los dioses, conscientes como son de sus posibilidades, de sus aptitudes y de sus habilidades.

- También son conscientes de su impotencia en muchos aspectos, y sin embargo no por ello cejan en empeños que les superan, al menos al principio.

- Y en ocasiones logran sus objetivos, porque los humanos no se resignan e inventan herramientas y útiles que les proporcionan avances.

- A veces a un alto precio, Dioniso. Que sobre el caso ya me cuentan en detalle los que transitan mi casa.

- Un precio que tratan de soslayar o al menos de compensar con una desaforada entrega a los placeres, bebiendo como yo de cálices de vida pero que pueden ser de muerte. 

- Un dios nunca teme morir.

- Pero los humanos saben matarlos si no son de su agrado.

- Hay que tener valor para afrontar las tentaciones de ambas copas y no sufrir las consecuencias de la merma. Porque la merma imposibilita degustar el verdadero jugo del placer.

- No es cuestión de valor, sino de abandono. Se trata de dejarse llevar. El vino y el deseo tiran como los bueyes del arado. Ni siquiera como divinidad uno es siempre dueño de sí mismo. Y las pasiones ciegan. Pero tú, Mino, debes saber bastante del asunto, ya que en ese encierro de por vida tu entrega desesperada y ansiosa a la belleza de la juventud es una condena narcotizante.

- ¿Me liberarías de esta condena si permito que Ariadna, cuya curiosidad le ha hecho detenerse aquí, salga antes de que sea demasiado tarde para ella y para mí?

- Mi condición divina, Mino, me permite negociar, si bien te recuerdo que nadie queda liberado por otro si no lo intenta él mismo.

- Podemos procurarlo. Aunque libre de mi destino tenga que afrontar la mortalidad del humano.

- Algo se te tiene que pegar de aquellos con los que tanto has gozado.




* Pablo Picasso. Grabado de la Suite Vollard.

28 comentarios:

  1. Me quedo con esta frase en su contexto:
    "Pero los humanos saben matarlos si no son de su agrado".
    Los humanos desdeñan lo que ignoran, y no les gusta, en general, ser tratados de ignorantes.
    Soy humano, y sin embargo, ignorándolo casi todo, no ignoro el desdeño.
    También eso es culpa mía.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Del mismo modo que los creamos y los -o le- incorporamos a nuestro imaginario. Pero hay que ser muy consciente de ello, algo que suele estar ausente.

      Eliminar
  2. "A los mortales, Mino, les gusta contemplarse en los dioses", dice Dionisio, lógico, ellos los han creado a su imagen y semejanza, así les han salido.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo que pasa es que los dioses han sido sustituidos, actualizados y renombrados en los últimos tiempos. El Consumo, por ejemplo es un dios soberano adorado en sus múltiples facetas, porque también es uno y pluritrino.

      Eliminar
    2. El máximo Dios sigue siendo el 10, aunque ahora esté en Miami.

      Eliminar
    3. Por lo que se ve para muchos sí. Tremendo.

      Eliminar
  3. Los mortales han intentado matarlos, pero regresan con otros mantos, por algo son dioses.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El mundo como farsa y las culturas como acólitas. Calderón enriquecería su 'La vida es sueño' de vivir en nuestros tiempos.

      Eliminar
    2. ¡No nos quepa ninguna duda!

      Eliminar

  4. “Hay que tener valor para afrontar las tentaciones de ambas copas y no sufrir las consecuencias de la merma. Porque la merma imposibilita degustar el verdadero jugo del placer”
    Una copa de buen vino nos puede llevar a la embriaguez absoluta y extravío de la realidad. La ambrosía de una pasión carnal nos puede provocar absoluta dependencia y falsa euforia causada por excesos de los cuerpos. El verdadero placer se encuentra después con los años y, con agradables conversaciones que prolongan los estados en sus grados precisos.
    Abrazos Fackel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Interesante y sabia reflexión, Tatiana, pero a veces nos falta el elemento de medida. El placer de conversar es fundamental, unas veces asociado as los ottos placeres, pero en ocasiones también desmedido y arriesgado.

      Eliminar
  5. Es de mi agrado esta actualización más o menos literaria de personajes míticos. Los hace más cercanos.

    Antxon Ugarte.

    ResponderEliminar
  6. Los humanos necesitan a los dioses, el universo y sus reglas aún dan demasiado pavor. Lo que pasa es que los dioses se actualizan, ahora rezamos al dinero, al invisible mercado al omnipresente consumo... les rezamos cada día y hacemos los sacrificios que hagan falta para que no se enfaden, pero, adivina, nunca están contentos.. casi eran mejores los viejos y vengativos dioses, al menos eran divertidos..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y los que han vivido siempre de los dioses se adaptan cual camaleones a cada momento histórico en todas sus vertientes, entre las cuales no desdeñan precisamente ni la económica ni la política. Los dioses siempre han tenido acoquinados a los mortales, pero los dioses reducidos a uno entraron a fondo en las conciencias. Saca conclusiones.

      Eliminar
  7. Algo siempre se pega y acaban transformándonos en algo que nunca imaginamos que seríamos o que quisiéramos ser.

    Un diálogo trascendental.

    Saludos,
    J.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Toda concesión tiene un precio, nadie da algo por nada y menos de ese calibre.

      Eliminar
  8. Toso en medida, tanto el vino como las pasiones. Si al vino le agregamos una buena compañía y charla su consumo estaría medido, las el deseo cambia su rumbo si hay buena conversación y cercanía, igual hasta el vino se puede hacer presente. Se puede mantener un equilibrio, o en momentos inclinarse hacia un lado u otro siendo cobscientes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero a veces la medida se desborda; el límite se traspasa; las pasiones nos obnubilan. Y aun siendo, o debiendo ser, como bien dices, la química del placer es tan cautivadora como efectiva que nos pierde.

      Eliminar
  9. Los dioses, en su continuo regreso entre los hombres.

    Buen diálogo. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En cierto modo no son lo que eran. Pero de los mortales y concretos humanos depende lo que se quiera que sean.

      Eliminar
  10. Muy buena la entrada y los comentarios Felicitaciones a todos

    ResponderEliminar
  11. Això: " Y aunque parece que pueden producir placer no siempre son buenos compañeros, a pesar de la euforia que destilan", és una gran reflexió.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si te concentras en un placer, mejor eludir el otro, o al menos ser prudente.

      Eliminar
  12. Fáckel:
    este Mino, para ser medio toro, medio hombre, sabe más que Cardona, jajaja.
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todas las figuras mitológicas compuestas de diversos elementos animales saben más que cada animal por separado. Yo me pediré para la próxima vida una de ellas.

      Eliminar