Cuando los seguidores fanáticos de aquel personaje turbio se creyeron reyezuelos en mi pequeña ciudad lo primero que hicieron fue desvalijar. Los hogares de gente letrada, las bibliotecas públicas, los centros de agrupamiento sindical, los ateneos de cultura, incluso muchas escuelas, fueron objeto de purga. Lo hacían por nuestro bien, dijeron los uniformados. Aunque algunos venían con órdenes expresas desde la capital del länder, vimos caras conocidas. No todos eran analfabetos de hecho, pues entre ellos había personas que habían realizado doctorados y funcionarios públicos a los que se les exigía tener conocimientos amplios. O eso creíamos hasta entonces.
Verlos entrar en la casa del Doctor Cohen, por ejemplo, o saquear con impunidad un sindicato donde se alfabetizaba, o hacer una selección de libros de la biblioteca que honraba con su nombre a Goethe nos escalofrió a muchos. ¿Hasta dónde serán capaces de llegar?, nos preguntamos. Sabíamos de represalias y detenciones sobre librepensadores y militantes de entres políticos que no eran el suyo, incluso con vecinos de toda la vida que por seguir otra religión eran calificados como enemigos del Estado, pero cuando vimos con nuestros ojos destruir libros nuestro asombro fue enorme. Tuvimos que callarnos, por supuesto.
El maestro Wolfgang Carstup, sajón como todos nosotros, nada radical pero tampoco ningún beato y menos de la nueva y virulenta corriente de moda, no pudo callar. ¿Por qué hacéis eso?, increpó a la banda paramilitar que preparaba una pira en medio de la plaza cuyo nombre honraba a un antiguo filósofo local. Nos ha llevado años formar bibliotecas como para que ahora nos desproveáis de sus fondos. El soberbio oficial le respondió con altivez: os regalaremos una nueva, única, inconmensurable. Donde leáis cuanto aporta bien, lo que alecciona para el orden, aquellos libros que enseñan a ser ciudadanos fieles y cuantos relatan las hazañas de los valerosos héroes cuya memoria el Reich ha recuperado para mayor honra.
Carstup, que no era un ingenuo, se resistió a la falsa explicación. Pero los libros si valen algo, dijo, es porque expresan ideas de todo tipo, narran avatares de cualquier lugar de la humanidad, no obligan a tener criterios morales definidos, y trascienden las ideologías porque ante todo los libros son un testimonio total y libre. O dicho de otro modo: el que quiera que lea y elija; pero que tenga dónde y qué elegir.
El oficial se embraveció al ver que el maestro le llevaba la contraria. Enseguida personificó en él. Es decir, ¿que tú eres partidario de aquellos que leen lo insano, lo que no ayuda a acrecentar el amor a la patria, lo que emponzoña a nuestros jóvenes? Carstup se dio cuenta de que no había diálogo posible con la bestia. Y que había corrido un riesgo serio. Dudó entre callar o seguir argumentando para aquellos animales. Tuvo una ocurrencia, si bien poco afortunada. No los quemáis, dijo tratando de arrebatar la pila que portaba uno de los secuaces de aquel operativo. Me los quedo yo, me comprometo a guardarlos sin que nadie tenga acceso a ellos. Podréis venir periódicamente a comprobarlo.
La carcajada del grupo depredador nos hizo temblar a todos los que presenciamos la escena. El uniformado al mando no estaba a favor de la clemencia con la herencia de Gutenberg. Vociferó: Ved aquí a un idealista de los de antes, de los que aún deben creer en los filósofos y en los poetas, pero que no sabe reconocer el genio del gran hombre que el destino nos ha propiciado. Apártate si no quieres llevar el mismo fin que toda esta bazofia de papel que vamos a eliminar para higiene de los habitantes de la ciudad.
Wolfgang Casturp se encerró en su casa tras aquel episodio. Desapareció a los pocos días. Hubo quien dijo haberle visto andando solo, con una maleta, bordeando la carretera. Nunca volvimos a saber nada de él.
Impotentes ante la barbarie, solo el exilio, permite sobrevivir.
ResponderEliminarEste maestro desapareció, ve a saber si consiguió exiliarse.
EliminarCuando Carstup dice: Pero los libros si valen algo, dijo, es porque expresan ideas de todo tipo, narran avatares de cualquier lugar de la humanidad, no obligan a tener criterios morales definidos, y trascienden las ideologías porque ante todo los libros son un testimonio total y libre...
ResponderEliminarno se da cuenta o no quiere darse cuenta de que es precisamente por eso que los queman, porque trascienden a las ideologías.
Salut.
Obviamente el personaje sublima los libros, porque no todos los libros se atienen a la idea y el ejemplo que él desea para los libros. Tienes razón, los perseguidores no soportan testigos vivos. ¿Y acaso hay algo más vivo que un libro?
EliminarQuien dijo que la literatura no da para comer, es una pena, pero el afgano y su familia comerán gracias a los libros que ha conseguido vender.
EliminarMe parece que ni los (supuestos) derechos de autor les darán para sostener su precaria vida doméstica.
EliminarQuemar libros es como arrasar con la inteligencia. negar la humanidad y la cultura, pero las dictaduras tienen esa costumbre.
ResponderEliminarPena del afgano, pero claro, mejor comer que seguir velando por los libros. Un abrazo
Esto es muy pero que muy antiguo. Las grandes bibliotecas de las culturas antiguas fueron destruidas por otros advenedizos. Recientemente pensamos en la destrucción de la biblioteca de Sarajevo o de Bagdad, pero el cristianismo -el del amor y la salvación, sí- y sobre todo en sus albores destruyó bibliotecas del saber clásico: en su ignorancia y prepotencia no aceptaban culturas que no estaban en la onda del totalitario monoteísmo.
EliminarLo del afgano lo leí ayer en El País, venia una foto. Es tremenda la miseria. Y tremenda la dictadura de los más siniestros.
Así es, lo describes bien, solo hago una matización: a veces lo consiguieron. En la Antigüedad lo consiguieron con creces. Sobre el tema se ha investigado.
ResponderEliminarHay un libro interesante: "Historia universal de los libros. De las tablillas sumerias a la guerra de Irak", de Fernando Báez.
Hay otro que no trata solo la destrucción de libros. "La edad de la penumbra. Cómo el cristianismo destruyó el mundo clásico", de Catherine Nixey.
Buen lunes, MCarmen.
El conocimiento nunca tuvo lugar. Realmente disfruté leyendo y conociendo algo sobre la vida afgana. Gracias por compartir.
ResponderEliminar.
Una semana feliz
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Reflexiones y ensoñaciones
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Saludos, gracias.
EliminarPues anda que no hay tela y libros sobre el pasado, pero hay que estar advertido, no es oro todo lo que reluce en materia de Historia u otras interpretaciones.
ResponderEliminarValorar el pasado de hace siglos o milenios es diferente a hechos más recientes -la Revolución Rusa apenas es de un siglo y mira en qué quedó- pero no m extraña. En realidad en Rusia y sus repúblicas cundió más la idea del antiguo Imperio -Putin persevera en ese plan- que la del poder proletario que fue ahogado por la casta que conquistó el poder. Y vinculada a la idea imperial rusa ha ido siempre la Iglesia Ortodoxa. Se necesitan mutuamente.
ResponderEliminarAdelante escribe eso que andas dando vueltas, esperaremos. Salud.
Qué lástima lo que le ha sucedido a ese poeta y escritor afgano. imagino lo duro que ha sido para él desprenderse de su biblioteca.
ResponderEliminarLos libros son una seria amenaza para los dictadores, pueden aportar conocimiento, lo que pondría en peligro su control. Demasiadas veces a lo largo de la historia se ha considerado a la población como rebaño al que pastorear y se han asegurado de mantener el acceso al conocimiento bien cerrado, quemado o enterrado, para evitar problemas. Suena fatal, pero me temo que es una triste realidad.
Buen lunes, a pesar de todo, un abrazo.
Y se sigue considerando rebaño y el problema es nuestro si nos consideramos ovejitas. Me parece que las redes efímeras (otros las llaman sociales) están sustituyendo a los libros. Los tiempos líquidos no propician concentración, pensamiento y goce sesudo. Por supuesto, buen lunes.
EliminarJabed Farhad tuvo suerte de que sus libros le pagaran el alquiler y comida. En otros lugares, ya no valen nada, los vendes a 1 peso o a centavos de dólar.
ResponderEliminarLO de la quema de Libros durante el Tercer Reich, sin palabras, horrible.
Abrazos
Me temo que lo del escritor afgano, Myriam, sea pan para hoy y hambre para mañana, que decimos por estos pagos.
EliminarYa sabes lo que vino tras la quema de libros del Reich, el exterminio general de disidentes y la soah obsesiva con los judíos.
No sabía del hecho.
ResponderEliminarTriste.
Poco más a decir.
Supongo que no será el único caso, pero no deja de ser paradigmático de la situación penosa que vive la población allí. Aquello no parece un país sino otro tiempo.
EliminarLa bestialidad al poder. Triste y doloroso, pero no se ha desterrado esa manera de pensar y preceder. Lamentablemente han sobrevivido muchos y reaparecen apenas sienten que hay vientos de intolerancia en el ambiente.
ResponderEliminarRepresentan el lado oscuro; el problema es saber cuándo es mayoritario o solo minoritario. Chau, Neo.
EliminarQuemar libros es una forma brutal de propaganda y de amedrentar a la población. Pocos serán los que alcen la voz y quedarán expuestos por si mismos ante el poder represivo.
ResponderEliminarEs mejor no quemar nada, desterrar las humanidades del sistema educativo y envolverlo todo con un velo de aburrimiento, erudición... Lo que sea necesario para que el grueso de la población no tenga interés alguno por los libros y menos por lo que dicen. Un libro puede ser muy útil para calzar una mueble, por ejemplo.
Fackel, he escrito el comentario con el móvil y creo que me he extendido demasiado.
Un saludo.
No, no, en absoluto te has extendido.
EliminarLa clave: "Es mejor no quemar nada, desterrar las humanidades del sistema educativo y envolverlo todo con un velo de aburrimiento, erudición..." Quieren que vayan por ahí las cosas, con lo cual todo edulcorado y aceptado por la mansa y adocenada sociedad -¿tragarán los jóvenes?- y libro será un mero soporte técnico, si no perece antes, y un soporte para contenidos reducidos y un público minoritario. No habrá más piras porque ya no habrá peligro. Una idea a desarrollar.
Gracias, Ángel.
Fack
ResponderEliminarQué bien que escribiste el comentario
Felicitaciones
Gracias a ti por leer.
EliminarLa quema de libros representa un elemento de censura y usualmente se origina en una oposición cultural, religiosa o política a los materiales en cuestión.
ResponderEliminarCensura, pero no solo. Ejercicio de persecución, de destrucción de ideas, de cultura, de pretender borrar el pasado. La censura de libros podría ser no dar permiso para publicar. O tachar, borrar líneas o arrancar páginas. Esto lo he visto directament en obras literarias de hace siglos un una biblioteca histórica. Da miedo cuando se ve en directo.
EliminarA repreensão, a censura... e a Pátria ama-se de muitas maneiras... não necessariamente escondendo o que está errado...mas a queima de livros é arrepiante e destrói sonhos, desejos, a história de um passado que não deve ser esquecido.
ResponderEliminarInteressante como sempre...
Beijos e abraços
Marta
Es un acto abyecto y cruel, sin duda. Tal vez la patria debería enseñar más su rostro de matria. Un antropólogo que murió hace poco lo dejo una vez en una conferencia a la que asistí. Reivindicaba las matrias, y de esto hace cuarenta años. Teníua su sentido. Bom dia, Marta.
EliminarTristeza de ver como no aprendemos.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte.
Un abrazo.
Condición humana general por una parte, actitud y elección personal por otra. Así transcurrimos y nadie se libra. Pero importa tener ideas claras, Rita. Gracias.
EliminarMira! Otra ventaja del libro electrónico. Muy difícil de quemar, porque siempre hay copias intangibles en la famosa nube esa.
ResponderEliminarHay quien habla de nubes de nubes, así que imagínate lo frustrante que debe ser para los pirómanos.
No me fiaría mucho, te meten un virus electrónico y adiós madriz, aunque eso de la nube divina dicen que haberla hayla. Los pirómanos tienen hoy nuevas formas y uniformes.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarUno queman libros, otros no se acercan a uno ni por equivocación.
Salu2.
Así se quemarán sus neuronas, sin darles el calor del conocimiento y el placer adjunto.
EliminarTerrible humanidad. Cuando quiere el pensamiento único un Gobierno hace lo que sea por reprimir la cultura y el librepensamiento. No educar sino adoctrinar. Destruir libros. Censurar publicaciones. Censurar a los medios. Encarcelar por hablar. Prohibir la libertad de expresión. Terrible pero cierto...
ResponderEliminarTu texto... sobrecogedor. Ojalá no repitamos la historia. Ojalá...
Abrazos
Esto sigue ocurriendo en muchos países del mundo hoy día. Solo pensamos en nosotros y no queremos darnos cuenta. Pero muchos de los que viven en nuestro país parecen querer seguir esa senda. Ceguera, ignorancia, desinterés...Pero dan un cheque en blanco a los energúmenos. Gracias por hacer esa reflexión, Ana.
EliminarSí. En los países donde expresar ideas diferentes el régimen es delito así ocurre. Parecía que Europa podía salvarse, pero mal camino lleva...
ResponderEliminarSus ciudadanos tienen, tenemos, la palabra. Pero tener la palabra es ejecutar el lógos: el razonamiento y el saber. ¿Hasta qué punto estaremos dispuestos? Un retorno a la Ilustración -actualizada- nos vendría de perlas. Esa debería ser la esencia de la Democracia.
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