City of Life and Death, Ciudad de vida y muerte, es una película del director chino Lu Chuan donde se narra la terrible matanza de Nankin. En diciembre de 1937 las tropas japonesas conquistaron la ciudad china y se calcula en 250.000 los muertos causados por las tropas imperiales. Súmese a esa cifra otra clase de víctimas: heridos, saqueos, violaciones, apresamientos. Pero todo eso viene en la red, cualquier puede informarse. A mí me ha impresionado el retrato de la crueldad, pero me ha deparado sorpresas. Por ejemplo, la danza ritual que los vencedores ejecutan ante los prisioneros chinos. Díganme cómo calificar la belleza indudable, temible, de una danza de guerra -un baile para celebrar la victoria es también un baile de guerra- y el trasfondo de la ciudad humeante, los muertos, las tropelías múltiples del invasor. La barbarie en definitiva. La condición humana contradictoria pero complementaria de sí misma. O cuando la muerte, como en este caso, es un desproporcionado culto al sol.
Europe must ‘wake up’ to win arms race, warns NATO commander
Hace 20 minutos
La barbarie que no cesa, y que se puede repetir..., o quizás ya no, por lo menos en Occidente.
ResponderEliminar¿Quién puede estar seguro de ello? Ya sabes que el deseo y la realidad no siempre van de la mano.
EliminarLa crueldad, cuando se instala en un colectivo, porque tal vez de manera individual no sería tan incisiva, saca lo pero del ser humano. Esta odisea, con los bailes posteriores, recuerda a esos primeros homínidos, sin inteligencia formal, o esas manadas de hormigas comiendo un grillo.
ResponderEliminarEl ser humano, tan poliédrico siempre. Un abrazo
Mi pregunta es ¿serían los primitivos tan feroces y crueles como los contemporáneos? Demasiadas aristas en el ser humano, sí. Muchas de ellas afiladas, para la inteligencia y para el horror. Buen martes.
EliminarUna danza cruel y macabra cuando, no conforme con el daño infringido se celebra.
ResponderEliminarHay un cartel, [no ahondaré mucho en eso], llevan una marca visible, cuando te cruzas con ellos sabes que, para obtener esa marca y para ser parte de ellos hicieron cosas que muchos ni siquiera se imaginarían, así que, el hombre puede llegar a la barbarie y dos minutos después estar como si nada hubiese pasado.
Pero fíjate, Adel, que es una danza cruel porque sabemos que habían conquistado la ciudad a sangre y fuego. Si no, nos parecería un espectáculo, simplemente.
EliminarPor supuesto, de hecho me gustó
EliminarGracias, Adel.
EliminarParece que la crueldad repartida entre muchos, quede diluida y no sea tanta, pero las víctimas sufren igualmente o peor, pues no hay escapatoria. Una brutalidad más del hombre contra sí mismo.
ResponderEliminarSaludos.
Pues sí, así es. Y además hay la crueldad de quienes ejecutan y hay crueldad de quienes callan o miran para otra parte. ¡Qué historia la humana! Y no hay otra.
EliminarNo tengo medida para la crueldad.No se cuantificarla, no se clasificarla. Quién es más cruel? -No lo sé. El que esclaviza? El que se come a sus enemigos? El que los entierra en cal? El que baila sobre sus cadáveres?
ResponderEliminarQue pueblo es mas cruel? El alemán, los vikingos, los mexicas? los mayas, los japoneses, los españoles...?
Todos? No lo sé.
No, no, yo tampoco. Creo que la crueldad de ese tipo -la bélica- es una cadena colectiva de involucrados. ¿El que mira y calla?, también podría preguntarse uno. Y lo digo porque siempre me obsesionó el tema del ascenso del nazismo y todo lo que vino después. Y los años posteriores al fin de la II Guerra que todo el mundo enmudecía y cuando llegaron las primeras críticas sobre las responsabilidades compartidas acerca del horror desató una resistencia fuerte.
EliminarDigamos simplemente que nadie estamos libres de ejercer nuestro grado de crueldad.
He visto las secuencias hermosas que nos propones y que tienen como trasfondo una terrible crueldad y masacre humana.
ResponderEliminarTe supongo conocedor de la historia del toro de Falaris. En la Grecia antigua había una figura de un toro de bronce hueco muy grande. En su seno se metía a prisioneros o condenados. Debajo del toro se encendía un fuego que quemaba el interior del toro en el que estaba el prisionero hasta que lo abrasaba vivo. La víctima profería gritos terribles de dolor, angustia y agonía que por unos conductos llegaban al exterior en forma de hermosas melodías por algún efecto acústico. Los magnates ponían el toro de Falaris cerca de donde se celebraban banquetes y los gritos melodiosos de los condenados amenizaban las comidas. Eran muy apreciados por los griegos. Sus melodías eran bellísimas. Solo contarlo me pone el vello de punta. Así del horror puede extraerse belleza como en el caso que nos traes. Saludos.
Que los hombres han sido capaces de inventar innumerables métodos e instrumentos de tortura está muy descrito. Que encima pueda ser percibida como objeto de placer y satisfacción para otros lo consideramos una aberración, pero se sigue dando, aunque no todos sean Toros de Falaris.
EliminarTu reseña me despierta curiosidad por verla. Muchas gracias, Fackel
ResponderEliminarEra simplemente una cita de pasada. Este tipo de acontecimientos de los que tenemos información abundante me pone malo. Gracias a ti.
EliminarHace poco vi un documental: un ave tiene dos crías,su energía sólo da para alimentar y dar calor a una, la más fuerte. A la otra la marginan y de un picotazo se la cargan.
ResponderEliminarCondición animal,selección natural, supervivencia cainita. Cruel, muy cruel
Adriana
La selección natural tiene muchos comportamientos derivados y paralelos. La cuestión es: la condición cultural humana -recalco lo cultural porque muchos creen que eso de por sí salva- también practica la crueldad y el exterminio. No hace falta poner ejemplos. Le deseo saludable conservar la jornada personal.
EliminarSeré muy breve: esta entrada y su correspondiente imagen me ha traído a la memoria el famoso “Danzad, danzad malditos”!
ResponderEliminarPero lo más terrible de todo: que los mismos que cometieron las tropelías en Nankin en 1937 padecieron en la Segunda Guerra Mundial con el colofón de una bomba atómica sobre tres poblaciones. Es para preguntarse como hace Noxeus: ¿Dónde la medida para determinar la crueldad de unos y de otros?
EliminarEsta entrada y sus correspondientes
ResponderEliminarimágenes me ha traído a la memoria aquel famoso “Danzad, danzad malditos”!
Me recuerda cómo la bestialidad occidental se ha impuesto a la oriental desdeñando su sutileza.
Lo que digo antes: la bestialidad de los dirigentes de USA decidieron que la sociedad civil tenía que morir en Hiroshima y Nagasaki, sin ninguna opción de sobrevivir, y no contemos los bombardeos que previamente habían tenido lugar con armamento más convencional, digamos.
EliminarTan impactante como interesante... los planos cortos o primeros planos me han producido escalofrío... sobre todo el del mayor (no sé si padre) y en niño o joven...
ResponderEliminarSobre la condición humana... ¡qué te voy a decir yo que tú no sepas ya...!
Abrazo
Impactante, veo esa escena de vez en cuando, siempre me impresiona. Observo los fieros guerreros -en los dos sentidos, en el de la danza y en el de la matanza que habían cometido ya- y observo el hundimiento altivo de los apresados. La altivez del niño es sumamente expresiva, vengativa, diría, él no podrá ejecutar la venganza pero otros vendrían después. La historia de China es muy complicada, de muchísimos sufrimiento humano, yo no me atrevo a juzgar.
EliminarOye, que sobre la condición humana voy sabiendo un poco cada día. Lo que pasa es que llega un momento en que no podemos dejarnos hundir por un lado agresivo y miserable y ponderar, en cambio, la parte de aportación y de asimilación constructiva que la hay. De lo contrario no estaríamos aquí. Y mira que llegar´n tiempos más complicados en que los hombres serán ¿sustituidos? por las máquinas. Gracias otra vez.