El viejo Petar, concentrado en la lectura de un periódico local, levanta la mirada ante el visitante. Ya veo que sigue leyendo el Oslobodenje. ¿Es una costumbre adquirida de los malos tiempos?, le pregunta el extranjero. ¿Vienes a consolarte?, responde el viejo con sarcasmo, ignorando su pregunta. No te inquietes, supongo que Emina volverá pronto. Además tiene que estar a punto de concluir su escultura obsesiva. ¿Por qué obsesiva?, le inquiere el otro. Petar le mira desconfiado. No me tomes por tonto. Sabes que lleva demasiado tiempo trabajando a fondo en el monumento que le encargaron. No sé qué clase de obra estará haciendo, ni si la entenderemos los vecinos, puede salir cualquier cosa. Aunque sabiendo lo que quiere honrar seguro que la aceptaremos. El poeta se merecía ser recordado. ¿Con una escultura? ¿No querría ser homenajeado mejor con la lectura de sus poemas? El anciano Petar apura un vaso de grappa. Luego se lamenta. Disculpa, forastero, me gusta sacar las cosas de quicio. Volviendo al trabajo de Emina te diré que a mí me gustan las obras modernas que hace ella, aunque no sepa siempre verlas con claridad. A veces le pregunto y ella me envuelve en la poesía de la piedra, y me gusta cómo suena. Los tiempos de las esculturas del finiquitado Imperio o del camarada Tito -el viejo hace una mueca incrédula- ya pasaron a la historia y claudicaron ante nuestra mirada íntima. Más rigurosa y desconfiada. Por supuesto, queda gente a la que les sigue gustando las alegorías y los retratos de héroes y caudillos, cómo no. Cuando viajé de joven me costaba aceptar las estatuas realistas que veía por las ciudades. Todas erigidas para rendir culto y acatar sus mensajes de sometimiento. Esculturas cargadas de símbolos, que idealizaban personajes y gestas. Ni los caballeros en sus monturas conquistadoras, ni la exaltación del proletariado me atraían. Me gusta el arte de Emina porque creo que su nobleza de mujer enérgica y a la vez sensible cala en la piedra y la transforma. Es auténtica y rompe los cánones. Suponiendo que todavía cuenten algo los cánones, claro. Además, ¿no son nuevos los tiempos que vivimos? Pues también el arte debe ser nuevo, aunque uno ya no se fía mucho de ninguna invención. Veremos qué homenaje al poeta nos depara tu amiga.
Petar sirve grappa para los dos. Lo saborea con lentitud. Es buena mujer, dice. Podría haberse cargado de odio después de aquello. O bien ocultarse del mundo para cultivar su amargura. Pero ella era decidida, y no renunció a las sorpresas de la vida. Petar se queda pensando y el extranjero aprovecha. Por eso mismo es por lo que me llama la atención que haya abandonado la tarea, si le queda tan poco y teniendo que cumplir con una fecha. No, no, le corta el viejo con una carcajada aguardentosa. A ti lo que te fastidia es que se haya marchado sin decirte nada. Pero deberías ir aprendiendo que una mujer puede hacer lo que le plazca aunque sea tu hermana o tu amante. Las sarajevitas de hoy día son así. Y los hombres de aquí van comprendiendo, aunque muchos lo acepten de mala gana, que ellas quieren y saben vivir su vida. El extranjero, que ha tragado su propio bochorno, desvía la conversación. ¿Conoció bien al poeta que mataron, al que van a dedicar la escultura?, pregunta de repente. El viejo suspira. ¿A Gorik? Lo suficiente para saber que fue él quien inoculó la poesía que Emina practica ahora con su piedra. Cuántas tertulias como esta que tenemos ahora nosotros dos no habremos enjuagado con aguardiente. El certero disparo de aquel malnacido fue una desgracia que se diluyó entre otras miles. En cada familia hubo una o varias desventuras. El sufrimiento de Emina no fue una excepción. Pero entiendo que un poeta siempre es un tipo diferente de voz. A Emina el pasado le ha tenido demasiado secuestrada. A veces se porta como si viviera y no viviera en nuestra ciudad. Piensas que está desaparecida y no lo está. Simplemente se aísla. Tú la has conocido hace poco, pero ya te irás dando cuenta. Ella dice que esculpir la libera de sus pesadillas. Pero tal vez necesite algo más, o acaso a alguien más.
Petar Smajkic pasa con sus dedos artrósicos una página del querido periódico. La vida es así de simple, dice. Como pasar la página de un diario. Pero ojo, no la pases antes de tiempo, y menos sin haber leído en ella, extranjero.
Petar sirve grappa para los dos. Lo saborea con lentitud. Es buena mujer, dice. Podría haberse cargado de odio después de aquello. O bien ocultarse del mundo para cultivar su amargura. Pero ella era decidida, y no renunció a las sorpresas de la vida. Petar se queda pensando y el extranjero aprovecha. Por eso mismo es por lo que me llama la atención que haya abandonado la tarea, si le queda tan poco y teniendo que cumplir con una fecha. No, no, le corta el viejo con una carcajada aguardentosa. A ti lo que te fastidia es que se haya marchado sin decirte nada. Pero deberías ir aprendiendo que una mujer puede hacer lo que le plazca aunque sea tu hermana o tu amante. Las sarajevitas de hoy día son así. Y los hombres de aquí van comprendiendo, aunque muchos lo acepten de mala gana, que ellas quieren y saben vivir su vida. El extranjero, que ha tragado su propio bochorno, desvía la conversación. ¿Conoció bien al poeta que mataron, al que van a dedicar la escultura?, pregunta de repente. El viejo suspira. ¿A Gorik? Lo suficiente para saber que fue él quien inoculó la poesía que Emina practica ahora con su piedra. Cuántas tertulias como esta que tenemos ahora nosotros dos no habremos enjuagado con aguardiente. El certero disparo de aquel malnacido fue una desgracia que se diluyó entre otras miles. En cada familia hubo una o varias desventuras. El sufrimiento de Emina no fue una excepción. Pero entiendo que un poeta siempre es un tipo diferente de voz. A Emina el pasado le ha tenido demasiado secuestrada. A veces se porta como si viviera y no viviera en nuestra ciudad. Piensas que está desaparecida y no lo está. Simplemente se aísla. Tú la has conocido hace poco, pero ya te irás dando cuenta. Ella dice que esculpir la libera de sus pesadillas. Pero tal vez necesite algo más, o acaso a alguien más.
Petar Smajkic pasa con sus dedos artrósicos una página del querido periódico. La vida es así de simple, dice. Como pasar la página de un diario. Pero ojo, no la pases antes de tiempo, y menos sin haber leído en ella, extranjero.
(Fotografía de Inés González)
Emina y Nadia debieron vivir experiencias horribles. La Primera, la imagino escultora de sueños, plasmando la realidad de sus quimeras. Siguiendo la vida, leyendo la página entera del periódico antes de pasar página. El extranjero hace muy bien en escuchar y aprender de Petar. Lo ancianos, o los sabios, son siempre grandes libros abiertos.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día, aquí nublado.
Es que ya sabes que los viejos son más demonios que los demonios. Es decir, que saben más, pues la sabiduría debía ser más propia del diablo, de lo contrario el Dios del Génesis no lo habría mandado al infierno. Así como mandó a la Tierra dura a aquellos personajes en pelota que mordieron la manzana ¡del conocimiento! Conocer implica siempre desobediencia, principalmente antes de que la enseñanza y la investigación se socializaran y tuvieran acceso los individuos más en masa a ellas. Ay, los cuentos bíblicos, qué divertidos, pero qué puñeteros.
Eliminar"...En cada familia hubo una o varias desventuras...", cierto, podría contar alguna al pie de la fábrica Nardini, junto al Brenta, allá donde se elabora el mejor grappa de Italia, en Bassano del Grappa.
ResponderEliminarCierto, en cada familia hubo una o varias desventuras.
Se ve que el Véneto ejerció siempre una influencia, cuando no un dominio, sobre los países de la costa oriental del Adriático. Supongo que el hecho de que se beba grappa en países de los Balcanes tendrá que ver con ello.
EliminarLos ancianos, como los jóvenes, cuando beben son libros más abiertos, a veces demasiado descuajeringados.
Las desventuras italianas tú las conoces más. Las españolas no fueron a la zaga, al menos en ciertos tiempos históricos, pero no sé quién batirá más records.
Hay algo peor que erigir una escultura a un poeta, es poner su nombre a un aeropuerto como en la Habana hicieron con José Martí, el padre de la Patria y de Ismaelito.
ResponderEliminarJaaa. A lo mejor querían proyectar el vuelo poético de Martí, vaya usted a saber; los cubanos son muy salerosos. Ya se lo preguntaré a un habanero que conozco de por aquí.
EliminarMe gusta eso de que la energía y la sensibilidad del artista puedan ser transmitidas a un pedazo de roca que se quiere modelar. Resulta entonces que hasta el frío mármol se convierte en materia viva y conduce y absorbe mejor el sentimiento que la electricidad.
ResponderEliminarSaludos.
Claro, porque los destinatarios de una estatua, por ejemplo, son los ojos humanos. Somos ansiosos peticionarios y receptores de simbolismos. El artista lo veo como un medium, un intermediario entre la intención y la aceptación. No es un tema de física directa, aplicada, pero sí del imaginario de la física cerebral. Y cumple su papel.
EliminarQuiero ver, entre otras cosas, en esta entrada una defensa de la dignidad de la mujer. Me adhiero. Queda mucha deuda por reparar con las mujeres...
ResponderEliminarPues también está, y que lo diga un anciano de otra época también dice en pro de que un individuo, más si es varón, tiene opciones transformadoras dentro de sí sobre las cosas, los paisajes, las conductas, los roles, las mujeres. Nos puede constar llegar a viejos con la carga de prejuicios heredados, pero creo que muchos van haciendo el esfuerzo de una nueva visión. Difícil cuantificar cuántos hombres respetarán a la mujer, pero hay más respeto que nunca, no me cabe duda. Bestias masculinas impotentes y desequilibradas aparte, capaces de asesinar porque ni se conocen a sí mismos.
EliminarMe agrada que introduzcas nuevo personaje en tu narración.
ResponderEliminarTambién me hace gracia tu agudo comentario a Albada Dos.
No invento nada en ese comment al comment de Albada, y si lo digo con ironía es porque creo que los mitos hay que celebrarlos con ironía, porque la realidad mítica es solo simbólica y bastantes cuentos nos han contado y sobre los cuales, o con ayuda de ellos, se han alzado morales de dominación sobre las vidas de gentes de todo el planeta. El refrán castellano de más sabe el viejo por tal que por diablo va a misa (jaj, estas ricas expresiones de la España profunda me encantan)
EliminarNo pasarla hoja antes de tiempo, ahí reside la sabiduría, el conocimiento que, según dicen, atesoran los viejos. Observar y no anticipar juicios, la vida demuestra que vivimos sentados sobre infundios a los que damos la patente de hecho objetivos.
ResponderEliminarCreo que el vértigo de los días nos descentran, no valoramos el tiempo. Y los infundios, dices, probablemente han existido siempre, pero ahora hay más canales que nunca a través de los que nos llegan y encima con patente de verdad. Desconfiemos, no entremos a dar pábulo a cualquier información. E incluso sobre las informaciones comprobadas y correctas hay que preguntar siempre más, saber qué hay detrás, y si no obtenemos respuestas satisfactorias -ni siquiera las autoridades nos las dan siempre- mejor callar y permanecer incrédulos o al menos escépticos. Y mira que vienen los días cargados de supuestas noticias sin saber qué habrá de cierto en ellas. Saludo y prudencia.
EliminarMe encanta leer tus entradas, ¡son siempre tan incisivas y audaces!.Nos tocas a todos en la conciencia, y mira que no hay una conciencia igual a otra.
ResponderEliminarEnhorabuena!!
Qué bueno, nuestros comments se han cruzado, vamos el mío en tu última entrada. Ay de las conciencias, seguro que no hay dos iguales, si por tal entendemos mentalidad y visión y medida de las cosas que acontecen en la vida y en este mundo. Gracias por leerme, Undine.
EliminarMe pregunto si en esta secuencia de entradas que tienen como eje a Emina y Naida, en Sarajevo, hay un propósito novelístico más elaborado o son cuadros de algo que no tiene por qué delimitar un relato largo y definido. No llevo siguiéndote demasiado tiempo, pero en los últimos meses he encontrado un aliento muy potente con tus dos protagonistas. Es como si estuvieras exponiéndonos a algo de más largo alcance que posts de un blog. En todo caso, me gusta leer tus unidades narrativas.
ResponderEliminarEstuve recientemente en Sofía en el museo de la Revolución donde se amontonaban aburridas las esculturas del periodo comunista. Allí habían sido llevadas cuando cayó el muro y el comunismo. Allí estatuas de Lenin, del Che, del pueblo... Imagino que surgieron Eminas que darían un nuevo aire a la estatuaria sofiota y búlgara. Cada tiempo tiene su estética, cada tiempo tiene sus sueños e imágenes. El realismo socialista ya no es el arte de Emina, eso seguro.
Soy hijo del azar y escribo como me dicta el azar. Suena muy sacramental pero me gustaría que lo entendieras (supongo que sí)
EliminarEn Sarajevo hay algunos puestos con recuerdos de la época de Tito, medallas, machetes, cascos, etc. Y no, Emina no hace precisamente realismo ni socialista. Ella es más ácrata, es decir hacer abstracción, como tengo idea que en otro capítulo se dice. Ser ácrata en arte no es seguir consgignas ni doctrinas, es recuperar la manifestación de la naturaleza, adecuada por la mente de un humano, claro. Mira me voy a apuntar esta última frase para meterla en algún capítulo. Es divertido escribir así, ejercitar ocurrencias, como solía decir mi estimado Yoshida.
Por cierto, ¿te gusta la fotografía de cabecera?
Sí, es correcta, está bien encuadrada y no sobra nada en lo que se nos muestra. El juego de líneas del lavadero con la viga vertical le da soporte a la foto. A la derecha hay unas plantas que rompen la geometría de la parte izquierda y aportan colorido. Quizás el equilibrio entre estas dos partes podría ser mejor. El conjunto de la foto es positivo.
EliminarTe lo pregunté mal. Me refería a la cabecera del blog. Pero mira por donde, también el error en una pregunta puede llevarme a considerar el encuadre y su trasfondo.
EliminarMe encanta eso de "la poesía de la piedra" que, por supuesto, comparto. Tan efímera la mano la esculpe y tan duradera, si no eterna, la piedra misma y su mensaje.
ResponderEliminar(Fackel, veo que estas historias van continuando. No sé muy bien qué soy. De qué historia vienen o hacia dónde van, pero me gustan mucho.Como hace poco que he retomado los blogs ando perdida puedes orientarme un poco o ponerme al día a grandes rasgos? gracias).
Feliz puente!
La serie viene desde julio, en concreto desde esta entrada:
Eliminarhttps://laantorchadekraus.blogspot.com/2019/07/bozo-vreco-bosnio-y-enigmatico.html
En el puente estamos vadeando el torrente de los días. Gracias, Sandra.
A partir de esa fecha hasta aquí todas las entradas de esa serie llevan el nombre de Naida en el título de la entrada. Si tienes interés ahí están. No sé si te refieres a esto.
Qué relato más poético, Fackel:
ResponderEliminarEmina es una verdadera artista. Eso parece. Todo el ambiente creado es fascinante.
No sé qué decirte, los personajes hablan por sí o de sí o de otros. Al final, ¿qué sabemos de los personajes que nos rodean, por muy íntimos que sean?
EliminarAl poeta le gusta que le nombren, que le lean, que declamen sus versos... Todo artista tiene una parte de ego grande, la confiese o no.
ResponderEliminarBien por Emina y por esa libertad de hacer lo que le place.
Un beso libre.
Tal vez sin el azar de que mataran a su amante poeta ella no hubiera hecho poesía de la piedra...Saludo para la Eva que te plazca.
EliminarVaya, señor mayor, pues antes de sentar cátedra me convendría ponerme un momento bajo tu piel. Veríamos qué pasaba. La muerte de Virgilio, de Broch, es uno de mis favoritos. ¿Podrías perdonarme un poco si te lo regalara?
ResponderEliminarMe encanta esa expresión de señor mayor, y ya sabes que mayor es término para todo tipo de cantidades y espacios, no solo de tiempos. Peligroso estar bajo mi piel, demasiados movimientos tectónicos, lo cual le permite a uno palpar la vida. Pregunta: ¿por qué el libro de Broch es favorito y no "Los sonámbulos", por ejemplo? Pero además, ¿favorito entre todo tipo de favoritos? (PD. No soy nada racista con los regalos que me hagan)
EliminarEs "uno" de mis grandes favoritos de entre todos los libros que son un desafío grande por el lenguaje ---> Respuesta.
EliminarGran valor el tuyo, sí.
EliminarMe empiezan a atrapar tus relatos... conjugan pasado, presente y futuro magistralmente... es fácil seguir el hilo argumental que trazas y crearse uno imágenes mentales del relato...
ResponderEliminarSeguramente las esculturas de piedra sí que sean "petropoemas"... con rasgos de vida (a veces idealizados) y metáforas de la existencia (a veces tan claras)... a golpe de pluma o a golpe de cincel (a veces de ambos a la vez) el arte se hace presente y perceptible a nuestros sentidos... sea en homenaje a... en expresión de... o para adornar rotondas (esto es broma)...
Me ha gustado tu relato... gracias por compartirlo.
Abrazo
Tienes razón, pero incluso el ornamento juega su papel y tiene su interés. Sobre la escultura habría mucho que hablar. Es un arte que se ha relegado, su papel fue postergado por la historia, no tiene el mismo significado hoy que en tiempos antiguos en que era un medio de expresión de primera. Hoy día yo creo que las esculturas de nuestras ciudades no valen mucho, ya viene desde el siglo XIX en que estaban para honrar a próceres o vecinos célebres o guerreros pero de un realismo muchas veces horroroso. Pero es para desarrollar con amplitud el tema. A mí me da pena que aquellas obras de escultura interesantes que hay en nuestras urbes no sean valoradas por la población. Lo cual indica que ya no proyectan mensajes, que la ciudadanía no percibe expresión en ellas, con lo que el papel que juegan está difuso, por decir algo.
EliminarGracias a ti por comentar.