"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





jueves, 7 de febrero de 2019

Naxos. La noche de los amantes















"Nunca soplan tan fuertes las borrascas
ni hay urgencia que obligue a hacer más corto el viaje".

Calímaco, Himno a Delos.



Al caer la noche los tres jóvenes se sientan al borde de los escarpes. El océano borra lentamente su perfil. Aquella geometría se vuelve recóndita, abandonando a los hombres y desposeyendo a las deidades. ¿Qué son los unos y las otras sin el océano? El aroma a salitre y el empeño de las olas descubren nuevas miradas. Hay un cielo dilatado que los astrónomos llaman la infinitud. Hay aves tardías que se recogen con presura. Hay acordes de flauta que entretienen los hogares enmudecidos. Hay gritos angustiosos de náufragos en la imprecisa distancia. Hay lamentos de ciudades asoladas a lo largo del archipiélago. Hay irrecuperables nostalgias y también oscuros clamores de venganza. Hay ecos de abstrusas posesiones y desesperadas resistencias. Los tres amigos se sienten próximos. Somos dichosos porque sabemos salvarnos, se dicen. Los olores de los cuerpos se acarician entre sí. Las pieles se rozan con sutileza. Los brazos se pierden en un viaje a otros brazos. Los cabellos se encrespan al ritmo de un viento manso. Las bocas se agitan conformando una sola humedad. Los vientres hienden otros vientres. Un gemido largo y coral entona la juvenil canción del deseo. Convulsión del acantilado; y de pronto el océano calla. ¿Qué diosa puede nacer de aquella copulación de naturalezas que se saben ciegas e insaciables? Al universo grávido sucede un vacío expansivo. El remero, la pintora de cráteras y el advenedizo constructor laten tierna y pausadamente. 




(Fotografía de Ata Kandó)


8 comentarios:

  1. Tampoco yo, podría estar sin ver el mar.
    Salut

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    1. Eso es como todo, ya te harías. Tampoco el mar es lo que era, al menos desde la visión de los humanos.

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  2. Venus, agitada, pero Venus.
    Mirando el mar sabemos que no somos nada, salvo la aventura de cruzarlo.

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    1. Si fuéramos marinos antiguos añadiríamos: o de perecer en él.

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  3. Dejan en el pasado ecos varios y se sumergen en los suaves acordes de la pasión con triple envoltura. Atrevidos,sin duda.

    Adriana

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  4. De "Un gemido largo y coral entona la juvenil canción del deseo" sólo cabe esperar lo mejor.

    Bello, profundo y reflexivo texto. Te felicito

    Saludos cordiales

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    1. Una canción juvenil no comprometida, no importa si efímera. Gracias por leer y captar, Luis Antonio.

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