"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





miércoles, 17 de octubre de 2018

Naxos. Habla la adivina





















"La proa de tu vida no la enfiles
en contra de las crestas de las olas
tú que navegas en medio de azares".

Eurípides. Las troyanas.



La adivina dejó que los hombres se acercaran. No los temía. Estaba acostumbrada a recibir en su oráculo a todo tipo de personajes, desde los más excelsos a los humildes e incluso a los depravados. No daba un paso atrás ante la presencia de guerreros deteriorados por sus heridas ni ante príncipes ostentosos ni ante enfermos o seres condenados al infortunio. Todos buscaban si no una salvación al menos la luz que les proporcionara la senda adecuada para superar su confusión o sus desdichas.  No ponía precio a las consultas. Solo pedía a cambio que quienes recurrieran a ella fueran sinceros y no ocultaran detalles de los problemas que acechaban sus vidas. Pero sus consejos no eran livianos. Más bien se mostraba exigente y a veces cruel. ¿Venís para que os enseñe el camino que debéis tomar en vuestras vidas?, les dijo a los remeros con acritud. Vosotros, que os pusisteis en marcha siguiendo a un hombre que os prometía no solo una tierra o unas ganancias sino sobre todo el futuro, llegáis hasta mí confusos y rendidos. Al abandonar a vuestro jefe y al dejaros tentar por el deseo perdisteis vuestra referencia. Yo os entiendo. ¿Qué harían los mortales si no soñasen? ¿Qué sería de ellos si no anhelasen traspasar el territorio de la sumisión y de la muerte en vida aspirando a otros mundos menos dolorosos y más gratificantes? ¿Por qué existen la música y los cantos y los oficios que crean lo que no fue nunca creado más que para hacer llevadera la marcha por los ásperos desiertos? Aquellos hombres rudos y extraviados la entendían a medias. Querían respuestas concretas, que la pitonisa les dijera lo que tenían que hacer y les garantizara que obrarían con acierto. Ellos argumentaron. Solo somos modestos navegantes, oscuros remeros que no hemos hemos conocido más que el mar y el sueño. Y entre ambos territorios lo que hemos recibido han sido penurias, necesidades insatisfechas y dolores que no siempre se han curado. Los que hemos tenido alguna vez familia apenas la conocemos. Salvo alguno de nosotros nadie sabemos de abecedarios ni de leyes ni de comodidades ni de las cortesías que gastan los pudientes. No queremos vivir más en ese vacío que va del mar al deseo. La mujer del oráculo, impertérrita y en la distancia, así les habló a los hombres desde el basamento quebrado de aquellas ruinas: No seáis ingenuos. Las sirenas os abandonaron por vuestra credulidad y yo no soy como ellas. No os garantizo ni placeres ni seguridades ni reinos donde asentar vuestras vidas maduras. Pero si queréis comentarme con más amplitud vuestras aventuras tal vez consigáis ver vosotros mismos la salida al laberinto en que estáis atrapados.




(Fotografía de Ata Kandó)

14 comentarios:

  1. Mucho me temo que quien quiere adentrarse en la mentira continua es porque le interesa, de una u otra forma.

    El viaje a Itaca, a los modestos remeros les procura al menos comida diaria, y no frugal. No hay, salvo escasos casos, rendiciones ni arrepentimientos. Desean creer en la mentira y se autogestionan.

    Con estos, al menos por aquí, la pitonisa-adivina estaría en el paro.

    Un abrazo

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    1. El relato de la Historia se nos muestra cada día más como una gran mentira. De los mitos, leyendas, narraciones orales y cuentos varios sabemos al menos su montaje escénico, pero ojo, que de ellos se han hecho construcciones ideológicas, de fe, con intenciones de regular la vida de las sociedades y sobre todo controlar a sus individuos, no obstante su trasfondo de invención.

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  2. Los laberintos de cada uno...
    Besos.

    Bonito texto.

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    1. Que no tienen principio ni tendrán fin. Todos moriremos dentro de ellos.

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  3. Difícil salir del laberinto cuando ni siquiera se sabe que estamos perdidos en él.

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    1. Pues quien no lo perciba se considerará acaso dichoso, sufrirá menos y se limitará a la cuita de dar preferencia y satisfacción a lo perentorio. Los remeros eran así antes pero las pulsiones que desataron en ellos las sirenas les arrebataron.

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  4. Ante tanta gélidez mucho me parece su actitud auditiva. En cierto modo me ha recordado a la de los “loquer@s de nuestro presente.
    Penilla me producen sus palabras, pero si su frialdad resulta tan extrema que seguramente carezca de sistema nervioso y ni se entere que dispone de cierta buena voluntad., a tenor de la interpretación del texto.
    A mi porción de mente gamberra se le acaba de ocurrir un chiste fácil que omitiré para contener una espontaneidad frecuentemente malinterpretada. Jopelines no me extrañan las palizas diarias que recibía de pequeña y mira a qué horas me entero! Seguro que acabaria aburriendo a la Sibila del texto, pero seguramente ella me habría aburrido antes con su imperturbabilidad..

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    1. De la sibila al loquero, que dices, hay una línea e continuidad seguramente, con el paso intermedio en la cultura de los dos últimos milenios del rol del confesor. Pero cada cual tiene su papel y sus matices y objetivos. Francamente, las adivinas o los adivinos, que de todo hubo, debieron ser personajes peculiares, vamos habría que hablar más bien del oráculo. Pero seguro que había un montaje detrás. ¿Lo mantendrían los poderes ad hoc o la competencia de estos? Que los príncipes de reinos o los generales de ejércitos consultaran al oráculo dice del mundo mental con que se movía aquella gente, sobre el cual creo que sabemos muy poco.

      Considera la imperturbabilidad del personaje como una pose si quieres e indaga en el papel que jugaban.

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  5. Tus náufragos viven córam pópulo -como los andantes de caballería- eternamente plegados a las vicisitudes de su fabulosa realidad psíquica. Yo misma podría quedarme aquí mil años mirando el universo que esconde esa filosofía. Decía... Decía que los poetas parecéis traspasar todas las leyes de la física.

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    1. Me veo más como náufrago que como poetari. Mira que es difícil traspasar las leyes conocidas y sin conocer de la naturaleza. Lo que sí nos gusta a algunos es indagar a nuestra manera y capricho sorteando bordes, entradas cavernosas y llanuras yermas, en aras de reivindicar el modo de vida que sea, que la hay por doquier aunque no todas sean útiles de inmediato al homo rapiñador. Y lo de coram populo...uno es muy consciente de ir a la cola de...¿otros hombres, lo instituido, la sociedad, la propia capacidad de comprensión...? Mira que el abanico es amplio y da gusto ventilarse de múltiples maneras. Gracias, Chiloé.

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    2. Ah, te recomiendo, os recomiendo a todos, el Coram populo de la obra Inferno de August Strindberg. Es una preciosidad divertida e ingeniosa.

      Adjunto:

      https://ellaberintogrotesco.blogspot.com/search?q=coram+populo

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  6. Esa adivina debe saber que es un “cacharrito” como otro cualquiera, de ahí su imperturbabilidad, y le consta que los remeros difícilmente lo admitirían. No es de extrañar que tanta historia en el mismo plan haya acabado abriendo la espita de la I. A.(Inteligencia Artificial).....de ahí quizás proceda su fría actitud... total ya puestos ....

    Espera, que estio iba de “nazi- o-na-realismos”, y mi persona sin enterarse. Vaya, menudo cacharro chungo debo estar hecho que no me entero de nada. Ay que pena más gorda si lo hiciera , santa I.A. nos redima!

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    1. Al menos la adivina no les promete que las cosas les salgan a los navegantes de tierra como ellos quisieran. Todo lo contrario de lo que la sociedad de consumo y productivista a tope de hoy día, bendiciendo con su publicidad, asegura (y de paso estafa) a todos los bichos vivientes que poblamos el carnal desierto humano.

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    2. Matizando: desconfía (a ti te lo voy a decir) de todos los adivinos, profetas, bendecidores sacros y laicos, estadísticos de bolsillo y demás ralea de los marketing que nos rodean. Amén.

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