"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





domingo, 20 de abril de 2014

Imaginario, 7.




El umbral de la cueva me transmitía una humedad antigua. Los ojos empezaban a ver a través del olor de la profundidad. Allí dentro se derramaban por la piedra de leche chorros de toda clase de coloraciones. Sentí mucha alegría y creo que la roca también. El silencio de los humanos no es el silencio de toda la naturaleza, y llegaban voces muy apagadas de minúsculos seres. Arrodillado ante las charcas inmóviles de la caliza les imploraba que se me revelasen. 



4 comentarios:

  1. Cristo ha resucitado de entre los muertos;
    con la muerte ha derrotado a la muerte
    y a quéllos que yacían en los sepulcros
    les ha dado vida.


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  2. Respuestas
    1. Suele pasar inadvertido a muchos, pero las cuevas ni son tan blancas ni son tan negras. Como el resto de las vidas.

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