He tenido que salir corriendo de casa de Wang, estaba insoportable. Pensé que solamente cargaba contra mí pero enseguida me di cuenta de que los demás de su familia estaban aguantando también sus imprecaciones gratuitas. ¿Siempre es así, Cao? Eso es lo más curioso, que de ordinario es alguien afable, que se entrega a los demás, pero tiene un defecto. Quiere que todo sea como él pretende. Y si se le lleva la contraria y no entra en sus cálculos lo que proponen otros se cierra en banda, o bien, como antes, monta en cólera. A veces cuando está más tranquilo y se le hace ver que la furia que emplea no dice nada a favor suyo ha replicado que también hay genios o diosecillos iracundos. Como si recurrir a personajes fantásticos justificara su conducta. ¿Por qué tiene que ser así, Xiao? ¿Contra qué o quién se emplea alguien que se deja llevar por la ira? Mira, Cao, es complicado saberlo y más en este caso. No conozco a Wang, pero sospecho que un iracundo se venga de alguna manera del mundo personificando su irritación en otros. Pero el mundo es una generalización, Xiao, tiene que haber algo más. Por supuesto, simplemente que no acepta a la gente que es objeto de su furia cuando no sigue sus reglas. O bien algún tipo de venganza oculta, acaso no justa, pero que no puede controlar. Acaso sus insuficiencias o limitaciones, no poder llevar a cabo algo que desearía, le condicionan para tener esos arranques que muchas veces recuerdan al odio. ¿Pero entonces, Xiao, no es odio? No necesariamente. Pienso que acaso es su incapacidad para soportarse íntimamente la que le violenta y necesita desahogarse aunque paguen por ello los que tiene más a su alcance. ¿No has observado, Cao, cómo suelen ser los próximos los que más sufren su iracundia? Con gente desconocida o de escasa confianza no se atrevería. Y como bien has dicho antes, la ira no es propiedad del más desgraciado de los seres, sino que afecta también a individuos llenos de buena voluntad, a personas solícitas y amables. Pero tienen ese instante, esa oscuridad repentina que les perturba y complica la relación con otros. Luego habrá que huir de los iracundos, ¿no, Xiao? Al menos, amigo Cao, habrá que huir de la tempestad que pueda desencadenarse. Cada cual debe distinguir cómo hay que tratar al prójimo, ¿no te parece?
*Fotografía de Lee Jeffries
Puede que Wang solo sea una víctima del hediondo ambiente que nos rodea. Tengo amigos (y yo mismo) que ya confesamos sufrir la influencia de un entorno tóxico, deshumanizado y putrefacto del cual resulta muy difícil abstraerse o alejarse. En mayor o menor medida hemos dejado de ser quienes éramos y ahora somos otra cosa.
ResponderEliminarNo hay mayor manifestación de estupidez que la del que afirma, poniendo cara de autenticidad virtuosa, que no se arrepiente de nada. Eso equivale a decir que no ha aprendido nada.
ResponderEliminarCreo que Ricard describe con precisión lo que pienso.
ResponderEliminarsalut
Perder el control o los papeles solo lleva a situaciones desagradables. Estoy pensando ahora en los ataques de ira de Hitler.
ResponderEliminarPartamos de que hay en el medio donde habitamos más ira que nunca, bastante infundada, pero que no es fácil de analizar. O es odio, vamos que hay de todo. Aparte de que hay personas que por naturaleza tienden a estar coléricas.
ResponderEliminarAnder