"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





lunes, 30 de diciembre de 2024

Ecos lejanos, 32

 


Te advertí respecto a Judith. Else habla y al mirarme me fulmina. Pero no me vengas con que te utilizó. A ti te convendría por algún  motivo, aunque solo fuera por comprobar si su carne era más jugosa que la mía. No me enfadé por ello. No, no me interrumpas. Hablar de carne no es demérito alguno. Porque además no es el otro cuerpo la clave, sino el nuestro que reclama percepciones que no tenemos con personas habituales a las que queremos. Ahí te entendí. Lo que no me gustó tanto es que te sedujera su pasión política, lo que tú llamabas arrojo y decisión. ¿No teníamos esto los demás? Me sublevaba que te ocurriera a ti, que eres sesudo y razonador. ¿Querías demostrarla que eras capaz de entrar en la vorágine? ¿Esa era tu herramienta de seducción? Su pasión, también la denominaste mística juvenil, tenía mucho de impulso ciego y otro tanto de parafernalia. Le gustaba exhibirse y que la vieran. ¿O jugaba a joven líder que sabía acompañar su atrevimiento con la palabra incendiaria y comprensible? ¿Acaso no eran esas mismas armas las que usó en su persecución de Joachim? Si tú te dejabas arrastrar por tus apetencias sexuales, a costa de ignorarme, si te interesabas ofuscadamente y no lo ocultabas a ojos ajenos, ¿es que no veías cómo lo que pretendía era hacer ostentación de llevarse a la cama a un teórico, a ti, que empezaba a ser reconocido por tanta gente? 

No, Joachim no se dio por aludido en esta táctica de Judith. Y no respondió al encelamiento que buscaba ella. Joachim tenía una idea exageradamente sacra del amor. No me cortes, ya sé que me vas a preguntar cómo lo sé. Lo sé porque también se cruzó en mi camino. Joachim vinculaba lo que los teólogos llamaban sacralidad y paganismo, algo que ya los romanos, por ejemplo, lo tenían más claro que los clérigos actuales y que en absoluto reprimían como estos. Joachim no exigía nada, pero daba cuanto estaba de su mano. No perseguía a ninguna mujer, pero sabía cuándo debía corresponder a quien veía sincera y desprendida y le buscaba. Joachim podía haber abusado más de su personalidad en ese terreno tan atractivo como peligroso, pero no entraba en sus normas ser un conquistador. Ni tampoco una presa fácil. Acaso Judith pensase que si él era alguien tan entregado a la causa colectiva también sería generoso en atenderla sentimentalmente. Y siendo ella consciente como era y no sabiendo renunciar a su capricho se desesperaba en la tolvanera de su propia obcecación. 

No hace falta preguntarnos cómo acabó todo. El torbellino político lo oscureció. Hizo saltar por los aires las ideas, la cooperación y los sentimientos. 



18 comentarios:

  1. Fáckel:
    ¡Ay, el torbellino político! ¡Qué hartura de políticos!
    Salu2.

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    1. Y qué hartura de sociedad (que no sabe dónde está), de ciudadanos (que no saben serlo), de individuos (que viven ensimismados en el mercado) Porque los políticos son reflejo de lo que somos. ¿O se prefiere de gestores a los futbolistas y sus clubs, por ejemplo? Claro que a este paso va a ser un holding de empresas supranacional el que sustituya a los Estados. Entonces, apreciados hermanos, vamos a saber lo que es bueno bunísimo.

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  2. A turbulência agita as mentes e os corpos...quebra fronteiras e abre novos caminhos... que, nem sempre, levam à Paz...
    Como sempre, texto para reflectir...
    Beijos e abraços
    Marta

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    1. Pero las turbulencias colectivas son compartidas por las personas, y los individuos somos cómplices de los caminos que llevan a ellas, y en nuestra mano debería estar afrontarlas y resolverlas, pero creo que los eternos poderes por encima de nosotros nos vencen.

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  3. Malo es compaginar pasión y política, y más aún con dos mujeres de armas tomar en medio.

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    1. Es que las políticas de los tiempos de revolución no se parecen en nada a los tiempos pacíficos o, mejor dicho, acomodados.

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  4. Else se está revelando un pelín retrógrada para ser revolucionaria.
    Los revolucionarios y los sesudos coinciden en estar igualmente atados a la carne.
    ¿O se piensa Else que Judith se pensaba que los sesudos son de hueso y hueso?. Pues no. Están atados a la carne.
    Creo que la historia acaba con que Joaquín es cura de incognito, infiltrado; aunque ni judith, ni Else, ni el prota (¿tiene nombre?) lo saben. Lo que no sé es cómo lo vas a revelar estando todo en primera persona.
    Abrazoo y japi niu yiar
    (Al gimnasio paso, pero ya ves que a inglés ya me he apuntado)

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    1. Lo más seguro es que no haya revelación alguna, porque además si no hay cura o pastor y tampoco hay ecos de reforma protestante aunque esta permitiría en la narración que el oficiante estuviera casado y difícilmente estuviera en la órbita revolucionaria...vaya, creo que me has liado y me he perdido, mira que eres. Que el tiempo no pasa, Gabi, así que el miércoles será la continuación del martes.

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  5. Es extraño, para mi la pasión política mata cualquier otro tipo de pasión. No me gustan las personas que trazan una línea en el suelo, se colocan a un lado y después te preguntan de qué lado quieres estar...

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    1. Existe una erótica de la política, dicen, y no te cuento del poder. Es muy humano. Los espacios de la pasión son cultivados por mucha gente para sentir en ellos un reconocimiento. Es verdad que la pasión política, y esto se ha vivido en tiempos dictatoriales, desplazaba el amor, volcarse en una actividad política, aunque fuera clandestina, era considerado primordial, y en ella se depositaban las emociones, los afectos, las ideas, etc. Mira, sería un tema interesante de debate.

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  6. Amores y acción revolucionaria pueden compensarse o acabar en enfrentamiento, con probable resultado final de fracaso en ambos territorios, pero uno es hijo del tiempo en que vive y no puede escapar. Siempre tiene que elegir.

    Ander

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    1. Es verdad, siempre tenemos que decidir y elegir, pero a veces no sabemos decidir y la elección puede ser forzosa. ¿Les pasaría esto también a los personajes de esta historia? Gracias, Ander .

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  7. Una mezcla explosiva en la que pierden los ideales.

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    1. Y si lo piensas bien, en la batalla de la vida se pierden los ideales primigenios. Luego puede que nuevos ideales tengan otra madurez y menos misticismo, pero si se salva el valor ético me conformo. Un abrazo.

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  8. Esa Historia que aplasta las historias...

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  9. Nem tudo são rosas num relacionamento amoroso, que, por tal razão, nunca evolui de forma fluídica.
    Os bons momentos de harmonia (cooperação) são indcadores prazerosos de que algo mais pode ser possível.
    Abraço de amizade.
    Juvenal Nunes

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    1. Si uno ya tiene conflictos toda la vida consigo mismo -y esa es la relación innata- cómo no va a tener diferencias, crisis, desacuerdos o choques con otra persona. Sucede en lo emocional, o en lo afectivo, en lo amoroso, o simplemente en la convivencia cotidiana como ciudadanos o vecinos. Todos somos hijos del caos y buscamos organizarnos de la mejor manera, pero todo es dinámico y cambiante, Juvenal. Saúde.

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