El hombre maduro sucumbe al hechizo de la máscara. La curvatura de todas aquellas facciones le apresan. Nada hay que no sea curvo en los cuerpos y en la vida. Incluso la mirada fija no es nunca directa, medita. Cuando miramos a alguien, aunque no nos cueste sostener la mirada, nos parapetamos tras una recta falsa. La otra persona piensa por qué le miro. Yo pienso qué pensará cuando no aparto los ojos de los suyos. Incluso el discurso de las palabras, que no se detiene, se extravía y nuestra mente desdobla el pensamiento. Hay un pensamiento que pugna por verbalizarse y otro pensamiento que deambula por el misterio. Así se siente el hombre ante aquel rostro antiguo que en nada difiere de uno de nuestro tiempo. No es verdad que ella no le compense y no haya intercambio. Él lo sabe. Percibe cómo ella se va apoderando de sus ojos, ya turbios por la edad, pero cálidos por la pasión que emana aún de ellos. Ven a mis ojos ocultos, escucha decir a la figura. Rejuveneceré los tuyos y cuando me contemples será como si te vieras a ti mismo. Al hombre aquella propuesta le hace temblar. Siempre fue más cómodo y apetecible mirar los ojos de una mujer común, dice. También eran las puertas de un misterio. También se veía algo de uno mismo, si bien se elegía un camino de cierta sumisión. La máscara le tranquiliza. No es mi intención apoderarme de tu personalidad, le dice. Al contemplar cómo tus ojos ocupan mis oquedades estarás viendo tu pasado. No solo el que fue efectivo, sino también el que deseaste y no pudo ser. El que soñaste y no lo tradujiste en hechos. El que te confundió y el que la fortuna te obsequió. Nunca sabéis los humanos cuándo y cuánto sois lo que os creéis ser y qué parte de los otros se hace carne de vuestra carne. Entonces el hombre desiste de sus temores. Esta imagen, piensa, puede ponerme en el sitio en el que nunca he sabido permanecer. Le habla nervioso pero con dulzura. ¿Por qué amo en tu rostro severo toda la belleza? ¿Por qué me enajeno ante las líneas equilibradas de tu cara eterna? ¿Qué hay en este diálogo sugerente que me lleva a prosternarme ante ti? ¿Cuánto cedo de mí y en qué me transformo?
Embarullado en sus preguntas caóticas, el hombre maduro se mira a sí mismo. Al distanciarse la máscara siente la congoja de quien está condenado a seguir intentando saber quién es.
* Escultura sumeria denominada la Dama de Uruk o también Dama de Warka. Museo Nacional de Irak, Bagdad. Fue saqueada cuando la invasión de Irak por los Estados Unidos de América en 2003 y posteriormente recuperada intacta.
La autohipnosis es posible, y se usa en diferentes campos sanitarios. Me guata cómo planteas el pasado, así de dinámico y casi de elección. Porque uno elige qué recordar de sus pasos.
ResponderEliminarUn abrazo
La elección de los recuerdos. A veces llegan sin elegirlos. Pero entonces hay que decidir entre concederlos dedicación o apartarlos automáticamente. Mejor no forzarlos, aunque constantemente se nos invita a ello. Salud y buenas noches.
EliminarUna máscara intrigante, una faz que se niega a revelar misterio alguno, un símil de rostro que inquieta más que seduce.
ResponderEliminarUna visión que empuja a divagar ante su presencia, sin saber que vamos a encontrar, que no sean nuestras propias dudas.
Una buena interpretación la que haces, Alfred. Me sorprendo de que una escultura de hace milenios me diga tanto. Detrás de la apariencia o primer golpe visual la obra de arte suele decir mucho más.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarla mirada (de un solo ojo) del busto de Nefertiti me hechiza y subyuga. Cada cual se hechiza con sus estatuas favoritas...
Salu2.
Por supuesto que Nefertiti es un paradigma, pero es más conocida. Por eso me entusiasmo cuando me entero de una obra que jamás nos habían mostrado. Y pensar que esta Dama de Uruk fue robada con miles objetos...Afortunadamente una investigación de una sección del Ejército estadounidense dio con su paradero. Pero muchas otras obras habrán acabado vaya a saber usted dónde.
EliminarUna persona madura es aquella que tiene una serie de características que la distinguen como sensata, de buen juicio o incluso prudente. Es por lo tanto una condición aplicable a las personas sin importar verdaderamente su edad.
EliminarY en ese sentido unos serán maduros a los treinta, otros a los cincuenta, otros más tarde o acaso otros nunca. Estoy de acuerdo contigo, es una condición de características que pueden ir aliadas o no a la edad. Yo lo que estoy comprobando es que gente de edad ya avanzada no da precisamente muestras de sensatez, raciocinio y no digo prudencia. Es decir, que la madurez es un concepto relativo y sujeto a dudas. Saludo.
EliminarExquisito relato con ese intrigante encuentro, casi ontologico diría yo. Un saludo
ResponderEliminarLas obras misteriosas, Neuri, siempre proponen y suscitan nuestra imaginación. Solo hay que estar atentos.
EliminarLa máscara se alimenta del trompe l'oeil. Detrás de una máscara se esconde otra máscara, la cuestión, o quizás el dilema, consiste en saber qué máscara es la hegemónica.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Tal vez ambas lo sean, o ninguna, simplemente se complementan para lograr un efecto. Cada una juega su papel. El espectador pone su parte.
Eliminar¿Qué significa ser maduro? ¿Llegar a una edad determinada?. No, es más que esa simpleza, es haber logrado reconocer ciertas fases en el cuerpo y en el pensamiento. Aceptar que los sentimientos son emociones necesarias y reconocibles. Tener un objetivo, cumplirlo o al menos haberlo intentado. Ahora, caminar y presentarse ante el mundo muchas veces requiere de una o varias máscaras para ser aceptado o, mejor evaluado ante la sociedad. La gran mayoría la/las hemos usado. Nos sentimos más seguros y convicentes si nos presentamos, actuamos y pensamos como los demás deseen vernos. Las máscaras funcionan, pero en el momento que debemos enfrentarnos a la realidad se caen y, nos enfrentamos a la madurez de ser en verdad lo que somos.
ResponderEliminarLa escultura sumeria una belleza.
Abrazos Fackel
Por supuesto, el argumento que haces es impecable. Matiz: madurez y fecha no siempre van de la mano. Hay personas que maduran pronto, por decirlo convencionalmente, y otras que siguen procesos lentos y hasta tardíos. Se podría desarrollar mucho el tema, da de sí y se desplegaría como una palmera. No sé si dando también gustosos dátiles.
EliminarLa Dama es fascinante, como todo el arte de las culturas del Creciente Fértil y otras amplias zonas.
Me has hecho pensar mucho sobre el tema... Solo pregunto: es posible,vivir, caminar por este mundo, sin una máscara?... A mi, por ejemplo, me resulta bastante complicado.
ResponderEliminarEgun on, F.
Es posible caminar de muchas maneras. Otra cosa es que sirva o no. Pero lo importante es observarnos a nosotros mismos y no engañarnos.
EliminarMe ha gustado mucho, proyecta una condición humana a la que no podemos escapar por que está fusionada a nosotros en un solo ser.
ResponderEliminarLa condición humana no nos permite huidas. Pero también tiene sus evoluciones, aunque no erradique el comportamiento animal que subyace.
EliminarNo hay "persona" sin máscara, es sabido. Lo difícil es averiguar quién es el original y quien la máscara.
ResponderEliminarPor supuesto, y no solo con los que acabamos de conocer. Pero el trato de la vida cotidiana sí que permite cierta distinciones.
EliminarProtección, simulación, apariencia. Fieles usuarios de nuestras propias máscaras solemos criticar las de otros porque en ellos representan la hipocresía, la falsedad y la impostacion de comportamientos. Para reflexionar. Un abrazo
ResponderEliminarNos gusta ocultarnos ante nuestros propios ojos. Creemos conocernos, y por supuesto que nos distinguimos, pero ¿cuántas veces no optamos por engañarnos y tratar de no manifestarnos como somos? Los convencionalismos están ahí, por supuesto, pero también nuestras propias inseguridades y la tentación horrorosa de la competencia.
EliminarLa máscara es la excusa, sucede que la mirada del hombre maduro no es tan honesta como debería de ser, y es que no nos vemos como somos, sinó como pensamos que somos. Cuando nos damos cuenta del error, ya es demasiado tarde.
ResponderEliminarAsí es, como nos creemos ser, pero en la capacidad introspectiva de cada uno se halla la llave de un reconocimiento personal más auténtico, más sincero. Creo que el avance de la edad puede proporcionarnos una cierta alegría en este sentido.
EliminarFackel, hay tantas interpretaciones de la mirada y desde luego, al tratar de descubrir sus misterios, uno puede perderse en el vacío de esos ojos oscuros . No conocía esta figura hubiese sido una lástima que se perdiese.
ResponderEliminarSalud y buen finde.
De hecho cada mañana nos perdemos un poco en nuestra visión personal, ¿no crees?
EliminarQue siempre estamos condenados a preguntarnos quiénes somos es algo que está claro, aunque cuando se llega a cierta edad, muchos expresan que ya no tienen que dar explicaciones. Yo, a medida que crezco o envejezco, siento que he de dar más explicaciones, y me contengo para no estar dándole vueltas a todo. En cuanto a que el hombre maduro caiga bajo el hechizo de la máscara, me parece tan demostrable como la existencia de Dios. Es una frase. No sé si he caído bajo el hechizo de la máscara, ciertamente no lo sé. El lenguaje literario tiene eso de que es tan irrebatible como una puesta de sol, es, pero ¿hay algo más?
ResponderEliminarA cierta edad es inevitable preguntarnos, creo que con más luces y más derecho que nunca, todo lo que nos parezca sobre nuestra existencia. Personalmente lo de ser o no ser me parece un estereotipo retórico. Las explicaciones que perseguimos deben quedar ante todo en nuestro magín. Los demás, si comunicamos algo, pueden entendernos algo o mirarnos con malos ojos. Y el lenguaje literario, con su buena dosis de devaneos, es una acción lúdica, útil si la usamos para dar salida a los instinto, porque, ¿no son los instintos, domeñados o no, los que nos marcan?
Eliminarla máscara que nos presentas es bellísima, pero demasiado fría para que me diga nada.
ResponderEliminaryo maduré con los ojos de los autorretratos de Rembrandt, con esa pizca de luz blanca con la que ilumina las pupilas de sus ojos... ellas me atraparon y aun hoy sigo atrapada por su arte y la bondad que transmiten.
Y me parece bien tu actitud, yo la compartiría seguramente, es sublime el pintor que citas. Pero me gusta dejar la puerta abierta no solo a comprender significados sino dejarme seducir por los más alejados, ajenos a nuestra cultura presente. Todos transmiten, todas las obras se hicieron para algo. ¿Por qué no viajar a cualquier tiempo y lugar y clase?
EliminarUn imbécil más escribiendo cosas sin sentido. Dársela de intelectual ¿no son los instintos, domeñados o no, los que nos marcan?
ResponderEliminarGracias por el humor, anónimo intolerante. Enigma de la Esfinge a Edipo: ¿qué es más de imbéciles? ¿Escribir imbecilidades o ponerse a leerlas?
EliminarLas máscaras utilizadas para ocultar aquello que no queremos mostrar, pueden causar el efecto contrario en el otro, provocarle más curiosidad por querer saber lo que se esconde tras ella. Porque siempre queremos saber más, pero siempre del prójimo, de nosotros mismos ya es otra historia. Me encanta la frase "Nunca sabéis los humanos cuándo y cuánto sois lo que os creéis ser y qué parte de los otros se hace carne de vuestra carne". Lapidaria y cierta! Saludos!
ResponderEliminarQueremos saber del prójimo, pero tampoco es fácil saber; sabemos acaso lo que el otro quiere que sepamos. Y si no queremos saber de nosotros, pienso que nunca es tarde. Además lo de saber es un proceso vital, nunca se acaba. Saludo. Marife.
Eliminar"Hay un pensamiento que pugna por verbalizarse y otro pensamiento que deambula por el misterio": m'agrada molt aquesta frase, això és el que fa la poesia.
ResponderEliminarLa mayor parte de las veces y en cada individuo es solo una manifestación interna. Supongo que el poeta es quien da el salto expresivo.
EliminarLa madurez es inalcanzable. La construcción propia nunca termina. Los años dicen que añaden madurez al hombre, pero en realidad estas generalizaciones no resultan concluyentes. Deberíamos entender o definir MADUREZ. Prefiero el autoanálisis y decir que con los años puede ser más cercano a lo que uno cree que es. Pero en realidad , creo que siempre nos preguntamos quines somos y quizá en esa pregunta constante, y casi sin respuesta, radica esa madurez de la hablamos. Vivir es un proceso de construcción. La pregunta: ¿Cuando termina la construcción? (No sé si eso consiste en distinguir en nosotros mismos, qué es máscara y qué no)
ResponderEliminarSalud, Fackel.
Anna Babra
Las pautas sociales, la necesidad de entender la infinidad de situaciones y cosas del entorno, generan términos convencionales. Posiblemente madurez sea uno de ellos. Y no le concedo ya mayor profundidad. Alcanzar la madurez o la edad de la madurez, suele decirse, pero nadie explica qué es y en qué consiste. ¿En los años? ¿En tener más entendederas? ¿En profundizar en la capacidad analítica y racionalista? ¿En asumir responsabilidades? ¿En adecuarse a un comportamiento generalizado, eso de trabajar, casarse, tener familia, etc.? En fin, es complicado debatir esto por aquí, al menos para mí. Yo hace tiempo que paso de preguntarme quién soy y no creo que exista una pregunta colectiva al respecto. ¿Para qué sirve esa clase de preguntas? Simplemente se trata de vivir, adaptarnos, asumir relaciones, proporcionar y beneficiarnos de convivencia, procurar el modo de vida, nada nuevo bajo el sol. Supongo que lo mismo que tenían ante sí los del Neolítico. Luego, sí, viene el desarrollo de cómo llevamos a cabo todo lo que compone nuestras vidas y nos hace dependientes, y desarrollar ideas, propuestas, mecanismos, etc. Algo que se viene haciendo desde siempre y perfeccionando, yo creo, aunque nada haya perfecto. Y en ese sentido podemos encajar lo de construcción. Aunque también habría que ver qué entendemos por este término tan de edificios aplicado al individuo. Como cada vez me cuesta más ser idealista, si es que me queda algo de ello, y veo que las edades avanzadas traen la degeneración física en todas sus dimensiones, lo de construir o construirme se lo dejo a alguno de los filósofos románticos. Uno a ciertas alturas se conforma con tener claras ciertas situaciones de la vida, ciertas características, dar por buenas las experiencias, verdaderas maestras del paso siguiente, y aspirar ligeramente a mantener condiciones dignas de cuerpo y de satisfacción del mismo. Salud y mantenerse, que no es poco.
EliminarEn lenguaje simbólicamente castizo: “Olé tu Mercurio óptimamente domiciliado en la constelación de la dama con espinas en su regazo!!”
ResponderEliminar¿Cómo debo traducir tamaño asentimiento de Hermes en mi vida cotidiana, hermana?
EliminarCaray, resultaría muy largo de explicar. Aclaró mi luna también está en el mismo sector anudada a Saturno. En tu caso representaría el amplio y meticuloso conocimiento en diversos sentidos . En el mío, algo muy diferente como disciplina instintiva. En ambos casos minuciosos, humildes y pequeñitos. .... y no sigo que me pierdo y a mi otra parte tan opuesta no debo despertarla. Equilibrio es supervivencia!
EliminarMe gusta esa frase final...si no fuera porque mantener el equilibro cuesta tanto...
EliminarTodos tenemos no una sino muchas máscaras. Ellas nos ayudan en la interacción social. Sin ellas habría mucha brutalidad en la interacción (más todavía) y sería inaguantable la comunicación social. Nos hemos ido edulcorando para que la vida social sea soportable y gustemos a los demás y los demás nos gusten.
ResponderEliminarClaro que también hay otras máscaras más allá de la cortesía y de la buena educación. Las máscaras del carácter y del alma. De esas sí deberíamos prescindir. Es un trabajo que dura toda la vida. Culmina con la autorrealización o con la muerte.
Contundente y exacta interpretación, Ana. Por cierto, la sinceridad ¿llevará su consiguiente máscara?
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