Bebed, bailad, saciaros, fornicad como si fuera el último día que Júpiter nos tuviera destinado. Beodo como buen hijo del lagar en que se crio, Licinio Gneo iba por la calle de la Fortuna dando tumbos y proclamando salvación, fiel a los principios de los que se declaraba maestro en la filosofía del caos. Sus compañeros, tan adictos al ritual de Baco como él, coreaban el imperativo de cada verbo. ¿Dónde vais en esas condiciones?, les salió al paso con su bonhomía habitual Calpurcio Bensus, que había entregado su existencia a la interpretación de los astros y a la influencia de estos sobre la naturaleza, incluida la humana. Nosotros vemos más estrellas que tú, le replicó sarcástico Licinio Gneo trazando círculos con el índice hacia abajo. A las estrellas no se llega nunca, Calpurcio. Y de mirarlas no sé hasta qué punto se vive ni se siente uno vivo. Vente con nosotros a entrar en planetas más cercanos, pues no sabemos cada noche con certeza si despertaremos a un nuevo amanecer para seguir contemplando el firmamento. Licinio Gneo no se suele inmutar y menos ante borrachos, pero cuando le tocan el objeto de su dedicación fundamental se siente obligado a defender la causa. Los astros saben desde el principio de los tiempos más de nosotros que nosotros mismos, sermonea al grupo. Llevan una eternidad contemplando nuestros caprichos y nuestras adversidades. No son nuestros jueces ni nuestros verdugos. Ni siquiera juegan a portarse como nuestra conciencia. A mí me aportan calma, reflexión e interés por conocer lo que puede haber tras ellos. Eso tú sabrás, pero mientras te dejas absorber el seso por los astros te pierdes la belleza y la pasión que proporcionan los sentidos, le corrige Licinio Gneo, que puede ser un beodo pero al que no le falta retórica seductora. Calpurcio sonríe y se defiende. Nuestros sentidos o, al menos, nuestra noción de sentido, debe ser diferente entre vosotros y yo. Jamás me ha causado ansiedad el cielo y, sin embargo, me ha proporcionado una visión reposada y acertada sobre la tierra. Vosotros podéis traicionar a vuestras esposas o defraudar al tesoro público o simplemente engañar a vuestras mentes desdeñando la capacidad de conocimiento, de la que también disponéis, en aras de una definición del placer que no os procura sino desgaste. ¿O creéis que es placentero dejarse dominar por los sentidos en lugar de utilizarlos para causas cuerdas? Licinio, que advierte el tono enfadado del sabio, no es proclive a peleas afortunadamente y tampoco considera a Calpurcio un enemigo. Un punto de sensatez le dice que es mejor batirse en retirada con alguna consideración superficial, pero no menos acertada, que rebaje la tensión y le haga salir airoso ante la tribu ebria que escucha impersonal la polémica. Si mañana, dice, vuelve un movimiento del suelo como el de hace unos años, que destruyó la ciudad y arrebató la vida de tantos vecinos, y nos devora a todos, ¿valdría de algo considerar lo que mereció la pena en la vida? ¿Haber apurado hasta el fondo los goces exigidos por la carne o haberse abstraído en el disfrute que tú dices, Calpurnio, que produce esa observación de tus mundos inalcanzables? Calpurnio recupera la serenidad y sentencia. Entonces, amigo Licinio, es elemental que no podremos decir ni valorar nada, pues si algo resulta obvio es que la muerte nos enmudece a todos.
(Estatuilla de acróbata de terracota conservada en el Museo Arqueológico Nacional de Tarento)
Cada quien sigue los dictados de sus diversos condicionamientos y contracondicionantes. Fatua cultura la que condiciona indistintamente. Esto último se aprecia al final del ciclo vital del instinto para permanecer incolumemente tranquil@.
ResponderEliminarA veces las vidas paralelas no lo son tanto y convergen en algunas características. Incluso antes del fin.
EliminarEn el fondo son dos formas de evadirse de la realidad. Unos lo hacen a base de tragos y de dar gusto al cuerpo. El otro, mirando las estrellas, como si en esa levitación encontrara su razón de ser más allá de lo terreno.
ResponderEliminarUn saludo, Fackel.
Y ambos dirán -se justificarán- en que sus comportamientos satisfacen lo que les pide el cuerpo. Aunque creo que uno destroza más que el otro. ¿Ocurrirá eso hoy día? Los astrofísicos actuales buscan interpretaciones y lo último de lo penúltimo es lo de las ondas gravitacionales detectadas de fenómenos que tuvieron lugar hace millones de años luz en el Universo como el de un choque de estrella de neutrones con un agujero negro. Creo que la ciencia da hoy más posibilidades que nunca para enajenarse. Saludo, Cayetano.
EliminarEl relato me parece excelente.... Creo que los mundos paralelos de caos y orden del relato, significados en sus protagonistas, "interseccionan" al final del relato en el mismo "final de los finales" para ambos... O sea, sabido es que el final es el mismo para todos... pero el recorrido hasta el mismo puede ser diferente en función del camino que elijamos (algunos, como Robert Frost, el menos transitado)... No voy a entrar en cual es lo mejor, lo adecuado y tal y tal... pues entraríamos en el terreno de la metafísica, la ética, la metaética y otros pormenores inextricables...
ResponderEliminarSí me atrevo a citar a Confucio en su famosa frase de que "Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos"...
Por otra parte, hay quienes piensan que el pragmatismo es "beberse la vida con intensidad"... hacer hacer y hacer... Otros piensan que el pragmatismo es comprender la vida y saber por qué es mejor hacer esto y no lo otro... Hay quienes miran la bóveda celeste y ven más que luces brillando, incluso llegan a darse cuenta de que el antropocentrismo de este mundo es un acto de autoestima exagerado...
No obstante, veo en Licinio un atisbo intelectual que le capacita para establecer prioridades...
Mi corazón está más cerca de Calpurnio...
Tus relatos son magníficos...
Abrazo
Poco puedo añadir a tu magnífica interpretación. Y estoy de acuerdo en no entrar a valorar conductas, ya ha sido bastante el pulso entre ambos protagonistas, desde enfoques morales y etcétera.
EliminarLa cita confuciana tiene su miga, que diríamos por estos lares. Hay individuos que solo perciben en una fase de su vida los vicios, pero conozco muchos que son pasto de ellos y les lleva al exterminio. Pero no es cosa tampoco de proyectar éticamente, se complicaría la entrada.
El carpe diem se está manipulando hoy de manera muy grosera. Por ejemplo, teniendo ocupado toto el tiempo personal, contraponiendo tiempos de trabajo y de ocio, fomentando un ocio no creativo y sí de producir obesidades, por ejemplo, haciendo cosas sin parar, identificando la vida de uno con la que tienen otros...El antropocentrismo tiene su lógica pero también su defecto. ¿Será un Super Amo que nos secuestra?
Licinio no era torpe, más bien un bon vivant, pero nunca supe si era hijo de papá, perdón, de patricio, o un liberto tomándose la revancha, pero tenía sus luces, al menos cuando yo lo conocí. Calpurnio, un bonachón, acaso sin tantas luces como Licinio para el conocimiento técnico y las relaciones mundanas, pero más Tao. Contemplar el firmamento le venía como anillo al dedo. No supe de él tras el incidente destructor de la ciudad.
Gracias por tus opiniones, estos temas traerían su cola, dejémoslos volar.
Hola, muy bueno tu relato. Me ha hecho posicionarme y ya puesta a valorar la disputa me parece que tanto Licinio como Calpurcio son los dos unos retóricos; ambos defienden sus propios intereses. Claro, otra cosa sería valorar el daño que pueda causar cada uno por las posibles consecuencias de sus preferencias. Hace un rato volaba un avión militar por encima de la casa de donde vivo con tal estruendo que yo, que no suelo asustarme por nada, me he asustado, después supe que hay desavenencias entre Rusia y la OTAN por no sé qué maniobras. Seguramente volamos no porque seamos unos beodos y pasemos nuestras noches fornicando sino más bien porque miramos las estrellas. De todas maneras a mi me parece que en esta vida hay un tiempo para cada cosa y el bien vital, no el que cada uno pueda idear, posiblemente no se decante ni por el sentido ni por los sentidos, sino, me parece, por la belleza que hay en armonía. Un saludo cordial.
ResponderEliminarObviamente, Ester, al exponer sus comportamientos y expresar sus puntos de vista están debatiendo con una retórica de calle, general, si quieres, pero ninguno de ellos se siente muy mal con el reproche del otro. En el fondo se comprenden. No deja de ser irónico que cuando está a punto de producirse la catástrofe los personajes se posicionen sin saberlo, como si intuyeran el fin. Acaso es una actitud normal -entonces y ahora- pues las buenas y malas gentes, aunque no hablemos de ello, pensamos en el fin personal con más frecuencia de lo que se piensa. Y en función de ello justificamos nuestros actos, unos con un pseudoepicureísmo grosero y otros con abstracciones o bien en las estrellas o bien en pautas cotidianas donde hallar sentido a la existencia misma.
EliminarAquello del tiempo para todo, que me recordaba al Eclesiastés, es la tendencia innata de que por el hecho de estar en este mundo hay que sobrevivir. Manteniendo relaciones múltiples, efectuando trabajo para comer y demás, tratando de conocer de múltiples formas...En fin, que la cultura humana bajo todas sus manifestaciones, exige un reparto de tiempos, demasiado acelerados y precipitados, no digamos ya obligados o por inercia, que tratamos de entender. Pero ahí entraría la organización personal de nuestros actos que no siempre es libre ni como quisiéramos que resultase.
Que no os quiten el sueño los vuelos de la OTAN. El Homo Heidelbergensis se inquietaría demasiado. Saluda al Neckar. Auf wiedersehen.
El Carpe Diem enfrentado a la muerte. Un texto que te hace reflexionar sobre el "Aquí y ahora".
ResponderEliminarTener que morir es, desde luego, algo terrible. "Comamos y negamos que mañana moriremos". Esta frase decían los medievales ¿no?
Es una frasecita muy repetida en el pasado, Ana. Que yo sepa ya aparece en la Biblia. En el Libro de las profecías de Isaías, profeta, dice:
Eliminar"Y veis aquí gozo y alegría, matando vacas y desollando ovejas, comer carne y beber vino: comer y beber, que mañana moriremos". Para entender el contexto en que se dice hay que leer lo anterior y Jehová anda de por medio tan castigador como siempre en esa mitología judía tan aceptada por las nuevas sectas del siglo I y posteriores.
El aquí y ahora (hic et nunc) me parece una expresión equilibrada, que no tiene por qué significar aquí te cojo y aquí te mato. Puedo entenderla como medida del tiempo, sin más. El Carpe diem es el aprovecha tu tiempo. Me gustan las expresiones, pero son suficientemente ambiguas para que quepa interpretarlas de modo maniqueo, porque otra cosa es cómo entienda cada uno su aquí y ahora, su aprovechamiento de la vida.
Negamos no... (es una errata). Bebamos he querido decir... glup
ResponderEliminarCasi ni se nota, el poder del comamos es devorador siempre. Hip.
EliminarSe intenta buscar el equilibrio entre deber y placer pero el deber pesa lo suyo.
ResponderEliminarBuen día,Fackel.
Adriana
Y el placer mal conducido puede resultar muy oneroso. Lo más horrible sería transformar el placer en deber.
EliminarBuon giorno, miss.
No hay nada más sensato que saber que estamos de paso. Aceptar la muerte con dignidad y prepararse para ello.
ResponderEliminarTemo a la enfermedad, no a la muerte. Esta me está esperando, y bien se que me ha dado una oportunidad, de la cual le estoy agradecido.
salut
Suscribo y ratifico cada línea que escribes. Así que tranquilos. Un abrazo.
EliminarAunque no lo parezca los dos tratan de lo mismo. Vivir y disfrutar con lo que se hace. Sí acaso cambiá la forma del disfrute. Uno en la búsqueda del conocimiento y otros en la diversión y el exceso.
ResponderEliminarUn saludo.
Misma intención, diferente medio. No vamos a entrar a valorar los pros y contras de cada punto de vista ¿no? Saludo, Ángel.
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ResponderEliminarUn diálogo de tiempos pretéritos, que podría ser de ahora mismo, narrado con tu maestría de siempre. La mentalidad del hombre, no ha cambiado demasiado, no?...
Se ha ido "perfeccionando". No tienes más que ver las numerosas y múltiples ofertas que casi obligan al "placer" desde la publicidad. Prefiero los placeres recónditos y la búsqueda modesta de conocimiento que mis limitaciones intelectuales me permitan (o procuren) O tempora, o mores...aquellos y los nuestros. Buen uno de juliete.
EliminarHaverá sempre prós e contras...Há que saber gerir... gozar o momento, investir naquilo que verdadeiramente gostamos é um caminho.
ResponderEliminarInteressante.
Beijos e abraços
Marta
En España utilizamos el término andar a trompicones, pasamos de unos extremos a otros, pero la tentación de vivir exige probar situaciones tan diferentes...Abraço, Marta.
EliminarExcelente relato. Enhorabuena.
ResponderEliminarLo mismo podría decir de algunos comentarios-
Me encanta tu blog
Eres muy amable, Luis Antonio, y me alegra que te signifique este ámbito dispar. Sigamos.
EliminarA mi no m'ha agradat mai el Carpe diem. Aquell "It's now or ever" d'Elvis Presley és d'algú que no estima, si no sap esperar.
ResponderEliminarSinceramente, hace tiempo que rechazo las frases lapidarias, tan retóricas como tópicas, en el fondo hay mucha falsedad contenidas en ellas.
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