Pocas eran las veces que el carbonero bajaba a la capital. A sacarse una muela que le estaba trayendo a mal traer. Donde Aznárez a comprar una boina para los domingos, que le podía durar años. Para reponer el collerón de la mula se pasaba por la guarnicionería de Garatea. Aprovechaba sus escasas visitas a la vieja ciudad para sentirse menos aldeano y se tomaba un vermú en uno de los cafés de postín de la plaza. Era víspera de las Pascuas. Hizo todo el camino nevando. Estaba acostumbrado al frío y al calor, y eso que no era de cuerpo excesivamente robusto. Gajes del oficio. No tenía mucho pero se defendía con lo que ganaba de vender el carbón que había fabricado desde crío. Tampoco necesitaba. No dependía de él familia alguna. Además, en aquella tierra nunca había faltado el condumio imprescindible. Y el vino paliaba las exquisiteces que no se podía permitir. Lo que sí echaba en falta era otra clase de calor, porque el apetito de hombre le zarandeaba a veces. Después de la casa de comidas donde cumplió con su estómago decidió pasarse por la parte de la Catedral. ¿Desde cuándo no había vuelto? Preguntó por María la francesa. No está, le dijeron. Un día le vino a buscar un tipo del sur, con porte aparente, y se fue con él. El carbonero hizo una mueca. Esbozó el ademán de irse y le salieron al paso. Pero está la rusa, una rusa auténtica. Ella presume de haber sido amiga del último zar y salió pitando cuando las revueltas. El carbonero no sabía apenas qué era un zar y menos dónde caía Rusia y qué revueltas se habían producido. La idea de estar con una extranjera lejana le excitó. Pero si no habla como nosotros, ¿de qué manera puedo entenderme con ella, pues? La jefa le quitó importancia. Para lo que quieres el idioma es universal y te puedo asegurar que el de esta joven es de una perfección total. El hombre no volvió aquella tarde a su pueblo. Decidió conservar el calor de unas horas y no perderlo por caminos de humedad y abandono.
(Fotografía tomada de manera aleatoria de internet)
la revolución empieza en silencio
ResponderEliminarsaludos
Pues no sé; pero solo se habla del fenómeno cuando hay griterío, ¿no?
EliminarLinda historia, de la cual se deduce que aunque no lo supiera el tipo vivía en la puñetera
ResponderEliminargloria salvo por la maldita condición biológica, disfrazada de placer y que todo iba bien. Hoy toca desear un buen pasar no? He ahí otro dichoso condicionamiento! Ea entonces, pues a no parar de disfrutar, te desea mi condicionamiento jupiteriano, pero con prudencia, añade el contrapuesto condicionamiento saturnal. Ambos presentes en el desenvolvimiento de la vitalidad y que por lo visto san goggle ha querido hacer viral! con la equivocada convicción de promover una entrada en la era acuariana totalmente falsa..... y así se escribe la historia, cuento tras cuento. Todo parece devenir en forma de continuo solapamiento
Hoy no sé lo que toca que no toque todos los días, hermana. Si uno no intentara satisfacerse todos los días (otra cosa es conseguirlo o no) pondría más empeño en una fecha. No soy de exceso, más bien de defectos. Y los defectos no me impulsan a ser patético como veo que cierta clientela del aburrimiento fomenta. Imagino, por otra parte, que estás enterada de quién es el Olentzero en la leyenda vasconavarra.
EliminarClaro!, además M. Socorro lo ha explicado divinamente. Nunca mejor dicho!
EliminarEn efecto.
EliminarNo era tonto, ni necesitaba saber ruso ni geografía, más allá de la que rige piel, que en su caso, como carbonero, sería un mapa apasionante.
ResponderEliminarLa figura del carbonero...madre mía, qué tiempos :-). Un abrazo, y feliz navidad, nuevamente :-)
La piel y lo que abunda bajo la piel rige o al menos exige.
EliminarLos carboneros navarros tenían un oficio muy duro. Si no has visto la película "Tasio", de Moncho Armendáriz, te la recomiendo. Además de bien hecha y de tener un alto contenido etnográfico es entrañable. Cuando la vi hace años me parecía escuchar voces y acentos y musicalidades de mi infancia.
Por lo que se ve, el calor que le proporcionaba un cuerpo era superior al vegetal, del que él mismo era representante y vendedor.
ResponderEliminarEra de otro orden, Miquel, El de las carboneras mucho más cotidiano. El otro, exepcional.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarmuy buena esta "rehistoria". Se ve que el carbonero no escapa a esa máxima que indique que tiran más dos tetas que dos carretas...
Salu2.
Lo que tira es el ardor del macho, que si no lo alivia le casi mata.
EliminarFeliz Navidad, Fackel, te sigo atentamente. Saludos.
ResponderEliminarEres muy amable siguiendo el blog, Joselu. Me alegro. Salud.
EliminarUn poco de calor y de compañía ya estaba necesitando el hombre, aunque fuera de pago.
ResponderEliminarFelices fiestas. Al menos que la salud y la tranquilidad nos acompañen estos días.
Gracias, Cayetano. Con salud casi todo se nos dará por añadidura. Te deseo calma también.
EliminarEsperemos que antes del viaje a la capital, se diera un buen baño, porque con lo blanquitas que suelen ser las rusas, si olvidó usar los jabones, igual la dejó hecha un mapa (en blanco y negro).
ResponderEliminarAdemás creo que era una rusa blanca, así que ni te cuento.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSe agradece la información para los que lean y no conozcan al personaje de ficción. En cuanto al carbonero, también de ficción en este caso, se pretende más de carne y hueso.
EliminarPor los trabajos y los días, sí. Suponiendo que el tiempo entienda de bondad; ya quisiera yo que me dejara como estoy.
O que todos necessitamos é um pouco de calor humano e às vezes, as palavras não são necessárias... Basta um sorriso, um abraço... O que eu chamo de "silêncio confortável"...
ResponderEliminarBoas Festas
Beijos e abraços
Marta
Calor y humor, Marta. En estos tiempos problemáticos a mucha gente se le agría el humor y se le oscurece el talante. Y con razón. Puede ser una buena alternativa ese silencio confortable, cómodo, calmo.
EliminarSalud y bien estar, y a seguir con lecturas y escrituras.
Cuánta soledad no querida. Aunque se asuma, qué necesidad de algo mas que una comida que llegue el estómago.
ResponderEliminarLa soledad es una forma de vida y una forma de ser; se viva solo o se aloje alguien con otros.
EliminarAlgo más, siempre, sin duda. La gente sencilla no tenía necesidad de ir pregonándolo.
No conocía al Olentzero y eso que en Asturias hay un personaje parecido, el Anguleru. Tu relato es mucho más realista que esa idea de un personaje solitario que hace regalos a los niños.
ResponderEliminar¡Salud y un fuerte abrazo Fackel!
Leyendas, cuentos y tradiciones para niños, pero con el trasfondo de un personaje de carne y hueso, y con tarea dura y humilde detrás. Pues si, ya ves, estoy en plan deconstructor. ¿Por qué no? Si ya muchas de las leyendas al uso y aceptadas suelen ser deconstructoras desde el origen?
EliminarSalud, fuerte abrazo.
En silencio te leo
ResponderEliminarNo siempre analizo lo que leo
Hace frío afuera
Un abrazo desde lo lejos
Gracias, R. No te preocupes, lo importante es preservarse del frío. Del de afuera y del de adentro. Bien estar.
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