Flavio Asinio, a la sazón granjero y suministrador de ganado para el mercado de las ricas ciudades de la costa, salió de la noble urbe al borde de que rayara la aurora. Había dejado gran parte de la mercancía que le habían requerido y se disponía a realizar otro transporte que le iba a llevar varias horas. La taberna de Kalós el griego estaba ya abierta y allí se entonó con un aguardiente especial. He tenido un mal sueño esta noche, le dijo al tabernero. Tal vez el calor que no se va, pero estuve inquieto. Soñé que venía a entregar la mercancía como todos los días pero no encontraba la ciudad. Kalós le dio una palmada en el hombro. Mira que tienes sueños retorcidos, dijo con sorna. Seguro que sufrirías lo tuyo por temor a que se te hubiera venido abajo el negocio. Pero ya que me cuentas eso te diré que yo también he soñado tonterías. ¿Acaso alguna de las andanzas de tu mujer?, se la devolvió Asinio. Kalós rio. No vas descaminado. Ella me buscaba y yo la buscaba a ella, pero ninguno de los dos nos encontrábamos. El otro ironizó. Ah, Kalós, eso es propio de los emparejamientos eternos. ¿Vas a volver pronto?, le preguntó el tabernero. Flavio Asinio se estiró. Para cuando vuelva ya habrá caído gran parte del día. No sé qué fiesta a lo grande quiere celebrar la gente guapa que habita al otro lado del foro que necesitan asegurarse un suministro abundante. Por cierto, ¿no te ha resultado extraño que los pájaros hoy no piaran pronto como otros días? Será cosa de la luz, respondió Kalós, ellos son sabios y van por delante de nosotros. Pero también a esta hora deberían haber cantado los gallos, y ya ves qué silencio. Se despidieron. El tabernero dejó de barrer el suelo de su establecimiento y aguzó el oído. Es verdad, pensó. Ni gallos ni pájaros.
(Imagen de cabecera: pintura parcial del mostrador de un termopolio de Pompeya, descubierto recientemente)
Sin palabras.
ResponderEliminarHe visto el vídeo varias veces y me he quedado estupefacto. Me sentía allí (no quisiera)
EliminarEl mercader y el tabernero tienen sueños que no dejan de ser curiosos, pero seguro que los gallos afónicos tienen algo que ver :-),
ResponderEliminarMe gusta que los diálogos no los escribas como tales, le da vida propia. Un abrazo
Siempre tan atenta a mis letras, Albada. Yo creo que eran sueños premonitorios, si es que se dan.
EliminarTodo se esfuma: la ciudad, los gallos, los pájaros, los proyectos...
ResponderEliminarUna metáfora muy oportuna y que da mucho juego. Las buenas lecturas son las que dejan una puerta abierta y permiten que el lector eche imaginación al asunto.
Saludos, Fackel.
Aquello fue un borrón y no sé hasta qué punto cuenta nueva. En Pompeya y Herculano, y lo que hubiera por el camino, el olvido. A mí los hechos históricos decisivos me llevan a fantasear hacia atrás. Salud de frío sano pero exagerado.
EliminarDesde el momento en que el hombre dejó de ser nómada, perdió la capacidad de presentir las catástrofes como aún hacen los pájaros y otros animales.
ResponderEliminarPienso más bien que ese fenómeno de pérdida de capacidad es más reciente. Mi padre, viviendo ya en ciudad después de la guerra civil, no se equivocaba al observar el cielo o los comportamientos de los animales. Hoy hay otra cultura basada en la tecnología que no nos hace observadores sino consumidores hasta del clima.
EliminarEse día, los pájaros andaban despistados intentando encontrar el camino a la ciudad desaparecida.
ResponderEliminarUn abrazo.
O previendo la catástrofe se largaron huyendo de la quema. Un abrazo.
EliminarAquello hay que verlo "in situ", da yu-yu.
ResponderEliminarCuando he cogido el tren desde Milán hasta Reggio Calabria, el Vesubio, a mucha distancia del puerto Nápoles siempre agita su penacho blanco.
No es un volcán que te deje tranquilo, no sabes cuando volverá a las andadas.
Sigo sin entender como la gente vive a escaso cuarto de hora en coche de la misma boca del volcán, con un olor a azufre y un ambiente que no es nada deseable según como sopla el viento en el Mediterráneo.
El Vesubio siempre está en su rol internamente. Da más yuyu pensar que algún día la prepare de nuevo. Aunque ignoro qué núcleos de población hay cerca. Claro que eso no quita que la nube llegaría a amplias regiones de Europa y dependiendo de la potencia de la explosión afectaría incluso a todo el planeta. Ya sucedió con varios volcanes en tiempos pasados y no tan lejanos.
EliminarUn amigo de Calabria que a veces viene por aquí ve más cercano el Etna, pero no hablan de ello, son montes y ahí están. dicen.
Pues habría que saber cuánta gente de la que respira azufre y otros gases no estará afectada por enfermedades respiratorias o de la clase que sean.
Pájaros y gallos estarían durmiendo y soñando que no encontraban el amanecer.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
Eso suena a sueño eterno, Raymond Chandler dixit.
EliminarEl Mercader y el Tabernero, lo hubieran tenido muy complicado en este año de Pandemia.
ResponderEliminarLos que son felices ( paradójicamente) este año son los pájaros. A mi jardín vienen todas las mañanas a despertarme. Ellos no saben de pandemias, o quizá si? ¿Será por eso que este año los cantos de los gallos suenan más bonitos, más libres?
No deberían darnos miedo los volcanes, a mi lo que me da miedo somos nosotros.
Un abrazo y enhorabuena por tu cuento. Bravo. Feliz Año Nuevo 2021.✨✔
Creo que los humanos nos damos miedo desde que nacemos.
EliminarNo obstante, no subestimemos a los volcanes. Si te pilla uno cerca en su máxima expresión ya puedes poner pies en polvorosa, como decían los tebeos. Pero te pille donde te pille una erupción de envergadura sus efectos pueden tener dimensiones planetarias incluso. Efectos regionales ya hubo hace pocos años cuando la erupción del volcán Eyjafjalla, de Islandia. Y ejemplos más contundentes ha habido en el pasado que influyeron en las formas de vida y de producción.
Gracias por tu opinión, Berta.
Tu le has puesto al video, con el relato de las horas previas, el toque humano que le falta. Con suma delicadeza el autor nos evita escenas innecesarias que fácilmente podemos imaginar. Tu relato nos ayuda a ponernos en ambiente e incluso hemos podido saber que las tabernas abrían pronto en Pompeya.
ResponderEliminarReflexionar sobre la debilidad del ser humano, es algo que nos vendría bien en estos tiempos y seguramente sería una dedicación mas provechosa que la pérdida de tiempo imaginando conspiraciones.
Por cierto: Que tus Fiestas Navideñas y de Fin de Año, sean un saco de sonrisas y alegrías.
Corrijo: algunas tabernas no cerraban, incluso. Y ciertas casas de lenocinio ni te cuento. Ahí han quedado las huellas fosilizadas.
EliminarTu párrafo sobre la reflexión es sabio. Si no aprovechamos para sacar conclusiones de esta plaga universal estaremos condenados a digerir peor las próximas pandemias. Desde luego otra plaga es la de los conspiranoicos, existentes desde que el mundo es mundo.
Último renglón: un saco sin fondo querrás decir, ¿no? Celebremos el Bien Estar del día a día, por la cuenta que nos tiene.
Aquel amanecer debió ser más que extraño. ¿Volverá otro igual, en el que los gallos no quieran quebrar auroras?
ResponderEliminarApriesa cantan los gallos e quieren quebrar albores. Qué preciosa y poética expresión del Cantar de gesta aquel.
EliminarA desgraça ataca e apanha-nos desprevenidos... Há sinais, mas será que os conseguimos ler? Ou queremos ler?
ResponderEliminarInteressante o texto.
Beijos e abraços
Marta
Interesante pregunta. Hay señales y hoy día medios. Pero no siempre se quiere leer a tiempo, por razones de políticas económicas o electorales, por ejemplo. Me refiero a estos tiempos, es evidente. Un saludo.
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ResponderEliminarUn minuto de silencio. Con los ojos cerrados y con la mente abierta, para oír a los gallos y a los
pájaros del amanecer.
Por el sueño eterno del Vesuvio.
El silencio, sí. Esa concentración imaginativa nos puede permitir escuchar, ver e incluso sentir. Hay una máquina del tiempo en cada cerebro que, naturalmente, funciona según la clase de combustible con que la alimentemos.
EliminarAh, no sé si querrá dormir para siempre, un Vesubio que se precie tiene que dar el do de pecho de ciento en viento. Se ha desperezado muchas veces, la última tengo entendido que durante la Segunda Guerra Mundial.
...perdón por el error ortográfico· (La proximidad de las letras...)
EliminarNo te preocupes, estas cosas pasan y además por eso no va a entrar en erupción el personaje. Buen martes.
EliminarMuy buena la aproximación a una tragedia que esperemos no ver repetida.
ResponderEliminarEspero que el 2021 sea un gran año para todos.
Un saludo.
Cualquiera nueva erupción, como cualquier terremoto, son siempre de efectos demoledores. Pero la naturaleza no entiende de los hombres. Y los hombres no han entendido lo suficiente a la naturaleza como para mantener distancias con ella. Pero estas consideraciones nos llevarían a un debate más amplio sobre los poblamientos humanos y la utilización de los bienes naturales que, muchas veces, son de doble filo.
EliminarYo también espero, y deseo, que 2021 sea una fecha menos fatídica. Muchas gracias por comentar, Ángel.
Siempre se ha dicho que los animales presienten las catástrofes naturales. Cada vez nos alejamos más de la naturaleza y así nos va.
ResponderEliminarSalu2, Fáckel.
O acaso es otro el diálogo que ahora tenemos con la naturaleza, ¿no? Por ejemplo, ¿cuándo se había podido acceder a esos mundos de las bacterias, los virus, etc.? ¿Y los medios técnicos y el conocimiento científico que nos permiten hoy día calcular, ya no predecir, el clima que va a hacer? Es otra visión del mundo, hermano.
EliminarHe estado un poco perdido estos días. Ha sido mi mujer quien me ha hablado de tu entrada, y simulación-reproducción de la la tragedia.
ResponderEliminarCuando estuvimos por allí, pudimos imaginarnos (mínimamente)algo de lo ocurrido, en una ciudad tan perfecta y avanzada, en calles, negocios, bares, lupanares y estancias bellas, y por el suelo, seres calcinados.
Casi en silencio lo recorrimos, con un yuyu capaz de acongojar a cualquiera, en el siglo XX. Estuve en Sicilia, pero el Etna, y los pueblos cercanos, me impresionaron menos.
Gracias, por tu preámbulo y acercarnos el video.
Un abrazo, con los mejores deseos para el cercano 2021.
Dicen que Herculano mantiene estructuras de edificios en mejores condiciones, pero creo que Pompeya, al ser más extensa, revela mayor riqueza. Las pinturas de ese local de comida me parecen de una calidad extraordinaria.
EliminarPues sí, los mejores deseos para ti también, José Manuel, a ver 2021 cómo nos pinta.
Como en la entrada del perro guardián, los animales avisaban de que algo no iba bien. Por cierto, el artículo que tomas de base también lo encuentro muy interesante.
ResponderEliminarLas premoniciones han existido siempre, y soy de la opinión de que cuando algo te da mala espina, mejor agudizar los cinco sentidos. El vídeo es sobrecogedor, está tan bien hecho que da impresión ver como se va desarrollando el entierro de Pompeya, bajo las cenizas del volcán.
¡Un abrazo!
En esto de las premoniciones o intuiciones creo que hay también, no sé si en todos o en algunos casos, mucho de cálculo de posibilidades en nuestros cerebros. Jugamos permanentemente a que cualquier acontecimiento o acción de cierto riesgo a los que nos sometemos solemos prever en nuestra propia ficción: si voy a hacer un viaje arriesgado, por ejemplo, puedo hacerlo en condiciones o salir malparado. Sobre todo sucede cuando el recorrido de nuestra vida está muy avanzado y nuestros miedos crecen, paradójicamente, ante determinados elementos o situaciones. Vivimos en guardia, Ana, queramos o no, aunque no es posible controlar todo y cada uno de los elementos que alrededor nuestra se mueven. En fin, que lo de la visión premonitoria es muy relativo, pero reconozco que algunos tienen, tenemos, los sentidos muy afinados e incluso la capacidad de reflejo. Esta ¿de cuántas no nos ha salvado? Si yo contara...Un abrazo.
EliminarNo puedo hablar por los demás pero puedo certificar en mi caso, que las premoniciones se presentan de en cuando en cuando. A veces las cojo al vuelo y otras lo entiendo cuando ya es tarde.
EliminarTambién podría contarte casos en los que un instinto ¿igual programado por el archivo cerebral? me salvó de experiencias nada deseadas.
¡Buena jornada, abrazos!
Habrá siempre alguna explicación. Claro que lo instintivo humano puede salvarnos a tiempo, y eso que lo nuestro es una red complicada donde caemos. ¿O el instinto nos previene por azar o por dudas nuestras, nuestra manera de ser personal? Ah.
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