"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 19 de mayo de 2020

Qué solos se quedaron los cafetines




Vaciedad de vaciedades, todo vaciedad, que diría una moderna versión de un Eclesiastés de taberna en tiempos de confinamiento. Apenas se intuye la huella de un último trago. ¿Por quién brindar hoy? ¿Con quién echar una charleta? ¿Con los recuerdos? ¿Con las ausencias reales o con las presencias imaginarias?




Chandler estaba de alguna manera allí y tal vez Altman se dejó caer. Pero nada es tan espectacular como parece. Y sin embargo en aquel rincón la tragedia se cebó con un amigo. Sobrevivió a la estúpida ira de fuego de los niñatos del fanatismo. ¿Otros tiempos que no volverán? No sé. De momento el odio ha reverdecido.




Los eternos amantes cinematográficos no tienen quién los observe, ni les envidie, ni les admire. Y no solo por su gesto tierno. Pasión de foto. Ellos estuvieron dando la cara cuando aquel avieso McCarthy se convirtió en inquisidor y arremetió contra la cultura. Se va a necesitar valor en el futuro y, sobre todo, claridad, para evitar la repetición de los viejos males.




¿Quién nos dice que fantasmales piezas de ajedrez o invisibles fichas de damas no bailan sobre el tablero día tras día y noche tras noche? Sin vencedores ni vencidos. Sin espectadores. Sin apostadores. Sin tramposos. Pista libre a los juegos de la inteligencia.  




El coloquio de las sillas. En ausencia de los culos. Como si guardaran la vez. ¿Volverán pronto a interpretar las palabras? ¿Se reencarnarán sobre las mesas de mármol los usuarios cotidianos? ¿Admitirán como antes los tactos? Y los espejos, ¿reconocerán las caras de los desertores que apagaban la última luz de cada día?




No es verdad que el vacío se imponga a la ocupación. Nuestra mente está repleta de las horas transcurridas, de los diálogos sensatos y de los intercambios fuleros, de miradas directas y otras con varia intención, de roces de aprecio y apretones de deseo, del calor de la amistad y del fulgor ante lo inesperado, de las propuestas nobles y de las sugerencias tentadoras. Si recordamos, y hay tanto que recordar de lo vivido, es que no nos fuimos nunca del todo. O que el adiós fue largo.





Para quien guste:



36 comentarios:

  1. No hay adiós, cada acto y palabra que recordamos vive en nosotros;y si el espacio está vacío, no lo está el tiempo, sin fin, en el que sucedieron las charlas, los roces y las miradas. Al final,la vida es también la película que vemos en sesión continua en nuestra mente.

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    1. Pero sí hay un largo adiós. Estas fotografías no son actuales. Es actual mi evocación del cierre de los bares y el silencio que se amortajará en ellos de momento. Algunos abrirán, otros ni se sabe, todo está por ver. Estas fotografías no son actuales ni tienen que ver con cierre alguno. Me parecían muy apropiadas para ciertas . Para mí la memoria es tan decisiva que ayuda a sobrellevar vacíos, pérdidas, desalojos o simplemente despistes. Es esa película la vida que montamos y readaptamos una y mil veces para el propio espectador que es uno mismo.

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  2. Como entiendo estos silencios,yo llevo dos días acudiendo a mi "Forum Palatinum" donde tantos desgarros se escucharon... y ya no hay nada, no queda nada.... o sí pero como si nada. Hoy me han pedido poder entrar a verlo y me he negado, ahora es mío como nunca lo fue antes, faltan pocos meses para que lo abandone a su suerte, alguien vendrá y arrambará con todo, y despues nadie recordará nada. Será otra cosa, o no será nada pero a mi ya no me impòrtará,...o si. Yo no lo regentaré ya y no me enteraré de nada. 40 años cumplirá este año, fue el primero de España, pero ya pocos recuerdan tantas historias contadas, sus asiduos ya murieron o ya no tienen estímulos para nada.... en fin es todo un transcurrir y hay que hacer sitio a lo que llegará, por eso te digo, que entiendo de lo que hablas !!

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    1. No voy a decir la cursilada de te acompaño en el sentimiento porque a cambio se puede decir: que te quiten, o nos quiten, lo bailao. Las fotografías no hablan de un cierre del bar definitivo sino del vacío que esta temporada estará sufriendo ese y todos. Hice estas fotos hace varios años, supongo que una tarde de verano en que la gente está más en terrazas que dentro. Pero es un bar que me gusta bastante y lleva años en vigor, transita mucho personal y por lo tanto buena acogida. Pero estas precisiones no invalidan las opiniones que expongo y que tienen una proyección más general, independientemente de que haya cierres, Y es que mucha pero que mucha gente que nos encontrábamos en lugares así ha ido desapareciendo de este mundo. Para ellos todo ha sido cierre y vacío definitivo. Como nos pasará a todo perro pichichi.

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  3. Todo vacío. Como si hubiera habido una epidemia o algo parecido.
    Saludos.

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    1. Estos días se ve acondicionando y limpiando algunos, como si los dueños de los bares estuvieran a la expectativa cotidiana de si podrán o no abrir. Aquí estamos en la fase de mínimos todavía, qué se le va a hacer. Lo que me intriga, aparte de cuántos sobrevivirán, es si la gente seguirá siendo asidua a corto, medio o largo plazo. Cosas veremos, ¿verdad?

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  4. Supongo,intuyo, que la gestión de estos espacios comunes y la vida que en ellos transitaba sufrirá modificaciones sustanciales impuestas por esta coyuntura que vivimos; no sé si en un futuro, más o menos cercano, retornaremos a las rutinas de antes, me temo que tardaremos más de lo que creemos...

    Me gustan estos cafés con esas mesas, esas sillas y esos suelos... el golpeo de las fichas de dominó sobre el mármol de las mesas... tapete y cartas... creo que no quedan muchos así, aunque alguno hay.

    No sé qué es peor si la vaciedad de vaciedades o la vanidad de vanidades... ambas,creo...

    Ese animismo que les supones a las sillas y a otros objetos (piezas de ajedez...)... sería una ocupación del espacio vacío de gente digno de ser contemplado...

    Me gusta la idea de "los juegos de la inteligencia"... creo que discurrirían de forma más pacífica que lo que nos muestra la serie "los juegos del hambre"... que, como nos descuidemos, llegarán a este espacio que habitamos antes que los de la inteligencia...

    Y espero que ese odio que dices está reverdeciendo se seque pronto y no prospere...

    Me gustan todas las fotos, supongo que a través de ellas, quienes han estado en ese lugar, podrán llenar la vaciedad coyuntural con los recuerdos de todos los momentos que allí vivieron...

    Abrazo


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    1. Ya digo que no son actuales estas fotos, pero eso es lo de menos.

      Me gusta hacer animismo como dices de muchas cosas. Dotar de animación a los objetos es una cosa fantástica. Imaginar que los poblados antiguos cobran vida más allá de sus ruinas, por ejemplo.

      En bares como ese hemos conocido a gente, es parte de nuestro sistema de relaciones pero también de conocimiento y experiencias.

      Un enigma saber cómo quedará todo tras este 2020. Acaso nos sorprendemos. Pero la normalidad ¿seguirá siendo normal?

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    2. Depués de leer la respuesta que le diste a Noelplebeyo, hurgué un poquito por internet y ahora comprendo mucho mejor el segundo párrafo y la segunda fotografía... trágico día de reyes el del 81... espero que nunca más vuelvan esos tiempos, aunque la agitación de los de ahora no me gusta nada, sobre todo por los que la promueven...

      Creo que ese café tiene mucha gente, así que resistirá a las consecuencias económicas de la pandemia... por lo menos en el verano la terraza la tiene a tope...

      Abrazo

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    3. Es que son cuatro décadas de aquello y ha estado muy bien que indagaras. Aquellos años eran de frustración para los del odio. Ahora es otra cosa en forma pero no en fondo, también de odios.

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  5. El minuto

    Un sitio mítico

    saludos

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    1. Noel, observa la inscripción de la puerta, que aunque es parecido el lugar es otro que conocerás muy bien. Por cierto, hace mucho que no frecuento el Minuto, y eso que era un sitio muy grato y concurrido. Este de la foto es tan mítico como el que citas. Saludos.

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    2. El largo adiós...imperdonable

      el cafetín

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    3. No pasa nada, en cierto modo se parecen.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Más que romántico reflexivo, sin más. Porque si pienso en todos los conocidos o amigos que ya no están saldrían cantidad de lugares, bares o barrios, o ciudades. Dinámica de vida y mutación.

      Sí, tengo yo también mucha curiosidad, y aunque en parte será igual o parecido, ya veremos, es probable que muchos seamos reticentes a lo que antes nos llevaba sin mirar ni pensar. O sin cuidarnos. Y espera, mejor que haya suerte y las prisas por abrir la tienda de la actividad cotidiana no nos depare una segunda parte dura. Estamos entregados totalmente a la actividad humana. A este paso la humanidad caerá más por su propia urgencia que por las fuerzas naturales.

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  7. En el tablero se mueven prestas las fichas redondas y otras juegan a jaque mate.
    Nunca hay un adiós completo.La cuestión es no dejarse alcanzar por el vacío.
    Recuerdo los tiempos en que acudíamos a un par de cafetines que todavía existen y guardan su esencia. ¿Volveran a abrir sus puertas? ¿Podremos jugar con nuestras pasos sobre el tablero del suelo? ¿Seremos fichas planas y redondas o bien preferiremos las que andan enihestas y vuelan a caballo?

    Me ha gustado muchísimo, Fackel.

    Salud.

    Anna Babra

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    1. Nunca hay un adiós definitivo (¿cuántos adioses no han sido sino hasta luego?, salvo cuando un bar tiene en su nombre tal palabra, como en Chandler, ya digo, jaj, es que me gusta dar pistas.

      Nómbrame esos cafetines ¿de Barcelona? donde ibais.

      No te preocupes si hay desapariciones, la vida, la historia, ha sido siempre una carrera de relevos, las copias se han impuesto a los originales, se han generado originales nuevos, se han calificado estéticas y lugares de encuentro que antes no existían...La cuestión ahora es ver cómo quedará la cosa. Me apunto tus preguntas, podría incorporarlas al texto escrito.

      Salud y prudencia, Anna.

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  8. A mi me ha pasado algo peor, el dueño del cafetín ya no está, se lo ha llevado por delante esta pandemia.
    Aquel era el único lugar donde me encontraba a gusto fuera de casa. No había tragaperras, ni máquina de tabaco, no tenía música incordiadora ni clientes de tres horas seguidas tocando lo que no suena.
    Claro que para eso era un lince, cobraba los cafés-cafés, a 1´30...así sólo entraba quien él quería, porque decían que era caro.

    Pero era el único que te ofrecía la prensa, un buen café, un rato de conversación de la buena y una manera de ver las cosas muy acertada, o al menos así me lo parecía.
    Tampoco nada volverá a ser como antes.
    salut

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    1. Da por bueno lo vivido, lo disfrutado, lo participado, Miquel. Los bares han sido parte de nuestra cultura y de nuestra "educación" sentimental.

      Estemos expectantes.

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  9. Cuando veo esos establecimientos que prepara la reapertura poniendo mamparas dividiendo las mesas me entra una desazón difícil de explicar. Entre otras cosas: ¿Para qué quiero ir a un bar entonces?
    Saludos.

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    1. Pues eso mismo me venía preguntando yo. ¿Comer con dos o tres personas con todo un sistema de contención proteccionista? Y además, ¿qué será de la intimidad, el hablar en voz baja, la discreción? En fin. Me veo cuando me dejen coger el coche yendo a ver pueblos con la comida llevada desde casa, como en los viejos tiempos.

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  10. Esta pandemia nos está dejando imágenes y silencios que no pensábamos conocer. La sillas, así, desocupadas, en charlas de café. Alegoría donde las haya.

    Un abrazo y por las tertulias, como antes, nutriendo los
    silencios, y las soledades.

    Un barzo y por un dí abonito

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    1. Nos está dejando una situación muy curiosa, intrigante, incierta y desconcertante, pero al`final lo que deseamos todos es que podamos seguir siendo testigos, porque eso significaría ¡que seguimos vivos!

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  11. Magníficos textos y fotografías. El vacío de los bares nos afecta mucho. Somos un país mediterráneo con una forma de vida espectacular: la dieta, el sol, los amigos, los bares y cafeterías, los paseos, los encuentros, las cervezas, el vino, el café o el té. Tengo la sensación de que se ha llevado todo al extremo.

    Espero que recuperemos el poder acudir a los bares de un modo normal. No solo a las terrazas sino a las mesas del interior y a la barra.

    Solos, con amigos, con familia, con pareja, con amantes, con conocidos, con parientes, con compañeros de trabajo, con desconocidos. En suma... los bares son emblema de la comunicación fuera de los confines del hogar.

    Enhorabuena
    Un abrazo

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    1. Buena recapitulación haces. Yo me acuerdo mucho esta temporada de los empleados de los bares a los que voy habitualmente, de los que sabes algo de sus vidas cuando lo cuentan. También de los pequeños autónomos -proletariado de estos tiempos- que rigen un local con riesgos, horas de trabajo y dedicación. No sé cómo sobrevivirán y a quiénes me encontraré a la vuelta si ellos o yo vuelvo.

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  12. Es muy difícil que vuelvan aquellas charlas de café. Tengo poca esperanza. Me confino entre el silencio y la música, mucha música.
    Hace tiempo que no veo a ninguno de mis amigos y apenas hablo por teléfono con ellos. Tampoco piso pavimentos ajedrezados, donde los amigos éramos las piezas de la partida y del diálogo.
    Aspiro al silencio que no me hastía ni me cansa.
    Abrazos
    Francesc Cornadó

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    1. Somos una especie calificada por su capacidad de adaptación, ya no me extrañaría nada, ni de que perdurasen las costumbres de antes ni de que nos hiciéramos pronto a las nuevas, se verá.

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    2. En la adaptación está nuestra supervivencia.

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    3. Siempre que nos dejen también.

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  13. Te copié no pude evitarlo....espero te guste https://lostbarcelona.blogspot.com/2020/05/que-solos-se-han-quedado-todos-fackle.html

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    1. Me ha divertido mucho tu adaptación, sui generis, se ve que ha elementos comunes en esto de los bares que nos llevan a todos a nuestras particulares asociaciones de idea y de recuerdos, claro. Larga vida y mejor salud (hala que exagerao)

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  14. Es una soledad rara. Porque no es escondite. Porque no es una desaparición apocalíptica de los humanos. Porque sabemos que estamos en casa.
    ¿Brindar? En momentos así, brindemos por lo que sea. En compañía o solos. ¿Qué más da?

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    1. Yo lo hago todos los días, incluso por los blogueros, por la supervivencia -del virus y de la mala baba de otros bichos- es mi pequeño libertinaje en forma de ritual laico.

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