"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





miércoles, 18 de marzo de 2020

Sandrine rediviva (con trasfondo de Françoise)




Los días parados tienen también algo de días desandados. ¿O de un necio intento de andarlos de nuevo? ¿Con recuerdos, con fotos sueltas, con miradas que quieren atrapar lo que se distanció del todo? Aquellas últimas palabras de Sandrine que te obsesionaron: hubo un tiempo en que sí. En que todo fue y pudo ser. En que la realidad y el deseo hacían y deshacían a su antojo. En que parecías poseer todo, no obstante su pequeñez, y el mundo era un campo de experimentación donde arriesgabas pero también obtenías satisfacción. Con los años te consuelas diciendo que no hay mayor satisfacción que la experiencia. Y revistes a esta de calificativos. Es un don, es un disfrute, es un saber. Es una explicación limitada y subjetiva de lo que has vivido y aún recorres. Sandrine, qué peligro volver a ver tu foto. ¿Por qué no habrás roto su fotografía? Suponiendo que esté ya no será la misma. Tampoco tú quieres otra, quieres aquella ya imposible. Pero aquel tiempo del azar queda lejos. Los días parados permiten juegos o simples ejercicio de memoria. Más: reconsideración, revisión, valoración. ¿Para qué? En tu caso para saber si hurgar en la herida aún te afecta. Morboso. Nunca volvemos ¿del todo? al pasado, por mucho que nos esforcemos con los instrumentos de la mente. ¿Quién dijo aquello de eterno retorno en el hombre? En el amor ¿o en todo absolutamente? el eterno retorno no existe.







22 comentarios:

  1. Las fotos tiene la característica de que engañan al tiempo y al recuerdo. O al olvido. No podría ser otra foto, ni en otra pose o en otro tiempo, sino esa en especial, para reabrir y recaer en heridas cicatrizadas, recidiva de nostalgia a media voz.

    Por error he borrado tu comentario en mi blog. Que me parece perfecto que leas sin comentar, por supuesto. Hasta yo estoy ya un poco cansada hablar de este dichoso virus y sus apéndices , cuando la ficción me encanta. Una brazo y por la ficción, o por las fotos que rompimos y no podemos devolver al cajón

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    1. Y pueden engañar al envenenamiento del presente.

      No es que no comente porque no se me ocurra, es que me parece mejor que tu diario sea tu diario. Aunque cualquier día caigo en la tentación y líbrame del mal amén.

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  2. Si hubiera roto la foto de Sandrine, no podría escribir.

    No rompí en su momento el tema de Scott Hamilton (Dear Old Stocolmo), el mismo que acompaña la foto en mi pensamiento siempre que la observo, a escondidas, eso si.

    No, no quiero otra foto, imposible por demás, como bien dices, quiero la Sandrine de toda la vida, la de "aquella vida", es, a final de cuentas, la que me hace vivir esta.

    Salut

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    1. Bien, Miquel, cómo te entiendo. Punto. Nada más.

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  3. Qué bien me ha sentado el vídeo que has puesto en esta entrada. Me encontraba un poco tristona porque acababa de tener una conversación muy larga con una persona que lo está pasando fatal, y fue poner el vídeo y me anime al momento.

    Todo lo que tiene que ver con Francia me atrae, y en especial su idioma, me gusta muchísimo su sonoridad. El caso es que mire la letra y justamente el tema de la separación era lo que me estaba trastornando, genial el enfoque de esta canción. He enfocado, valga la redundancia, la mañana de otra manera.

    Muchísimas gracias, un beso y un abrazo muy grande, que como es virtual no nos va a dar problemas, ji, ji.

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    1. Estos días recuperaré interiormente imágenes. Francia siempre me ha interesado al máximo, además de que junto con Portugal es el país que más he visitado. Pero la cultura francesa de los 60 me impregnó muchísimo. Con decirte que quiero volver a ver las películas de Eric Rohmer, sus "Cuentos morales", que son una serie de films. No sé si por la red andarán.

      De todos modos llevo toda la mañana escuchando algo muy diferente: Bruce Springsten. Y de vez en cuando entrando en The Washington Post. Hay virus ya en los 50 estados. Huy, esto va a ser explosivo en otro orden. No puede ser que el estado de cosas mundial siga igual tras esta crisis. Porque esta crisis es añadida a las humanas. Quién sabe si al final de la travesía no tenemos que decir que el virus sirvió para modificar el sistema. O no, ya se verá.

      Gracias a ti, por haber vuelto por el blog. Podremos con todo esto, como pudieron generaciones anteriores con sus problemas. Un abrazo extenso a Mieres.

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    2. Este virus ya nos ha cambiado la vida, y las consecuencias serán distintas en cada persona. Habrá quien vea en el encierro la oportunidad de tomarse la vida de otra manera y habrá quien sólo piense en el agobio de no poder salir libremente a la calle. Y por desgracia, habrá personas que tengan que pasar por situaciones muy tristes.

      Si sirviese para fomentar la solidaridad sería la mejor noticia en mucho tiempo.
      Y si sirviese para pararnos un momento y reflexionar sobre como vivimos (a la carrera, atragantados en muchas ocasiones) también estaría bien.

      Aprovechare este parón para visitar tu espacio, y otros tantos que siempre agrada visitar, no hay mal que sea malo al cien por cien.

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    3. Yo creo que apenas estamos empezando a pensar sobre la situación presente y futura. De momento las energías tenemos que reservarlas para la resistencia y lo que venga. Obrar con cautela, sin nervios, y tiempo al tiempo. Cuidado con los derrotismos. Van a correr más noticias -fundadas o no- que nos van a crispar y en un caso así hay que seguir instrucciones controladas. Ya me entiendes.

      Seguro que pararemos a reflexionar, pero el resultado será a largo plazo. Y como dependemos de un sistema habrá que ver por dónde va el sistema, que anda muy malito.

      Mientras, relajémonos, indaguemos, recuperemos letras y músicas y pensamientos constructivos. Salud.

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  4. Me deprimen las fotos, aunque me gusten, como me gusta la que encabeza tu entrada. Pero no sé si es por la foto o por la bella mujer que la protagoniza. Y siempre que miro una foto, pienso lo mismo: pertenece al pasado, a un tiempo que se me fue, que ya no es, aunque la foto tenga dos horas. Y me invade la nostalgia. Nunca volveré a recuperar ese tiempo ni a ser tan joven como lo fui entonces.
    Un saludo.

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    1. Comparto esa visión, pero no me gusta definirme solo por el estado de desencanto ni depresivo. Mirar alguna foto de otrora tiene lecturas a nuestra edad. Tampoco la persona de la foto será la que fue. Lo que estuvo en su momento y en su punto mereció la pena y esto es lo que tenemos que admitir. Las vidas corren no sé si alocadas o no y nadie escapa a la carrera.

      En un poema de Adam Lindsay Gordon:

      "Todo acabó, veloz carrera,
      galopada de galgo que se evade de la traílla,
      vuelo de halcón, brinco de gamo,
      loco chocar de cascos que nos persiguen,
      aire frío que transe y rechaza nuestro pulmón,
      alborotado hablar de muchas lenguas."

      Gracias, Cayetano por acompañar.

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  5. ¿Acaso piensas tú, cándido expectador, que detrás de la mirada-pose de esa fotografía hay algo más que la mano experta de su autor? ¿No ves que es tu propia mirada, mediatizada por el correspondiente profesional-artista, la que le otorga vida a la fotografía? No creo haberme explicado, pero ¿tendrán algo que ver esas técnicas con los métodos de la literatura? (¡Ojo! El rostro de la infancia me habla de una forma totalmente distinta en muchas fotos, por ejemplo, la tuya)

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    1. No, Chiloé, déjame el trozo de ingenuidad que aún permanece en mi interior. No le concedas tampoco tanta importancia a la fotografía de la entrada. En todo caso, más al texto. Un texto candoroso, tras el que está el niño que tú sabes.

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  6. Lo que fue ya no es, el retorno es imposible.
    Saludos.

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    1. Claro. Pero ejercitando recuerdos se hacen ejercicios de funambulismo sin mayores riesgos. Salvo el de la melancolía.

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  7. No está mal acudir al Pabellón de las Flores o al kiosko del Reposo Discreto...
    Como ves leo algunos de los libros que dejas caer por aquí y se agradece.

    Adriana

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  8. Madre mía, Fackel, donde me has llevado hoy...
    Le das un descanso a la Finiquitante y lejos de ofrecerme un rato de paz, me llevas de golpe a aquellas noches locas de los finales de los sesentas. En la Costa Brava, escuchando a esta musa, con el cuerpo de alguna guiri apretado al mio mientras con un oído escuchas la música y con el otro, el blá,blá,blá de una nórdica a la que no entiendes ni un carajo y que te martiriza la oreja.
    Me va a costar perdonarte esto....

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    1. Todo sea por la mejor juventud, que, probablemente no ha sido la misma la tuya y la mía, pero hay muchos enlaces. Esta cantante y los famosos escarabajos, entre otros, los escuchábamos y bailábamos en guateques juveniles en casa de un célebre escritor. También en sinuosas buhardillas. No perdones al recuerdo. Si no, ¿que nos quedaría?

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  9. Ver la foto de un instante de nuestra juventud o niñez tiene algo, o mucho, de onírico. Aquel tiempo está ahí congelado y lo revivimos al mirar la foto, se quedó prendido en nosotros algo de la escena que capto la cámara. Claro que es un eterno retorno, nunca nos hemos ido de nosotros mismos, regresamos al tiempo, observadores y protagonistas.

    Abrazos

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    1. Un retorno mental, de repaso, de recrearnos en lo vivido si fue bien y grato, pero también la contrapartida de lo que se nos escapó o no pudimos ni supimos concluir. Abrazo, Marga.

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  10. Los días parados nos permiten mirar todo aquello que pasa desapercibido en las prisas y distracciones del movimiento. Nos permiten ver lo que añoramos y también lo que no deseamos mirar. Y nos permiten recrearnos en lo que fue, en lo que no pudo ser, en lo que fue a medias porque imaginamos un todo que nunca será ni sabremos jamás si hubiera podido ser...

    Animo para estos días de estar parado.

    Si Sandrine es la mujer de la foto es preciosa.

    Besos

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    1. Pues así es. Días obligados de detener actividades externas, que no internas. Vienen bien, primero para no arriesgarse al virus, luego para descansar, luego para reflexionar. Gracias, Alis, que aquí la vida se pone muy difícil. Acaso después los españoles nos repensamos muchas cosas que hemos dado por dones del cielo. En fin.

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