"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 11 de julio de 2017

Bosníaca. Nuestra mirada en Blidinje




Hay algo de tibetano en el paisaje de Blidinje, y como Alisa y yo coincidimos en las asociaciones de ideas más disparatadas que a uno se le puedan ocurrir, saltamos al unísono. Reímos. Aquel cobertizo de madera, rústico y excursionista, incitaba a la travesura de la palabra. ¿Qué prefieres que sea esto? ¿Un pórtico de recibimiento o el kilómetro cero de una partida a lo desconocido? ¿Un templo para el viajero de paso o una cabaña bíblica? Me mira sorprendida, temiendo alguna salida impropia por mi parte. Esto me recuerda...digo. Y le cito un pasaje de cierto libro sagrado, aquel en que un pescador incondicional de su mesías revelado expresa lo bien que se encuentra con éste y le propone hacer tres tiendas, una para él y dos más para otros dos profetas célebres de la religión de sus padres. Lo curioso es que nunca supe con claridad en cuál de las tres tiendas se resguardaría el pescador, o si permanecería vigilante (no puedo evitar el sarcasmo) Si sigues con asociaciones de ideas, dice Alisa, acabaremos no se sabe en qué tiempo y en qué lugar del mundo. Pero para estar a gusto no se necesita mansión alguna, es la vista la que edifica y nosotros al observar los parajes los que habitamos la belleza. Pero importa mucho con quién se esté, insisto. Los del libro sagrado que citas debían buscar bellezas metafísicas, dice Alisa. ¿Sabes lo que pienso? Que todos esos libros que las religiones tradicionales de Occidente han adorado tanto resultan bonitos cuando se percibe su literatura, y se deja llevar uno por los relatos imaginativos, pero me parecen sumamente conflictivos cuando tratan de dirigir tu vida individual y se convierten en un código de normas, prácticas y prohibiciones en que el hombre se reduce a mínimos. Pero no hemos venido hasta aquí para perder el tiempo en devaneos ajenos a esta naturaleza soberbia que tenemos delante. Callamos y avanzamos hasta los reductos de nieve que ofrecen estas alturas. Sí que estamos bien aquí los dos, dice ella de manera natural, instintiva. Te seré sincero, y también es asociación de ideas o, mejor dicho, de recuerdos, digo a Alisa. Dejó de interesarme la religión de joven, justo la primera vez que descubrí paisajes que no se explicaban ni con la magia, ni con el mito, ni con la religión. Y la razón no siempre llegaba con suficiente entidad. Con la diferencia que la razón científica avanza y poco a poco puede explicar los procesos de formación de todo esto que pisamos. Pero había más en aquella historia personal. Fue el verme sometido a ciertas dificultades causadas por el mal tiempo durante una aventura, en la que algunos pudimos salir malparados, por no decir hasta el punto de perder la vida, y comprobar luego que superábamos la situación con éxito lo que borró de mi mente otro tipo de condicionamientos. Después de la tormenta lucía el sol y los hombres habíamos sido capaces de sobreponernos al peligro, sin ninguna necesidad de invocaciones a dioses. Resultaba aquello como una analogía de la vida e incluso de la historia. Desde entonces siento que la naturaleza me embarga y me protege. Como un animista, vamos, comenta Alisa. Quién sabe. Acaso estoy volviendo a primitivas formas pero con el bagaje de ahora mismo, se me ocurre. ¿Cómo casa eso? Nuestros pies chapotean en los charcos de nieve. Nos estremecemos y no solo por el frío.



(Fotografía de Inés González)


8 comentarios:

  1. Muy bella imagen y magníficos amigos. Aunque se me malinterprete debo afirmar que belleza y armonía han encaminado mi existencia a través de cualquier vicisitud. Ese es todo un privilegio con conocimiento de causa. Me gustaría que todos lo gozarán pero comprobar las cegueras e insensibilidades inconscientes, involuntarias y generalizadas al respecto me ha decepcionado hasta el punto de producir demasiado dolor y encaminar mis repliegues hasta el punto de ser considerada por interesad@s de insensibilidad absoluta. Algo debi hacer mal sin percatarme durante el camino....o acaso me convertí en reflejo inconsciente de impotencias ajenas?

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    1. Incapacitado para responder a tu pregunta sobre tú misma, obviamente, me atrevo solamente a insinuar que la armonía siempre es bella y que suele hallarse en las pequeñas cosas: un objeto, un paisaje, una compañía circunstancial, un encuentro casual, una sorpresa. Los grandes montajes que persiguen armonía y belleza, incluso en los del pensamiento -no hay más que ver las dificultades que pagan una teoría o explicación del mundo o de algo del mundo- son entelequias. Pero hay que intentarlo.

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  2. Por cierto como una es de naturaleza muy física, práctica o materialista, según se mire, la historieta que mas me atrajo fue la del señor que dejaba su capital en manos de tres criados y cada uno hizo de su capa un sayo. Lo que ocurrió a su vuelta me encantaba por sentirlo tan acorde a mi concepto de optimización y fructificación....y luego surgen las envidias y hay que lidiarlas con hechos porque much@s no entienden y malinterpretan los conceptos conforme a naturalezas ajenas a la propia....por ponerlo suave. Esta segunda parte no la cuenta aquella vieja fábula, pero una malota como servidora aprovecha tu paciencia!! Jajj optimizar hermano, optimizar.

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    1. Tengo la impresión de que todos los individuos pasan por experiencias y vivencias análogas, lo cual les "hermana". Lo cual no quiere decir que pasen por idéntico sistema de reacciones y de coger el toro por los cuernos, ahí "se divorcian".

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  3. Los pulmones duelen ante la pureza del aire, todo allí es quietud y silencio, salvo el crepitar de los pasos en la nieve. Este parque nacional bosnio es una preciosidad, inolvidable, contemplarlo llena el alma de ese equilibrio y paz que todos buscamos, como una quimera, como una utopía.

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    1. Y eso me hace pensar -la historia de toda esa amplia región me hace pensar- cuán próximos y contradictorios pueden estar la belleza y el horror.

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  4. Ciertísimo, por intentar averiguar dichas razones o dinámicas husmeé entre "papiros con anales de experiencia", lo cual, tras diversos sustos humanamente razonables me han no solo ayudado sino servido de consuelo. Ya me hubiera gustado compartirlo al nivel de mi comprensión pero igualmente comprendo los motivos por los que resultan rechazados por malditos. Una pena para quienes se lo pierdan.
    Por cierto que eran dos los criados de la parábola pero inconscientemente he plantado un tercero inconsciente y derrochador, como abundan tanto!! Luego pensándolo bien he caído en la cuenta que ningún jefe medianamente listo dejaría su patrimonio entre semejantes individuos. Ya ves, me columpié, gracias por no tomármelo en cuenta.

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    1. Sus aportaciones son siempre valiosas, miss. Gracias.

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