"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 17 de noviembre de 2009

Secuestrados



Algunos opinan que desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Incluso durmiendo. Cada vez se instala más la comprobación de que somos vigilados, registrados, seguidos, interferidos, observados. Se puede elegir el tiempo verbal. Se puede optar por un verbo u otro, al fin y al cabo todos ellos son complementarios.

Las calles, los comercios, las estaciones, las autopistas, las salas de reunión públicas, los datos sanitarios, los fiscales, las cuentas corrientes, las compras, las preferencias de consumidores, ideológicas, la navegación por internet...todo se va incorporando al ojo que George Orwell denominó Gran Hermano, de cuyo término se apropió el estúpido programa televisivo, restando gravedad al concepto, frivolizando y desvirtuándolo para su propio provecho, haciendo cómplice a la propia ciudadanía espectadora que en tan poca estima tiene su libertad.

El control social tradicional no basta ya al Estado. Éste y cada vez más empresas de negocio particular, compinchadas con aquél, en nombre de todos los peligros supuestos, de todas las acechanzas aunque sean minoritarias, de todos las prestaciones, de agilizar servicios, de facilitar recursos, etc. va acumulando información de todos y cada uno de los ciudadanos. Estamos al descubierto.



Sobre este tema ha aparecido en la Editorial Pre-Textos un interesante ensayo titulado Defensa de lo privado, cuyo autor es el alemán Wolfgan Sofsky, antiguo profesor de Sociología que lleva años trabajando por libre. El libro no tiene pérdida; en realidad es un áspero canto a la libertad, no con invocaciones místicas, sino analizando precisamente los riesgos de ésta. Acompaño un par de párrafos:

"Todo ciudadano tiene algo que ocultar. Dónde se encuentra y con quién conversa, qué pasiones lo arrastran y qué enfermedades lo postran, con quién se divierte y de qué aficiones disfruta; nada de eso está destinado a ojos y oídos ajenos. Ninguna autoridad ni empresa está autorizada para abarcar y menos aún para dirigir los hechos de la vida privada. El grado en que los individuos disfrutan de libertad en la sociedad se mide por el modo como pueden encauzar su vida a su manera, sin injerencias indeseadas de terceros. La privacidad es el fundamento de la libertad, y esta libertad protege frente a todo poder.

La destrucción de lo privado se haya desde hace años en pleno apogeo. Cada vez es menor la indignación acerca de la usurpación de datos, vigilancia secreta de personas y teléfonos, búsqueda policíaca extensiva o controles de seguridad generalizados. Apenas si significa ya algo más que un breve sobresalto desde el sueño profundo de la comodidad colectiva. A la inmensa mayoría de los súbditos les resulta desde hace ya largo tiempo un hecho obvio ser controlados, espiados, tutelados y una y otra vez tranquilizados. Prefieren fiarse de manera incondicional de las promesas de las autoridades. So pretexto de cuidarse del sistema de la enseñanza pública, la formación profesional y la justicia social, las estancias superiores escudriñan a fondo a sus súbditos, controlan los casos fuera de lo normal y someten su existencia a prescripciones y prohibiciones. El ciudadano asume con gesto despreocupado las advertencias sobre “abstractos” peligros terroristas con que los aparatos de seguridad suelen justificar el espionaje cotidiano. La marcha hacia el Estado preventivo parece imparable. Contribuye a ello la torpeza y la pusilanimidad de los ciudadanos. La protección del parque humano, cerrado con alambradas, figura evidentemente entre los mayores anhelos de la ciudadanía."
(Las fotografías son de Misha Gordin)

6 comentarios:

  1. http://www.elpais.com/articulo/portada/Nos/vigilan/elpepusoceps/20091122elpepspor_9/Tes.
    Un saludo
    Irene

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  2. Parece que no sale la dirección entera,pero supongo lo leerá, en elPaís del domingo, en sociedad: "Nos vigilan"
    Otro saludo
    Irene

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  3. Bienvenida de nuevo, Irene. Pues francamente, no lo encontraba. En la edición impresa no la veo por ninguna parte. Al fin lo localizo en la digital. Para quien desee leerlo:

    http://www.elpais.com/articulo/portada/Nos/vigilan/elpepusoceps/20091122elpepspor_9/Tes

    Gracias por este apunte, el tema me interesa aunque me pone de mal carácter. Nos espera un futuro ambivalente. Pero del control no los libra ni Dios, al cual mito si hoy tuvieran que inventarlo los fanáticos le adjudicarían un símbolo electrónico, aunque ya desde hace siglos para representarlo figura aquello del ojo dentro del triángulo. ¿Premonición?

    Gracias y saludos.

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  4. ,,,para poder manipular algo es necesaria la información e investigación así se está un paso por delante.
    La confesión católica se usa para ello....
    ..y lo privado está mal visto, prima el airear las vidas poniéndonos al alcance de todo.
    saludos

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  5. Tula. Bienvenido a este blog.

    Evidentemente, la información es la base de cualquier control. Luego, el control se desarrolla manipulando la información ante la ciudadanía.

    La Iglesia sabe históricamente mucho de ello. Dentro de su férrea jerarquización no le bastaba la larga mano de parriquias e instancias de poder, sino que acuñó un mecanismo psicopolicíaco, llamaríamos ahora, para penetrar en las mentes de los hombres con la aquiescencia de estos. Perfecto, ¿no? ¿Lo ha superado alguien? Ese sustrato, es actitud en el suconsciente y el inconsciente de muchos permanece. Y se traslada a otros territorios de la vida social. Esa impresión tengo.

    Sí, el respeto a la privacidad no se lleva. Lo qe aparece en las televisiones, al menos aquí en España, es un reflejo flagrante de cómo se va haciendo del individuo un individuo desprovisto y frágil. Por que, si no permanece dentro de nosotros un mínimo pudor, una defensa de nuestro interior, ¿qué somos?

    Largo y complejo tema que cada vez se va a discutir más. Espero.

    Me despido con estos versos de la poeta Chantal Maillard en su libro Hainuwele, recién en las librerías:

    "Hay una libertad primera:
    la de estar callado.
    Y otra tal vez más alta:
    la de permanecer muy quieto
    escuchando el murmullo de todo lo que vive."

    Salud y fuerza interior.

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  6. ...me a gustado el poema,...sí.

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