"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





jueves, 25 de septiembre de 2008

Convulsiones



Enredado en sus propios movimientos, el ser convulso no cedió en su transformación; cómo saber si se dirigía hacia una emersión pujante o si sólo se precipitaba hacia la nada; nadie pudo comprobar si sus inquietos pasos aclararían alguna vez sus orígenes o si manifestaban el desgaste de un destino imprevisto; nadie pudo discernir si renacía exultante de su propio espectro traicionado o si todo era un retorcerse sobre el furor que emanaba de sus entrañas; nadie pudo aseverar si retrocedía o si progresaba; cómo estar seguros de que una imagen renovada crecía sobre su piel o si él sólo trataba de desprenderse de las tiras de lo residual; cómo apreciar que lo que ejecutaba era una danza salvadora y no un quiebro malherido; cómo convencerse de que luchaba con todas sus fuerzas por desasirse de lo enajenante y no que se había convertido en un poseso revolviéndose inútilmente contra las trampas de sus limitaciones; cómo demostrar que vivía un momento prolongado de germinación y no que se trataba de los estertores de la consumación; cómo apreciar si portaba el inicio de un cuerpo magnífico o si se cebaba contra su pretensión el ictus secreto y desmesurado del ajamiento; cómo diferenciar si aquel ejercicio de espiral turbia le hacía crecer o si le hundía; cómo comprender si se consolidaba una pátina muscular delicada o si se aposentaba pesadamente en él la masa de las sombras; nadie certificó nunca que fuera el equilibrio lo que le mantenía en pie o si acaso tan sólo la energía desesperada con que resistía los embates; nadie tuvo constancia de si era víctima del temblor eruptivo de su pecho o si el viento de las acechanzas externas le golpeaban inclementemente contra las rocas; nadie le vio jamás erguirse del todo como jamás le vieron caer; fue un instante, una ausencia de tiempo, una desfiguración; una metamorfosis incompleta.


(Sobre una fotografía de Louviere + Vanesa)


2 comentarios:

  1. ese cambio y nadie presente. cuánta soledad. diariamente suelen suceder convulsiones así.

    me gusta la progresión del texto, su ritmo, esa enumeración que desemboca en una frase tan potente, en especial lo de "metamorfosis incompleta" me ha sugerido mucho.

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  2. Tal vez las metamorfosis son así, procesos cotidianos, anónimos, secretos, contradictorios, quebradizos, que pasan inadvertidos a los ojos de los demás...Donde en nuestro entorno nos siguen reconociendo o creen reconocernos sin saber realmente en qué punto nos hallamos...Y cuando somos definitivamente otros ya no se puede hablar de metamorfosis, sino de muerte o renacimiento...Por supuesto, esto no es cuestión esotérica, es simplemente el eterno tema de la superación.

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