"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





lunes, 8 de septiembre de 2025

Demasiado humanos por ser superanimales

 



Desbordado por la lectura de Humano, demasiado humano, del multifacético alemán de bigotes, ordinariamente denominado Friedrich Nietzsche.

"El superanimal. La bestia en nosotros quiere que se le mienta; la moral es la mentira necesaria para que no nos destruya. Sin los errores implícitos en las hipótesis de la moral, el hombre seguiría siendo un animal. Pero así se ha tomado por algo superior e impuesto leyes más estrictas. Por eso aborrece los estadios más próximos a la animalidad: por ahí ha de explicarse el menosprecio del esclavo como un no-hombre, como una cosa".

La bestia en nosotros quiere que se le mienta. Vivimos en una permanente mentira, en cualquier órbita de nuestra existencia; por lo tanto ¿seguimos siendo agitados por el animal primigenio que fuimos y seguimos siendo? ¿Nos conforma la mentira y nos reafirmamos en ella? Mitos, morales, religiones, ideologías, corpus doctrinales varios...nos contemplan por milenios.

La moral es la mentira necesaria para que no nos destruya. Uno creyó alguna vez en que había una moral buena y otra mala, pero en realidad siempre nos hemos conducido con y en la doble moral. Si la moral es una mentira necesaria para la supervivencia, ¿qué salida tiene quien no quiera aceptar el engaño vital? Consúltense los sinónimos tan precisos como adaptados a casuística que proporciona el lenguaje. A estas alturas no veo alternativa.

Sin los errores implícitos en las hipótesis de la moral, el hombre seguiría siendo un animal. Las hipótesis de la moral son siempre de interés, beneficio, imposición o justificación. Eso puede alejarnos del animal natural pero reafirma un animal superior. A este le hemos llamado simplemente humano. Un concepto equívoco, al menos si te dejas llevar por el peso de la moral.

Pero así se ha tomado por algo superior e impuesto leyes más estrictas. Lo superior como proceso de autosugestión y no solo de adaptación al medio y a la evolución. Las leyes, ¿están para acotar espacios, impedir interferencias o lograr fines que de ordinario nos enfrentan?

Por eso aborrece los estadios más próximos a la animalidad: por ahí ha de explicarse el menosprecio del esclavo como un no-hombre, como una cosa. Acabemos. Queremos alejarnos de condiciones penosas del pasado, pretenciosos de que no volveremos a ellas. ¿Estamos seguros? Por ahí uno se explicaría que no aceptemos a los inmigrantes pobres, no nos importen lo más mínimo las víctimas de los genocidios mundiales (el último sobre los gazatíes es un exponente al alcance de la vista), nos diferenciemos de nuestros paisanos más humildes y deteriorados en su supervivencia, o tratemos de mala o despreciativa manera a quienes nos sirven en los mercados por debajo del salario mínimo. Esa precisión conceptual de Nietzsche un no-hombre, como una cosa, ya está en la teoría sobre la alienación y enajenación humanas, desarrolladas por otro pensador alemán de luengas barbas cuyo apellido Marx tantos temen aún. La cuestión hoy día es que hemos aceptado el estado individual alienado, como si fuera un precio menor, y nos desborda, cuando no desquicia, la propia enajenación donde no somos nadie sino lo que nos dicen (obligan) que seamos.

Por lo demás, puedo estar errado, y qué. Leer a Nietzsche oxigena, y más cuando ya nada se espera personalmente exaltante. que cantaba Celaya.



*Ilustración de Tullio Pericoli

3 comentarios:

  1. No sé por qué, pero de los tres "maestros de la sospecha" es Nietzsche el que menos me ha interesado siempre. No lo he razonado, es solo un instinto.

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  2. Imaginemos por un momento, que todos, todos, dijéramos siempre la verdad, lo que pensamos reamente. Sería al Apocalipsis

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  3. Cuantas más vueltas demos a los asuntos, cuantas más cosas nos cuestionemos... estamos condenados a ser infelices. Los que no se cuestionan nada y aceptan de buen grado todo lo que la sociedad y la religión les impone como bueno, al no tener que luchar nada, se complican menos la mente y la vida y son más felices. Nada como no pensar. Tan solo hay que dejarse llevar por la marea.

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