Lo más sorprendente y beneficioso del paraje no es la presencia (la floresta, su color, el agua, su rumor, la brisa, su caricia) Es la ausencia (de ruido, de polución, de individuos, de voces, de obligaciones, de compromisos) Vale no tanto por la contemplación como por la evocación. Miramos y nos empapamos de lo que está ante nuestros sentidos. Pero nos vienen a la mente viejas imágenes de un tiempo en que la presencia no sabía de ausencia. Hoy ya no sabemos claramente si la evocación es mero ejercicio de memoria (tememos su alteración) o imaginario (nos inquieta su adulteración) o incluso onírico (nos aterrorizamos ante nuestra mente incontrolada)
Seguimos mirando fijamente la fronda, escuchando el murmullo del agua, percibiendo la ligereza del aire. No sabemos si estamos o nos hemos ido. Me veo (he conseguido verme como si fuera la primera vez) en aquellos lejanos conciertos de la arboleda, junto al arroyo de la niñez.
Tal vez un día el final sea así.
Y sin embargo, en la naturaleza hay un ruidoso silencio.
ResponderEliminarSiempre he distinguido entre ruidos de la naturaleza, por muy sobrecogedores y de volumen que sea, como los truenos, de los generados por la actividad del hombre. Estos, aun transmitiendo esa relativa seguridad de sentirnos acompañados, me resultan en algunos caso de difícil si no imposible soportabilidad.
EliminarCuando pasaba las vacaciones en un edificio en primerísima línea de playa, las noches de oleaje ni me enteraba del "ruido", pero en cambio, me impedía dormir la conversación de dos personas en una terraza vecina.
EliminarCierto, el oleaje nunca me quitó el sueño, al contrario me mecía o al menos me acompañaba con su misterioso runrún. Hace muuuuuuchos años me alivió su rumor cuando un cólico nefrítico extremo me hizo sufrir en Salobreña unos cuantos días.
EliminarTal vez. Y si no, que sea como sea. Pero mientras, aquello de árbol, lo cambio por ruido y te digo: Que el ruido mental, no te impida gozar del sonido envolvente que en ocasiones podemos encontrar. Un placer descubrirte en tu espejo.
ResponderEliminarEl ruido mental que empezamos a percibir desde que nacemos y que con los años nos cuesta aceptar. No es fácil una reclusión interior. Así que no me extraña que para facilitar esa los eremitas de todas las culturas buscaran los lugares más apartado e incluso bajo tierra. Hay zonas de eremitas en España en que sus refugios están excavados en cuevas a su medida. Hoy el refugio más eficiente consiste en apartarse enseguida de lo ruidoso ideológicamente, de las pautas imbéciles que cunden alrededor (los machitos se han crecido en respuesta estúpida a la sensibilidad femenina) Aunque creo que la sensibilidad no tiene género.
EliminarNo hay paz sin naturaleza.
ResponderEliminar¿Hasta qué punto no habremos sacrificado nuestra propia naturaleza entregados al belicismo del entorno?
EliminarHasta el rumor del arroyo es estridente. Escúchalo sin audio ( pero también sin audio ambiente donde estés viendolo), cosa que será extraordinariamente difícil. Quizás en invierno si se hiela el río... en Valladolid aún hace frío en invierno, no?
ResponderEliminarAbrazooo
En Valladolid aún hace frío en invierno, como en casi toda la meseta castellana. La estridencia del arroyo es la necesidad de establecer un diálogo con el que pasa o para a su orilla. NIngún problema. El problema de las estridencias son los decibelios de las motocicletas, por ejemplo, representativos en muchos casos de la deficiencia mental de algunos conductores.
EliminarEl sonido del agua, que corre o cae, es música, no ruido.
EliminarLos términos de las lenguas humanas siempre son relativos. Para mí también es musical el agua. La conversación por la noche de unos vecinos es falta de educación.
EliminarNo estoy de acuerdo con el ciudadano senior. Pido disculpas por expresarlo, pero es que me cansan las licencias que nos permitimos. No señor: música es lo que hacen los hombres y mujeres. Lo otro puede ser muy agradable, pero es ruido.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarpasear por un lugar donde no haya asfalto, ni casas ni gente ya es todo un lujo. Si hay árboles y agua, ni te digo. Y ese silencio de ruidos naturales.
Salu2.
Pero casi no existen esos espacios. Sí, los hay, pero mejor que nadie se entere. Los humanos somos invasores incluso o sobre todo de nosotros mismos.
EliminarCaminhar e sentir apenas os nossos passos, a nossa respiração... o riacho....um pássaro....
ResponderEliminarÉ apenas sentir e nada mais...
Beijos e abraços
Marta
Desnudar nuestra mente, nuestra psiqué, siquiera por un rato, `para oxigenarnos.
EliminarPresencia y ausencia, qué dos extremos que pueden estar próximos.
ResponderEliminarAnder
Pues sí, y tan próximos que se atraen y se repelen, según qué circunstancias.
EliminarTal vez por la cotidiana presencia de esas cosas (cemento fresco, edificios, calendario de reuniones), que cuando vemos la "fronda" nos asombra por lo que no tiene y no tanto por lo valioso de su rol en nuestro mundo. Y nos asombra tanto que la estudiamos.
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