"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 21 de junio de 2025

Lo maniqueo

 









La cabra tira al monte, dicen, Cao. La permitas lo que la permitas, seas condecendiente con ella, la respetes y alimentes, vendrá a comer y beber de tu mano pero en cuanto puede volverá a sus riscos. Porque lo suyo, lo de la cabra, son los terrenos pedregosos y elevados, donde campan multitud de especies de arbustos, desde los que se creen por encima de los mortales. Así te encontrarás individuos, si no te has topado con ellos ya, que harán ostentación de su orgullo de estar por encima del bien y del mal, pero que en cuanto puedan darán la cara por los que se definen como portadores exclusivos del bien. 

Me parece, Xiao, que quien alardee de estar siempre en el bien, siendo como es un humano sometido a pasiones y ambiciones, es un poco falso. Pero es que esas personas, Cao, definen lo que es el bien con arreglo a sus intereses y pretensiones, y condenan al que no está con ellos a permanecer en un supuesto mal persistente. Entonces, Xiao, ¿no son éticos? Esa es la cuestión, Cao, que la moral, el camino de la conducta es algo conforme a como lo ven ellos, no como una regla general admitida por la colectividad. Pero la colectividad, o parte de ella, Xiao, les sigue y se conduce como ellos señalan. Parte de ella, sin duda, porque las sociedades son duales, se dejan someter y hablan muchas veces con la voz de sus amos. Esa gente dirá que está contigo, que obra a tu favor, que desea que vayas por el recto camino, como si este fuera único. Pero a la postre solo te reconocen si estás con ellos. Dirán que respetan lo establecido, pero buscarán aliarse con quienes quieren supeditar lo establecido a sus objetivos y persecución de beneficios.

Xiao se ha quedado pensativo, pero no quiero que pierda el hilo. Le inquiero. ¿Me previenes por alguna razón en concreto contra esa manifestación caprina de algunos hombres? Amigo mío, es que he visto últimamente sus nuevas maniobras, que no son novedosas, porque siempre han interferido, siempre han mantenido un amplio poder e influencia, y a veces engañaban con una prudencia sospechosa. Pero solo se mantenían agazapados, hasta que circunstancias que les parecen favorables les hace emerger y no saben callar la boca. No creo, Xiao, que solo suceda en nuestro territorio, ese tipo de maniqueos los habrá por doquier. Naturalmente, Cao, los hay entre quienes invocan el Nirvana, o los que evocan el camino sabio del encuentro con uno mismo, o quienes proclaman que su reino no es de este mundo, o muchos otros que hablan de salvación y resurrección desde diferentes doctrinas, pero eso sí, sin renunciar nunca a obtener satisfacciones muy materiales en esta vida. ¿Con algún instrumento de poder en sus manos, Xiao? ¿Acaso tenías alguna duda, amigo mío?

Xiao se ha sentado junto a un juncal. El rumor del agua lenta me aleja del ruido de los hombres. Deberías probar, Cao, dice.



2 comentarios:

  1. La cabra tira al monte y los cabrones p'Ayamonte.

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  2. Prefiero el rumor del agua saltarina en los riachuelos de montaña. No solo me aleja del ruido de los hombres; me refresca de las calenturas que me provocan.

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