Me recuerdan que el lunes 24 se celebró en Argentina el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Fue con una manifestación masiva en Buenos Aires. Y es que en esa fecha se cumplían 49 años del último golpe militar en Argentina, que instaló la dictadura de una Junta presidida por Videla que causó tantos crímenes. Hernán Eugenio González Soria, estudiante de Medicina de 20 años en Tucumán, hijo del poeta Juan González, fue secuestrado y pasó a ser uno de los miles de desaparecidos. Sus restos aparecieron hace pocos años en el Pozo de Vargas, en Tucumán, y fueron identificados junto a los de más de 150 personas. En cierta ocasión escribí un poema en su recuerdo que quiero traer ahora aquí.
Temblor de la tierra
Una vez la tierra tembló
al recibir un cuerpo que apenas era cuerpo.
Un cuerpo que tenía raíz
y que quería ser tronco y ramaje
y savia en curso fluyente
que aprendiera a hibernar
y luego a florecer de nuevo y más tarde
a saberse sombra de otros cuerpos vivos.
Porque los cuerpos no nacen
para estar muertos.
La tierra tembló como lo hace cada día
por tantos hombres que caen.
De ella, en aquella profundidad desconocida,
al cuerpo le crecieron cabellos revoltosos
un mentón afilado y duro
una barba hirsuta
un pecho de lluvia nutriente
sabiéndose ya entraña de la vida.
Y la mirada permaneció abierta
desafiando el paisaje borroso.
Una alondra emitió su voz acusadora
y la tierra volvió a temblar.
Caída indeseada
desde allá abajo una mano oscura
arranca de la superficie al hombre bueno.
La maldad no avisa
y el hombre, incauto o prevenido,
no sabe evitar la involuntaria captura.
Atónito. La voz le quiebra sin entender
su aguda inmersión en el silencio.
Entonces el ave, junto a él, extiende su plumaje
y se resiste a apagar el canto.
Sabe que no puede abandonarle.
Mira los ojos inmaculados del hombre
limpia el perímetro del yacente
y despliega su vuelo para salvarlo del olvido.
*Dibujo de Inés González.
Hay asesinatos más sutiles, los que hace Milei con su sierra.
ResponderEliminarY espera cuál pueda ser el devenir si no le resulta ahora lo que hace.
EliminarComo tantas otras, esa vida merece recordarse. Muchas gracias por hacer volar su recuerdo y el de una fecha que por aquí, sigue siendo muy negra (aunque la quieran borrar). Un abrazo
ResponderEliminarCuánta víctima puebla la superficie -y las entrañas sobre todo- de la tierra. Suerte, Neo.
EliminarHabía dejado un comentario esta mañana, o eso creía, te decía que el poema me gustaba mucho y que me lo llevaba a Anoarra.
ResponderEliminarSaludos.
Pues aquí no ha aparecido nada.
EliminarMuchas gracias por valorarlo. Un abrazo.
¿Cuántas tumbas desconocidas, hay aún por descubrir?
ResponderEliminarBuen poema.
Lo peor es que lo de este muchacho y tantos otros, por no mencionar los que arrojaron al océano, ni siquiera son tumbas. Como los de tantos asesinados impunemente de la guerra civil y posguerra.
EliminarMe has hecho recordar lo de los famosos vuelos de la muerte, pero no quise ponerlo, demasiado salvaje ya es el asesinato, como para recordar la impunidad de aquellos vilmente arrojados vivos.
EliminarSon hechos. Malo sería que se olvidasen.
EliminarCuando le ponemos rostro a lo desconocido duele aún más.
ResponderEliminar/www.losaparecidos.com/hernan-eugenio-gonzalez-soria/
https://www.arteinformado.com/galeria/liliana-ines-gonzalez-soria/durmientes-bosque-de-la-memoria-un-homenaje-a-los-desaparecidos-en-argentina-18788
Chiloé
Inés sabe mucho de ello.
EliminarCuando veo rostros de los asesinados en 1936/1939 y posteriores me estremezco.
Fackel. Se ve que no te ha tentado presentar este poema en el día internacional de la poesía que debió ser hace poco. Me ha gustado eso de "los cuerpos no nacen para estar muertos", tiene hondura.
ResponderEliminarAnder
Soy escéptico de todos los "Días", cada vez más.
EliminarHe recorrido Argentina de norte a sur. Estimo a este país y me alegro con sus bonanzas y me deprimo con sus desgracias. En Rosario tengo unos buenos amigos con los que mantenemos comunicación muy fluida. Sueñan con venir a España (Valencia), patria de sus abuelos...
ResponderEliminarHay una empatía entre gentes de aquí y de allá, en los dos sentidos. Producto de la emigración española. No hay manera de que levanten cabeza, el mundo político allí siempre ha sido complicado y retorcido y la economía siempre vendida al mejor postor, que no hace falta que se nombre.
EliminarPrecioso poema Fackel.
ResponderEliminarLo triste, el dolor, es que la tierra sigue temblando con tantos cuerpos que merecen vivir.
Es parte del todo de la humanidad, pero eso no consuela sino que tendría que ser motivo de evitarlo.
EliminarFáckel:
ResponderEliminar¡cuánta vida truncada!
Bonito poema.
Salu2.
Una constante de la historia la de las vidas truncadas. Las de unos para que en muchos casos se beneficien otros. Repasemos la historia, sobre todo la que no nos han contado. ¿O será que conocer la historia no nos gusta? Yo identifico historia con verdad. Si no hay verdad es el relato de vencedores, el de ocultación, el de manipulación, pero no es historia.
EliminarVerdad y justicia, las dos primeras víctimas cada vez que un dictador se alza con el poder.
ResponderEliminarCon el agravante de que en en los dictadores no cabe jamás ni perdón ni reparación.
EliminarUna entrada para pensar en todos aquellos que no estan,en vidas truncadas,en abusos,terror,dolor.Vivo en una tierra que supo de dictadura,muertes,miedo,desaparecidos hasta hoy.Cuando pienso en ello no entiendo como los humanos son capaces de tal atrocidades.Te dejo un abrazo grande!
ResponderEliminarNo sé si hay alguna tierra que se haya librado de la violencia, no creo. Pero algunas han sido castigadas más que otras. O no han levantado cabeza jamás. Gracias por sensibilizarte. Saludo.
Eliminarnunca está de más un poema, un recuerdo para los que nos dejaron de esa manera abrupta y terrible, y para los que se quedaron sin ellos, sin su mirada, sin su sonrisa, sin su fuerza, sin su batalla... un abrazo
ResponderEliminarHay palabras que salen sin saber cómo de estancias profundas de uno.
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