Dime qué contemplas, viejo hombre. ¿Lejanías o cercanías? ¿Alzas los ojos a las estrellas o a lo alto de los páramos? Tal vez mantienes la vista perdida o bien has parado la mirada exterior para observarte a ti mismo. Aparenta tu cuerpo descansar pero acaso se sitúa en una tensión exigida por el objetivo que persigues, sea cual sea. Dime si consideras tu tiempo o imaginas el pasado. Si tratas de explicarte tu entorno o si dudas sobre el futuro. Fácilmente yo no acierte al opinar sobre tu postura. En un sentido soy un hombre de un tiempo muy posterior al tuyo. Pero solo en un sentido. He visto a muchos hombres en esa adecuación del cuerpo. Se les ha colgado nomenclaturas de toda clase. Que si filósofos, que si orantes, que si alumnos, que si pedigüeños. Que si sumisos. ¿Eres tú uno de estos? Esa aparente abstracción que muestra tu semblante la seguimos repitiendo hoy día, seis mil años largos después de ti. O yo soy muy antiguo o tú muy moderno. Ambos debemos ser el mismo individuo, por mucha pátina de culturas que haya acicalado el mundo estos últimos milenios. Y tanto tú como yo nos encontramos desnudos. Expectantes, mendicantes, perplejos.
* Escultura del llamado pensador de Tobyl u hombre que mira al cielo. Cultura botai. Kazajistán. Cuarto milenio a.e.c.
Aterido de un frío íntimo
ResponderEliminarde aquél que no se va,
que te rodea de repente
al tener conciencia que eres
un ser frágil, desamparado,
inerme ante la vejez
y la proximidad de la muerte.
Una criatura esparcida
dentro de un campo circular
abandonado a la propia suerte
y a los avatares del destino.
Ignorante y asustado
cualquier noche de verano
bajo un cielo estrellado,
que te recuerda eres nada
tan solo una simple aguja
perdida en alguna parte
de un pajar inmenso.
Me gusta mucho esta forma poética para la descripción. Vale tanto para el humano del tiempo de la estatua de Tobyl como para nosotros ahora mismo. Muchas gracias por compartirla.
EliminarQuizá el hombre que escruta el cielo, simplemente observa, entregado y sorprendido frente a la inmensidad del universo, quizá le está tomando el pulso a los tempranos conocimientos para dominar la naturaleza y dar ese paso que alejará su cultura de la vida de errancia recolectora para montar y criar caballos. Apenas sabemos nada de estos esteparios. Al leer cómo hizo la escultura me preguntó con qué emulsión fundió la arenisca gris para obtener tan resistente resultado que perviva casi cinco mil años después. Una joya sin lugar a dudas. Gracias por tu texto y traernos la.
ResponderEliminarUna escultuira siempre es un símbolo. En este caso bien dices: está tomando el pulso. No sabemos a qué. Acaso a todo o a lo esencial. A su condición de vida: al esfuerzo, al peligro, al poder incipiente, al anhelo más inextricable. Pero ¿no sucede lo mismo ahora?
EliminarPues sí, la técnica debió ser asombrosa para que esté ahí. Aquí.
Aquí suceden cosas muy especiales que no se ven en otros los blogs. De vez en cuando aparecen semillas, semillas para germinar en semillas, las más maravillosas que alguien podría imaginar.
ResponderEliminarChiloé
Permanecer semilla. Esa es la cuestión.
EliminarDesde el origen en busca del conocimiento. Arte y técnica se darían la mano.
ResponderEliminarSaludos Ander
Así fueron yendo las cosas, Ander.
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