
Emocionante la concentración en la Piazza del Popolo de Roma. Admirables organizadores y admirable población que acudió a la llamada del escritor y periodista Michele Serra a favor de una autoafirmacion de Europa. O simplemente a manifestar orgullo por ser europeos, en medio del vapuleo de los autócratas de fuera y de dentro. El obelisco Flaminio, si bien egipcio aunque Augusto se lo llevara a Roma, adquiría un carácter universal y reivindicativo. Cierto que en la convocatoria había cierta ambigüedad pero también pluralidad. ¿Dónde no las hay? En la concentración se manifestaba un afán por reivindicar una Europa siempre en construcción que algunos quieren destruir. Ante la precipitación de los recientes acontecimientos internacionales Serra había declarado: "...Queremos Europa, los europeos están aquí y nos gustaría que hubiera más Europa también (...) Me doy cuenta de que después de la polémica sobre el rearme el tema está muy candente, pero estamos tratando de no dejar que el escenario quede aplastado sólo por la cuestión guerra-paz porque también está la cuestión de los derechos”. Una vez más los italianos, que siempre parecen sumergidos en contradicciones que superan antes o después, nos tomaron a otros la delantera. ¿Por qué en España no puede haber ahora iniciativas de esta clase?
El texto siguiente es de Michele Serra:
"Somos muchos. ¡Viva!
Somos muchos porque somos personas. Pueblo es una palabra que en los últimos años se ha alejado de la democracia y la bondad. Y en cambio es la más democrática de las palabras.
Somos muchos y somos diferentes.
Porque una plaza europea sólo puede ser una plaza de personas que, en muchas cosas, no piensan del mismo modo. Cada uno de ustedes podría tener a su lado a alguien que vote por otro partido. O no votar en absoluto. Hay quien cree en otro dios o en ningún dios. Hay quien ama la paz, pero piensa en defenderla de diferentes maneras.
En un mundo que parece desmoronarse, una plaza que une a personas e ideas diferentes es un escándalo. Este escándalo tiene un nombre. Se llama democracia. La democracia no está muy de moda en el mundo. El mundo está lleno de gente en la cárcel porque no piensan como el jefe. De niñas que no pueden ir a la escuela porque son niñas. De opositores asesinados o envenenados, de libros prohibidos, de ideas aplastadas. De los homosexuales y transexuales perseguidos por la ley. De la esclavitud en el trabajo y en las familias. De vidas sometidas al dominio del amo y a la arbitrariedad del padre.
Aquí, no. Porque estamos en Europa. Y por mucho que hayamos cometido errores, por mucha injusticia e indiferencia que todavía opriman a los más débiles, desde hace ochenta años tratamos de vivir en libertad y en paz. Y la gente que huye de la guerra, de la opresión y del hambre para buscar refugio aquí con nosotros lo hace porque para ellos vivir en paz, vivir libres y tener el estómago lleno es una gran novedad. Y no una costumbre perezosa, como nos hemos resignado a creer los europeos, estropeada por ochenta años de paz y libertad. Pongámonos en marcha, de lo contrario corremos el riesgo de creer que la única bandera que nos queda por ondear es la tarjeta de crédito.
Esa es la bandera de Trump y su gobierno de multimillonarios. Personas que creen que la reconstrucción de la arrasada Gaza es una cuestión inmobiliaria y no una emergencia humana. Pobres de ellos, que con todo ese dinero no pueden comprar nada más que más dinero.
Nuestros verdaderos enemigos somos nosotros mismos cuando olvidamos nuestra fortuna. Para quienes cruzan el Mediterráneo para venir aquí, y para quienes ondean esta bandera en el Este, Europa no es un concepto abstracto. Es la salvación. Recordémoslo cuando los devolvamos al mar. Y recordemos esto cuando pensemos que la resistencia de los ucranianos es sólo una molestia que nos impide descansar en paz.
Esta bandera ha ondeado poco en nuestras zonas. Cuelga en oficinas y delante de edificios, pero hasta ahora ha sido un símbolo frío que no calienta corazones. Si hemos pensado en traerlo a la plaza es porque queremos sentirnos europeos, no por tratados ni por obligaciones burocráticas. Pero porque creemos seriamente, obstinadamente, incluso a pesar de la realidad, en la libertad y en la paz, que son las dos madres de la construcción europea.
Todos sabemos cuál es el problema, aquí y ahora. Incluso en esta plaza hay diferentes ideas sobre cómo Europa debe protegerse, cuidar sus valores y a su gente. El problema es que todos queremos la paz, pero no puede haber paz sin libertad. Nadie puede sentirse en paz si está oprimido, invadido, subyugado. Y todos queremos libertad, pero no hay libertad sin paz. Nadie es libre bajo bombas o con un arma apuntándole. Nada suspende la libertad de los seres humanos como la guerra. La guerra no sólo es lo opuesto a la paz, sino también a la libertad.
Tenemos estas dos preciosas palabras en nuestras manos, paz y libertad, pero no sabemos exactamente cómo utilizarlas sin que caigan al suelo y se rompan, dejándonos sólo con los pedazos.
Esta plaza no tiene respuestas pero tiene preguntas muy claras. Este cuadrado es un signo de interrogación azul. Somos la pregunta que nos hacemos a nosotros mismos, a quienes nos gobiernan, a quienes nos representan en el Parlamento italiano y europeo. Cualquiera que piense que tiene las respuestas en su bolsillo y que sabe cómo hacer la guerra y cómo hacer la paz, no está aquí hoy.
A los políticos presentes en la plaza, a quienes agradezco de corazón, y a los que no están allí, a quienes respeto, sólo tengo un pequeño punto que decir. Eres demasiado inteligente. Por favor, intenta ser un poco más estúpido, como este cuadrado que no ha hecho ningún cálculo, que no sabe exactamente qué hacer, pero intenta hacerlo de todos modos. Por favor, traten de hablar entre ustedes e incluso de escucharse mutuamente. Estamos aquí hoy porque nuestra soledad y nuestras esperanzas nos impidieron quedarnos en casa. Nos empujaron a dejar nuestro hogar y a encontrarnos aquí. Juntos. Lo repito porque es la palabra más europea: juntos.
Quizás esta noche nos sintamos un poco menos confundidos. Quizás aún más confundidos. Seguro que nos sentiremos un poco menos solos. Para eso debería servir la política: para hacernos sentir menos solos. Muchas gracias a todos".
Un hermoso acto, de esos que reconforta la fe en el ser humano, veremos su recorrido.
ResponderEliminarSaludos
Un gesto que quiere llevar oxígeno al ánimo de los ciudadanos quie quieran serlo.
EliminarExiste la misma Europa desde que nació en 1951 como la CECA siempre ha dominado la económia y olvidando lo social, por ello se han creado una UE en donde cada país intenta buscar su beneficio y no el común. Alemaniaa propuso la ampliación por el este para vender sus productos y ahora vemos que son los paises que nos están provocando dolor de cabeza, parece que de ello nos estamos dando cuenta ahora que nos hemos quedado solos, no tenemos el paraguas USA, el gran hermano mayor, espero que comencemos a dar paso como Europa unida, libre y con conciencia de clase, si seguimos pensando en solo economía estamos perdidos.
ResponderEliminarEsperemos que se afronte con realismo pero también con respuestas colectivas. Nada fácil porque el sistema económico persigue lo que persigue, pero si no nos mima tampoco obtendrá sus resultados. Hay diversas clases sociales y menos que nunca está clara la conciencia, que viene determinada por las circunstancias y el sistema productivo. Subjetivamente ¿crees que hay sentimiento y conciencia de clase como antaño?
EliminarNO, a tu última pregunta, al menos en occidente, eso de la justicia social se ha perdido o está olvidado.
EliminarEngañosamente creemos haber superado nuestra propia condición de asalariados. El poder de la (pseudo)ideología de la sociedad de consumo oculta la realidad objetiva. Así nos irá. Supongo que serán ciclos y ahora toca el de la anti conciencia.
EliminarEs un hermoso discurso y pienso que esa unidad que defiende Michele Serra, es el anhelo de muchos. Deseamos vivamente unirnos, superando las barreras que nos separan e ir más allá. Es muy complicado pero no imposible y cualquier gesto en ese sentido deja su huella, que podemos aprovechar, es cuestión de ampliar la perspectiva hasta dónde podamos llegar.
ResponderEliminarSalud.
Podemos apostar por la idea unitaria por lo que tenga de ir adelante y huir de lo que nos enfrentó durante siglos. Pero hay visiones e intereses diferentes. Tal vez esta especie de tenaza que se cierne sobre Europa sea una oportunidad para una apuesta superadora o bien una condena disgragadora donde cada país otra vez estará al servicio del mejor postor. Hay que concretar aún mucho y no cabe ya tumbarse a la bartola. Un abrazo.
EliminarEuropa, continente donde las guerras han sido una constante, hoy, por fin, despierta confianza y expectación. Esperemos que no nos defraude...
ResponderEliminarSaludos cordiales
Por una parte temo que pueda haber más idealismo que otra cosa. Por otra o somos prácticos o iremos para atrás. Por ello considero que las sociedades deberían hablar más y no solo fiarse del actual estanding que mañana puede quebrar. Y decidir, decidir. Saludo.
EliminarBonito de leer, Fackel, pero el asunto es mucho más serio. La Tercera Guerra no ya Mundial, sino Universal viene sucediendo desde tiempo inmemorial, eso sí lo sabemos. Es la lucha de los ricos contra los pobres y siempre la ganan los primeros. Dicho esto, confiemos en que a día hoy prevalezca la doctrina de la Destrucción Mutua Asegurada (MAD). De lo contrario vencerá, como siempre, el peor. Y en cualquiera de los casos el precio del gas seguirá subiendo.
ResponderEliminarChiloé
Sí, son bonitas palabras, ¿pero qué se puede decir en una especie de manifiesto que estimule y esperance a la gente que ha respondido a la llamada? 1+1 =0 probablemente está en marcha desde el momento en que disponen de tanta capacidad destructiva varios contendientes. Ahora no hay solo uno contra uno y eso o aumenta más el riesgo o lo reduce ¿por disuasión? La lucha de clases es desde siempre. El problema es que muchos pobres de ahora, llámalos asalariados, clases medias o autónomos, no se creen que pertenecen al bando perdedor, y acaso suene maximalista, pero dime tú en manos de quién estamos y cuán precarias son las vidas cuando un reducido grupo con el control de las economías y de los poderes fácticos decide el presente y el futuro. Una pregunta: ¿es posible un esfuerzo y una posibilidad alternativa desde nuestra posición perdedora?
EliminarSí.
EliminarChiloé
Se admiten sugerencias.
EliminarEl concepto de paz es tan vernáculo como la palabra. Intento conciliarlo con la idea de la no violencia, pero... Fíjate, me permito sospechar mucho-mucho de la "pax hominibus bonae voluntatis". ¿Quíénes son esos? ¿En base a qué código moral o ético cabe establecerlo? Nada cambia y, sin embargo, cuestionar el sistema desde dentro podría ser un comienzo (incluso para demolerlo).
EliminarChiloé
Esa frase latina me suena que pertenece a rituales de una casta que no ha sido portadora precisamente de la no violencia.
EliminarDe momento están cuestionando el sistema desde dentro los mismos que han defendido su orden. Paradojas. Claro que puede haber contras al contrasistema de ellos.
Esperemos que no quede solo en una bonita lectura, pero después de tanto, soy escéptica, Fackel.
ResponderEliminarY quién no, Maia. Pero o se toman iniciativas que presionen a gobiernos y nos consuelen un poco o entraremos en una dinámica pesmista y después diabólica.
EliminarNo estoy segura si alcanzó a llegar mu comentario.
ResponderEliminarLlegó y bien, y agradecido.
EliminarYo sí creo que la manifestación de Roma fue esperanzadora y en esa gente hay anhelos de ir más allá del aislamiento de naciones y del sometimiento a las potencias que pretenden atenazarnos.
ResponderEliminarAnder
Cualquier cosa que se haga en plan positivo y con respuestas cívicas la considero útil, aunque sea insuficiente. Gracias, Ander.
EliminarMe da un poco de miedo tanto agitar de banderas que veo últimamente, ese ambiente de estamos amenazados, de exaltar ciertos valores... siendo mal pensado se podría pensar que es un clima prebélico.. pero eso siendo mal pensado, claro, nada que ver con la realidad, ¿verdad?
ResponderEliminarPero sí, para mi la respuesta sigue siendo Europa, imperfecta, dolida y con muchos problemas, pero sigue siendo nuestra única alternativa frente al horror.
Que las banderas no nos oculten el bosque, hay banderas peores. Y neolenguas atroces. Y medios y redes llamadas sociales criminales y totalitarias. Te recomiendo al tipo aquel de Königsberg, ¿lo recuerdas?
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