De nuevo la voz de Manuel Vilariño:
"¿Quién escuchará el latir
del pez abisal que llevo dentro?"
El pez abisal es también el abismal. Aunque no siempre nos demos cuenta habitamos, tal vez sobre todo, en esos territorios de profundidad. Una geología íntima plagada de escarpes, fosas y oscuridad. Emergemos a niveles superiores o de superficie porque la vida individual no sería posible sin ser compartida con otros individuos. En lo abisal, el pensamiento y el lenguaje están tan fundidos que no necesitamos sino intuiciones o gestos reflejos para entendernos. Un entendimiento deficiente pero que es propiciado por esa dimensión donde nos confrontamos con todo sin arriesgar nada. Allá abajo nadie nos escucha, ni nos reclama, ni nos espera. Pero allí apostamos por sincerarnos con nosotros mismos.
En la ascensión hemos cambiado, no solo en cómo exponer nuestras ideas, sino las ideas mismas que allá en el fondo se nos han ocurrido, siquiera intuitivamente. Aquí arriba hablamos con un lenguaje, más o menos aparente, muy utilitario. Lo llaman la lengua de la convivencia. ¡Hay que entenderse!, saltan los risueños. Pero ¿nos entendemos cuando ordinariamente tratamos los asuntos con una ligereza notable si no con una vacuidad considerable? Ah, el miedo entre iguales. El temor al otro. La coexistencia sin grandes exigencias. El pánico a quedar fuera de juego. Todo ello nos conduce siempre al asentimiento facilón. Y entregamos a otros nuestro derecho de primogenitura, y la necesidad toda, a pensar y decidir por nosotros mismos.
¿Quién sino cada uno debe escuchar los latidos de estos buceadores abisales que somos? No escuchar nuestro propio latir nos llevaría a ser perpetuos náufragos. ¿O lo somos ya?
Siempre llevamos un monstruo dentro. A veces, nos devora.
ResponderEliminarSomos náufragos y no oímos voces lúcidas que nos lleven a puerto,
ResponderEliminarquizás porque no hay faros para los hombres de tierra,
o porque ha llegado la hora de salir del escondite y enfrentarse
a los propios miedos sin vacilar.
Pwero es un esfuerzo que nos está llevando toda la vida, me da la impresión.-
Eliminar¿Es aquello de expresarse de forma políticamente correcta, verdad?
ResponderEliminar¿Al emerger? Simplemente expresarse con aquiescencia. Diciendo amén por doquier y emitiendo vaguedades que no distinguen ni el camino ni a los caminantes. Hace tiempo que no se habla en plan al pan pan y al vino vino. Lo políticamente correcto y sobre todo la gran mentira difundida para cualquier asunto nos van a hundir no en las profundidades individuales -donde cabe que cada cual tenga recursos para sobrevivir- sino en la miseria colectiva.
EliminarEstamos de acuerdo.
EliminarLuego lo tenemos más o menos claro.
EliminarMe alegra haber entrado hoy ,después de mucho tiempo, en la lista de lectura y encontrar este texto tuyo tan profundo. Salimos del abismo a saludar y tomar aire. Salud2.
ResponderEliminarPero ¿no será allá abajo donde realmente percibimos con más claridad, claridad que al emerger todo se enturbia? Gracias por pasar.
EliminarMe ha resultado una reflexión muy interesante. Claro, para salir a la superficie necesitamos un periodo de descompresión, por eso en mi cabeza tengo grandes palabras y discursos que se convierten en balbuceos incoherentes cuando salen al exterior. Soy mejor cuando no estoy en la superficie, ahora lo entiendo todo.
ResponderEliminarA veces no disponemos de tiempo para la descomprensión y se impone la vida exterior a una velocidad que o bien nos quedamos en balbuceos o bien nos sale la catarata de palabras ¿convencionales?
EliminarMira la cita de Kenko Yoshido bajo el título de ese blog:
https://lasilladek.blogspot.com/
En las profundidades, hay que dejarse llevar aunque hay que prestar atención a que un pez grande no te coma.
ResponderEliminarNo dejarse que allá abajo se nos acerque un pez grande o extraño, ya tenemos bastante con nosotros mismos.
EliminarO medo de não ser compreendido, aceite... não devia existir... Mas existe e por vezes, somos um peixe fora de água...
ResponderEliminarInteressante.
Beijos e abraços
Marta
Los miedos dimanan de nuestras propias inseguridades. En las profundidades deberíamos tomar oxíogeno racional para afrontar la vida en superficie.
EliminarYa.
ResponderEliminarCada uno debe saber desde cuándo, y acaso por qué.
EliminarMejor se está (me refiero a mí misma) en ese abismo, al ritmo de uno... en cambio hay gente que se mueve mejor en la superficie, que se le da bien relacionarse con otros.
ResponderEliminarSe le da bien, sí, claro, pero luego te das cuenta de que son flojos. Pero hasta con ellos se atreve uno, aunque no le seduzcan.
EliminarBonito dibujo, la sirena me recuerda a la de Chagall... me encantan las pinturas de Chagall, tan oníricas, este dibujo parece hecho por un niño, que dibuja muy bien, por cierto.
ResponderEliminarChagall o un niño, por qué no, o tú o cualquiera. Por intentar expresarnos con una inocencia formal es bonito, pero vienen tiempos duros y no sé cómo nos expresaremos, Milena.
EliminarAllá abajo está el magma en ignición, donde nos hacemos y somos realmente, la materia bruta y puede que por eso más sincera.
ResponderEliminarAnder
Un viaje de ida y vuelta en cada momento.
EliminarSí, a veces parece que nuestros pozos internos fueran más abisales aún que la archicitada fosa de las Marianas.
ResponderEliminar¿Qué raros peces nadan por ahí abajo?
Salu2.
Más bien monstruos fantásticos. Si repasas la iconografía de la Edad Media, que es larga y bebe de Oriente, donde es también prolija, verás la de monstruos que hay.
EliminarFa poc he llegit que la nostra vida és com anar en una barca que sabem segur que naufragarà.
ResponderEliminarPero mientras nos hemos ilusionado con la travesía, ¿no?
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