No sé si usted tiene sueños recurrentes, dijo. Yo, con frecuencia. Uno de los sueños que se repiten con tenacidad malsana consiste en que otro individuo con mi mismo rostro habla conmigo frente a frente y me reprende.
Nos acababan de servir una jarra de cerveza oscura, cuyo vidrio goteaba transmitiendo ansiedad. Echamos el primer trago y relamimos la espuma, que en mi caso se había quedado de testigo en la barba. Interpelé a mi acompañante. ¿Tan obstinado es ese otro individuo que juega a ser usted? ¿O se trata de una mirada en el espejo? Volvió a ingerir otro trago, preludio de que necesitaba ser más explícito. El otro lado de la vida es el sueño, no la muerte como dicen muchos. La muerte no tiene mérito. Más allá de lo de aquí, y permítame el juego de adverbios, es algo inconcebible, salvo para la invención de cierta literatura y de muchos mitos. Simplemente porque nada hay ya. Pero los sueños, ah, los sueños, propician infinidad de situaciones alternativas que se pueden vivir con extraordinaria dureza mientras agotan sus horas, pero de los cuales nos salvamos siempre. Sin embargo...
Mi amigo se detuvo en un golpe de despiste. La mesonera pasaba una bayeta por la mesa próxima y él pareció enajenarse con la joven. Inevitablemente me involucré también en dirigir la mirada hacia ella, y la mujer lo advirtió. Rio. ¿Qué miráis?, dijo con picardía. Mi acompañante restableció su seriedad aparente y trató de continuar sus reflexiones. Como no acertase a tomar el hilo, o no quisiera, le ayudé a recordar. Decía que nos salvamos siempre, pero como si no estuviera seguro de ello. Asintió, luego negó. No, en efecto, no estoy seguro de que los sueños siempre nos pongan a salvo, dijo con tono enérgico. Los sueños, en algunas ocasiones, se saltan la barrera permitida. Principalmente sucede en esas situaciones en que se sueña una y otra vez con el mismo tema.
Ese personaje que dice que es usted pero no acaba de ser usted, y que parece abrumarle, ¿qué cree que busca?, pregunté. Mi amigo puso un gesto grave. Tal vez busca venganza. Su rostro se endurece, las venas se le marcan en exceso, se pone vociferante, gesticula con las manos exageradamente. Le percibo amenazador. Y yo me achico. Me pide cuentas de mi pasado. Primero me echa en cara ciertas conductas que a él no le agradan, a veces hace referencia a defecciones mías, e incluso de modo desagradable y justiciero me recuerda mis fracasos. Todo lo acompaña utilizando epítetos rudos, algunos insultantes. Puede golpear una mesa o señalarme con el dedo la puerta. Si yo trato de poner distancia con él y le doy la espalda él me sigue y me increpa. Dirá usted que yo, al ver al tipo con mi misma configuración y características, podría tener más tranquilidad, pero es todo lo contrario. Porque de pronto su rostro ha dejado de ser mi rostro, y se parece al del hombre de una fotografía más antigua que hay sobre una repisa en mi casa, al lado de una mujer. En ese momento del sueño me embarga una perturbación nerviosa que me aprisiona. Siento temor, un miedo espantoso. Y entonces entro en una espiral de sudor y pánico que me paraliza y persiste incluso tras el despertar. ¿Me cree usted?
La muchacha trajo de nuevo dos jarras. ¿Las habíamos pedido?, dije. Corre a mi cuenta, contestó la chica. Pero no babee usted con la espuma.
*Ilustración de Luis Scafati para La metamorfosis en Libros del Zorro Rojo.
Los sueños son una parte muy importante en nuestra vida, en mi caso sueño cada noche, y sueño mucho , en colores, que se ve no es muy frecuente, según dicen. Sueños guionados e incluso a veces corregidos, sí hay algún error. Y lo curioso es que tengo sueños premonitorios, no siempre positivos, aunque el otro día soñé una noche antes calcado el gol de Lamine Yamal. Pero ha habido sueños (tres) que han anticipado muertes, de la mujer de un amigo, una compañera de trabajo y la de Roberto Bolaño.
ResponderEliminarSaludos
No tengo certeza de si existen sueños premonitorios, aunque nos gusta considerarlos tales, o si se trata de coincidencias. Es todo un mundo pleno de significados para cada persona.
EliminarNo se si es porque estoy muerto pero no sueño absolutamente nada desde hace años, será porque antes de acostarme tengo que tomarme una pastillita para poder dormir, de no hacerlo puedo estar toda la noche con los ojos abiertos y no es plan.
ResponderEliminarSaludos
¿No sueñas nada o no recuerdas lo que sueñas? Parece ser que la pastillita puede influir, pero si el estado de vela se instala hay que recurrir a ella.
EliminarYo tampoco sueño mucho, la verdad. Supongo que se debe a que ya lo hago despierto. Pero, sinceramente, prefiero mis sueños en vigilia. En ellos casi siempre tengo los pies en el suelo.
ResponderEliminarClaro que depende cómo sean esos sueños de pies en el suelo, si firmes o quebradizos, ¿no?
EliminarDetesto los que producen angustia, pero disfruto mucho, sin darle más vueltas, con los sueños imprevisibles que me causan estupefacción. Aparecen y desaparecen a su antojo y me hacen ir de sorpresa en sorpresa. ¡Ay, Segismundo! ¡Qué barullo!
ResponderEliminarChiloé
Muy bien esa distinción entre angustia y estupefacción, Archipiélago. Lo que va de sorpresa en sorpresa a veces es sorpasso. El despertar lo dirá.
EliminarEs que las culpas tienen gram poder, casi tanto como el de los complejos, que también afloran en los sueños. Comprendo bien al amigo del protagonista. Alguna vez he tenido sueños recurrentes y dan qué pensar. Pero por fortuna siempre lograba encontrar la forma de justificar su persistencia alejado de las fórmulas culposas. Un abrazo
ResponderEliminarEl problema de la culpabilidad es que no sabes nunca si es o no es. Ya las ideologías más primarias se encargaron de incubarnos a todos ese complejo culpable y construyeron una moral a imagen y semejanza. En lugar de descubrir el valor de la responsabilidad, que es otra cosa.
EliminarY así queda confirmada mi teoría de que las mujeres tienen un detector de miradas en el culo.
ResponderEliminarCreo que no se puede no soñar, pero solo se recuerda si te despiertas a mitad del sueño, ( por eso lo de Dalí y su cucharilla de cafe), y por eso solo se recuerdan las pesadillas. Las ensoñaciones en duermevela no cuentan porque están semidirigidas. Con x-pan no despiertas hasta que pasa el efecto por eso no te despiertas a medias.
La imagen da miedo
Abrazoo
Das por hecho que los protagonistas se enajenan por el cuerpo de la mujer cuando acaso solo se despistan por la agitación que se trae la camarera. Solo una cosa sé: que sueño, y últimamente cada vez más. ¿Te imaginas lo que tiene que ser pasar del sueño a un no sueño definitivo, es decir, no despertar? ¿Cómo lo calificarías?
EliminarObviamente lo doy por hecho; no hay que estsr muy agitado para li.piar una mesa y tiene tiemposobrado para traerles otra cerveza.
EliminarCon una sobredosis de xpan , nos perderíamos el sueño. Pero de muerte violenta seguro que lo recordaría, aunque fuera unos segundos.
Me intriga, más allá de lo que los encefalogramas digan, si esos en clma por años , sueñan. Porque los sueños son para descongestionar la actividad cerebral del día, y ellos no tienen actividad cerebral consciente.
Abrazooi
Siempre habrá algún tipo y cantidad de actividad cerebral, ¿no? en cualquier individuo. Creo que el amigable valium en dosis apropiada puede servir para el sueño eterno si multiplicas la dosis, al menos eso me dijo una vez un farmacéutico.
EliminarEn mis peores sueños recurrentes sé qué hacer para seguir adelante, al contrario de lo que me pasa en la vigilia, en la que no dejo de estancarme una y otra vez en el mismo barro.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Estancarse en la vigilia es de lo más obsesivo e insalubre. A ciertas edades puede ser más fiel compañera que el sueño.
EliminarSerá que os sonhos nos querem transmitir qualquer coisa? Ansiedade, culpa, traição ou uma paz absoluta que não encontramos no Mundo...
ResponderEliminarContudo, temos que os rasgar para avançar...
Beijos e abraços
Marta
Por supuesto, nada de la vida consciente que vivimos despiertos es ajeno a los sueños. Pero ellos van a su aire caótico.
EliminarDespertar-se convertit en un insecte monstruós seria pitjor que qualsevol somni recurrent. Però jo he patit moltíssim amb algun malson, del qual encara no estic segura d'haver-me'n acabat de despertar. Diuen que somniem el que tenim por i el que desitgem.
ResponderEliminarCuántas veces en sueños nos convertimos en monstruosos, seamos o no insectos. Es la monstruosidad humana, no el hecho de tener los rasgos de otra especie, lo que nos perturba, como lo entendió K. Y las pesadillas nos hacen padecer mucho. El cerebro las produce en función del estado general de nuestro cuerpo, en el cual se encuentra nuestra mehnte.
EliminarUna camarera amable que te invita a cerveza, creo que los protagonistas aún siguen atrapados en un sueño..
ResponderEliminarSí recuerdo mis sueños, me gusta volver a ellos, aunque sea por la noche.
Depende del tipo de sueños que sean, supongo, ¿no?
EliminarCuando son recurrentes debe ser porque hay cuentas pendientes que no se ajustan jamás.
ResponderEliminarAnder
Puede ser, puede ser, no andas descaminado.
EliminarFáckel:
ResponderEliminar¡Ayyyy, esos sueños recurrentes que nos dejan abatidos y destrozados durante días!
Salu2.
Y como son recurrentes pueden multiplicarse los días.
Eliminar