"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





domingo, 1 de octubre de 2023

El hombre asomado a sí mismo

 


No, no es correcto que uno tenga que responsabilizar de sus elecciones a las personas del exterior, reflexiona el hombre desde su atalaya inquieta. Las otras personas no tienen mucho que ver en las dudas de uno. No son culpables de las miradas ni de las atracciones en que se puede incurrir. Todas ellas aparecieron por azar una vez, y con mayor o menor fortuna se consolidaron en el personal mundo de afectos y emociones durante un tiempo. Nos arrimamos a su parapeto de protección, nos sujetamos a sus ofrecimientos, respondimos también a sus demandas. Hay atracción y rechazo alternos con los otros, hay opiniones que no nos gustan. Si no logramos entendernos dentro de nosotros, cómo van los demás a comprendernos. Pero esa dificultad no nos exime de tomar decisiones y, por lo tanto de acertar o de equivocarnos. ¿También estamos hechos un poco de cada roce que otras presencias nos acompañaron en alguna circunstancia y tiempo?

Mientras se abandona a la contemplación abstraída del paisaje el hombre no cesa y se prende en su vértigo de pensamientos. Se pregunta y se responde. Uno tiene que elegir dentro de sí mismo.  Debe cuestionarse qué parte de la propia personalidad debe tomar el relevo de la anterior. O bien, decidir si vuelve a reforzarse el hombre que fue antes. El de siempre. Pero, ¿existe un hombre fijo de siempre? No soy el mismo de la primera etapa, ni de la segunda, ni de la siguiente, ni siquiera el de ayer. A ratos me veo en mínimos; por momentos maximalista. Cuando me azuzan los nervios quisiera parar. Pero detenerme, ¿no es exponerme a dejar de sentir? ¿No es reducir el deseo y rebajar las intenciones? ¿No es desligarme de lo que me otorga confianza y me brinda seguridad? ¿No es eliminar la tendencia a cargar de excesiva vida la que uno es capaz de soportar? 

El meditador se ha quedado atrapado en un bucle. La sequedad de su boca lo denuncia. Se atropella en un vaivén de ideas y contradicciones. Detenerme sin bordear la muerte, se escucha. Y se descubre entusiasta con este giro verbal, falso, que le complace en su ampulosidad. Necesito una parada en la que me sienta menos incapacitado. Se trata simplemente de que no ceda a la afectación, de no eliminar lo que la naturaleza me proporciona para hallar satisfacciones. Desde fuera me observan como un ser contenido, amable, lejos de una actitud displicente. Si aceptan solamente esa visión allá ellos. Pero el castigo se agita adentro. Es la tensión por la que uno quiere evitarse a sí mismo, responsabilizando a los individuos que se cruzan en su vida. Injusto, acaso. Inevitable, también. Y se resiste. Me sublevo. Cuántos pasan a nuestro lado a lo largo de toda la existencia y nos acercamos a ellos siendo testigos, cómplices, colaboradores, servidores ocasionales en un grado u otro. ¿Todos permanecen en la misma actitud? ¿Con todos nos comportamos siempre de análogo modo? Cuántos testigos devienen en desconocidos, cuántos cómplices en traidores, cuántos que nos ayudaron nos abandonan, cuántos abrigos nos relegan a la intemperie. 

El hombre se queda de pronto en blanco, devorado por el rostro oscuro y desasosegante de una triple alianza de pensamiento, palabra e impulso. Recuerda con cierta inseguridad el encuentro de calle con aquella antigua referencia amorosa. Se sorprende a sí mismo con este eufemismo. Por qué. ¿Es que ya no creo en el amor?, se pregunta con cierto desconsuelo. ¿O es que el precio de percibir algo semejante y aproximado al amor pasa necesariamente por el saludable escepticismo? Si cuando ella haya parido voy a ver a su hijo será un acto de cortesía cercana que agradecerá. Pero, ¿cualquiera de los dos, o ambos, sabremos mantenernos en ese límite y distancia? Aquello es ya humo. No valen lamentos ni añoranzas. En la vuelta de mi madurez avanzada, se dice, sabré distinguir. Uno no debe cargarse de más peso de vida que la que puede resistir. ¿No puede?

 


*Fotografía de Willy Ronis.

18 comentarios:

  1. Fáckel:
    a veces me asomo a mí mismo, cual si de un pozo se tratase, y me dan vértigos, mareos, soponcios y malestares. A veces prefiero no mirar. Echo una moneda y espero a ver cuando llega al fondo.
    La vida va mandando más pesos cada día. Es increíble, pero los vamos arrastrando todos y cada uno.

    Anoche acabé de ver, ¡por fin! el Mahabharata... Me has costado, pero me lo propuse, te lo aseguré y ¡prueba conseguida!. La estética de la película es interesante, los colores, la escenografía, la fotografía, la música, todo... pero no todos esos mitos no han conseguido atraparme. Además, me perdí con tanto Bhima, Arjuna, Krisna, la señora que se pone una venda en los ojos para ser igual de ciega que el marido, el trajín de hijos, que ahora sale uno nuevo, que si sacrifica al otro, que si se juega el reino a los dados... Madre mía, qué sin vivir. Se me fue el hilo, la verdad. Y si tuviera que resumirlo, menudo brete: una familia con un lío de hijos por aquí y por allá, que siempre están en guerra y se ponen a matarse unos a otros, es más, se ponen a matar otros que se supone que son inmortales pero que sí se les puede matar (?). Supongo que son mitos tan contradictorios como los de cualquier otra religión o cultura.

    En fin...

    Salu2 y gracias.

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    1. Pues sí, la existencia es muy onerosa, en parte acumulamos más complicaciones de las que deberíamos, pero si las tenemos es porque no hemos sabido elegir o pararnos a tiempo.

      Y sobre el relato épico qué decirte. Que tú sí eres un héroe llevándolo hasta el final. No te acomplejes, es complicado de seguir y uno se pierde en las sagas, pero la espectacularidad, la interpretación, la puesta en escena bien valen el trabajo del dramaturgo. Si conocemos poco y mal los mitos y leyendas que han nutrido nuestra cultura (Grecia) imaginémonos la mitología de India o China, etc. Felicidades, siempre se aprende algo.

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  2. Todo ser vivo que pasa o se queda en nuestra vida nos aporta algo; y quiero pensar que algo bueno de nosotros les dejamos.
    Me mueve tu reflexión profunda y me hace entrar en la propia.
    Saludos

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    1. En efecto, hay una interrelación, incluo lo recibido de personas nefastas, que nos han hecho daño, nos ha servido o debería habernos servido para aprender a conducirnos. Me alegra saber que una reflexión apalanca a otra, eso está bien.

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  3. Pues si esta pensando se si cargar un poco más de vida a su vida, y las opciones son un amor o un hijo, me da que va a sufrir una sobrecarga, porque posiblemente cualquiera de las dos opciones individuales pesen más wue la carga que ya lleva.
    Por supuesto que puede respon sabilizar a los demas. Son culpables de haberse cruzado en su camino; deben aceptar su responsabilidad .
    El fotografiado se parece mucho a un actor, pero no recuerdo el nombre. Es posible que no lo sepa.
    abrazooo

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    1. El culpable ¿no es el azar? Pero ¿quién dice al azar que pregunte al maestro armero? ¿Nos iba a hacer caso o ponernos otra trampa por el camino? Los demás suelen ser muchas veces nuestra excusa para no enfrentarnos con nosotros mismos. Buen día de verano, jej.

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  4. Tu hombre contemplativo reflexiona en voz alta, y creo que es muy humano, e injusto, responsabilizar a los demás o la situación, de las propias decisiones. Cuando el recuerdo de un amor pasado nos asalta en una esquina, real o no, es momento de ponderar cómo se actuará con esa persona en el futuro.

    No sabemos, sin embargo, si llegado el caso actuaremos como ena es esquina decidimos. Así de poliédricos somos. Un abrazo

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    1. Unas veces es una cuestión amorosa, otras veces son de otra índole las situaciones en que nos sentimos frágiles y buscamos culpables externos. Y la duda, siempre la duda. Y tener que elegir, siempre tener que hacerlo.

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  5. El hombre es un ser que duda, se desate entre el pro y él contra de cualquier decisión. Por eso sus decisiones son imprevisibles y a menudo equivocadas.

    Saludos.

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    1. Y además que le da mil y una vueltas, no siempre razonadas y sensatas. Así que las situaciones en que y con que nos podemos encontrar pueden ser de lo más peregrinas. Solo a posteriori se sabe si hubo acierto.

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  6. Todos los que intervienen en el paso por nuestra vida nos dejan parte de su esencia, para bien o para mal, eso cada cual y nosotros se supone que también con ellos, aunque solo para bien. ;)

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    1. Y es curioso que nos ponemos a prueba en cada contacto, sea superficial y pasajero o bien más asnetado. La prueba termina siendo un cocimiento de nuestra personalidad (si a ello le sumas lecturas, diálogos, etc.)

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  7. Debe haber algo más. Si aceptásemos ser un constructo elaborado a base de mosaicos de experiencias con el tú y el vosotros, y a su vez ellos estuviesen construidos con mosaicos de nuestra propia materia, nos pareceríamos demasiado a la "verborreada" inteligencia artificial, que aprende de todo lo que la informa y de las cuestiones que el entorno le plantea. Debe haber algo más; quiero pensar que así es.

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    1. Claro que hay más, mucho más, y no me itneresa tanto su nomenclatura o calificación sino que constatemos su textura. Gracias a ese más somos parecidos pero diferentes, convergemos pero nos individualizamos, colaboramos pero mantenemos márgenes propios. Complejo pero naturaleza pura o impura, pero que sigue andando.

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  8. Somos como un puzle que vamos encajando entre el ensayo y error, terceras personas pueden influenciar pero quien realmente toma las decisiones somos nosotros; y a seguir con las consecuencias. Hoy la reflexión se me antoja triste.

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    1. Bueno, todo lo que hay en la vida suscita emoociones y sentimientos, o bien indiferencia, que acaso es peor, pero los individuos nos asomamos permanentemente en dos sentidos, y aunque somos receptivos hacia las influencias externas es dentro de nosotros, con nuestras elecciones, donde se deciden nuestros actos. No hay que verlo con tristeza.

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  9. Perguntas que fazemos à nós próprios... errar, acertar fazem parte desse processo de avaliar a nossa mente, quem somos e o que pretendemos. Claro que estamos abertos à opinião e às críticas dos outros, mas creio que a decisão final deve ser nossa...
    Beijos e abraços
    Marta

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    1. Y ese ejercicio cotidiano es contradictorio, alterno, tan pronto optamos por algo que nos atrae aun cuando nos aboque a error como nos resistimos a discernir nuestras propias opciones que nos proporcionen claridad. Obrigado, Marta.

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