"Has vivido lo bastante para ver cómo todos aquellos que querían librarse de la estrangulación del pensamiento, de la estrechez de la uniformidad, eran aplastados y triturados. Has tenido que ver cómo todos tus compañeros se hundían. ¡Y sin embargo conservas tu optimismo!"
Personaje Diego Rivera en la obra de teatro Trotsky en el exilio, de Peter Weiss.
Los tiempos eran muy convulsos, Ilya. Además no es un suceso de ayer precisamente. ¿Cuánto tiempo hace de eso? Da lo mismo. Desde entonces el mundo ha dado infinidad de vueltas y de aquella etapa ya no queda nadie. Tú y yo somos como si no fuéramos nadie, no computamos, que dicen ahora los modernos. Si no fuese por las hemerotecas y los documentales el rastro se habría borrado definitivamente. Aunque tampoco es del todo cierto. Ambos volvemos renqueando a aquella casita de Río Churubusco donde habíamos estado unos días antes del aciago acontecimiento. ¿O fue la víspera? Le dicen museo ahora, nos reciben como turistas y nosotros callamos lo que sabemos.
Me cuesta recordar, Ilya, ya ves que no estamos para caminatas y poco para los largos recorridos de la memoria. Si no hubiera tenido lugar entonces el infortunado suceso habría devenido más tarde. La mano extensa de los dictadores no encuentra límite. Y las políticas que quieren ser dominadoras suelen tener recorridos sin medida y desbocados. Fue la de aquel nefasto oportunista del Kremlin pero puede ser la del sátrapa de Teherán o la de un nuevo caudillo demagógico de nuestra América o del nuevo zar de la actualidad. La historia también es la de una relación sucesiva de déspotas sanguinarios. Es una constante histórica la persecución de los disidentes, dentro y fuera de las fronteras de un país. Ilya, tenemos demasiados años para lamentarnos y prefiero quedarme con los gratos recuerdos.
Quién no cometió errores en su momento. Quién no optó por unas ideas utópicas y respondió con unas estrategias baldías. Quién no se dejó llevar por principios que se pretendían morales y acababan siendo venales. Sé, Ilya, que te preguntas lo mismo que yo. ¿Fuimos extremadamente incautos? ¿No supimos ni prever ni valorar los riesgos? ¿En tanta euforia nos bañamos que nos fiamos en exceso de algunos colaboradores? ¿Pensamos que no llegaría aquí la mano implacable de la brutalidad? La presencia mítica, y aún reciente, de lo sucedido en España nos cegaba, en aquel afán por no terminar en la depresión. ¿Cómo íbamos a sospechar que precisamente un español, el que menos derecho y en apariencia razones tenía para cometer el acto ominoso, iba a ser la mano ejecutora?
Lamento que la fotografía amable que me envías, y no quisiera que esta fuera la última vez de nuestro intercambio epistolar, me conduzca a reflexiones amargas, pues ya estamos de sobra curados de espanto. Esa foto no se merece sino una evocación alegre y conmovedora. Siento también que mis observaciones hayan obviado a aquellas chavas con las que compartimos camaradería, entusiasmos y amores. ¿Debería inquirirte acerca de si sabes cómo les ha ido a ellas? No dejo de preguntarme si el olvido es una puerta que se cierra necesariamente. Si tú aún mantienes vivo un ápice de recuerdos de aquella época, trata de evocar lo que puedas como un acto de reconciliación con la vida. Antes de que nos echen.
Conservar de lo vivido los buenos recuerdos, pero sin olvidar el resto, que de ahí también se aprende.
ResponderEliminarBuenas, malas y medianas experiencias conviene recordarlas. Naturalmente, todas sirven a través de la memoria para conducirnos y valorar, aunque en unas nos entreguemos a un dulce goce y otras simplemente a la constatación de nuestros errores o faltas. A ciertas edades uno es consciente del cuerpo: es él el que nos permite ser y estar, ¿no te parece?
EliminarEs que nos introduces un escrito con una foto que me impide hablar del escrito y centrarme en el personaje.
ResponderEliminarEn mi juventud creí en la Revolución Permanente, de tal manera que me introduje en el PORE, que como bien sabes era de tendencia troskista. Con los años ves que todo extremismo es deficiente, y no lleva a nada en absoluto. Ni Troski nos traía nada positivo, ni su asesino, Stalin se encargó de mejorar al proletariado, ni la mano ejecutora, del PSUC, mira tu por donde, obró con dignidad. Matar siempre es un acto infame.
Fíjate como son las cosas y al final como se asemejan. Unos abogando por un proletariado del que hicieron prisionero, y la antítesis, me viene Mussolini a la cabeza, aboliendo el uso del "usted" a la masa, para hacerla cercana, mientras mandaba eliminar todo aquello que le hacía sombra.
De todo, me quedo con Aristóteles, su término medio y su "Ley natural", tantas veces confundida como "cosa normal".
Un saludo y perdón si me voy por cerros de Úbeda.
salut
No, no, Miquel, es una opinión que valoro mucho y en conjunto comparto, los matices podrían venir luego en una charla de café. Isaac Deutscher me ilustró bastante sobre Lev T, tiene aquella trilogía editada por Era, de México, "El profesta armado", "El profeta desarmado" y "El profeta desterrado" que es un referente, aunque en estos temas de envergadura no te puedes quedar con una visión porque la indagación de historiadores sigue abierta, si bien muchas cosas se han aclarado. Pero en fin, son textos leídos hace décadas, y aquí el PORE si hubo alguno sería por excepción, cundió más la LCR. Y la experiencia más divertida la tuve en París, allá a finales de los 70, con la gente del periódico Rouge, de ese ámbito. Fue muy interesante, humanamente hablando.
EliminarEs curioso, porque no se de qué forma y manera, siempre me gustó, quizá porque Cole en su obra así me introdujo, aquel discurso de Lev T en Nueva York.
EliminarDejo un anexo que sigue, ya ves, teniendo algo de mágico y mucho de utópico.
salut
https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1930s/mivida/23.htm
¿Te refieres al G.D.H. Cole de "Historia del pensamiento socialista"? Qué gran compedio en su tiempo, no superado en muchos aspectos. La anécdota es que en la etapa juvenil la adquirimos a medias entre un amigo y yo. Me encargué de guadarla y ya no la solté, aunque estaba a su disposición. Hace ya unos años que no me la reclamará jamás. Pero recordar eso me llevaría a llorar por mi amigo.
EliminarNunca estaremos suficientemente agradecido al Fondo de Cultura Económica, de México, fundado en 1934 la inmensa y extensa obra editada, que fue tan importante en la época del fascismo español en que nuestro país era un erial de cultura.
Veo el enlace, merci.
Un día haré una entrada de esta colección de siete tomos, pues está editada en México, como bien dices, y cada tomo tenía tirajes diferentes. La tengo completa, pero de diferentes ediciones. Hoy ya no existe la librería en donde la compré, por cierto, la Bosch de las Rondas de San Pedro, como tampoco, afortunadamente, la sede de Fuerza Nueva, que estaba al lado, con una foto gigante de Blas Piñar...tal como suena.
ResponderEliminarQué me vas a contar, he visto y leído (en esto de tendencias políticas) de todo (casi todo, pero no me quejo, eso me permite no sorprenderme gratuitamente de muchas tonterías actuales)
EliminarAh, la editorial Bosch de otra época, aquellos libritos de la Eneida que traducíamos, y que nos perdone Virgilio, y que nos traían a mal traer.
Lamentablemente las victorias aparentes del pasado suelen diluirse en la desmemoria de quién no lo vivió y sólo tiene un registro filtrado y deslucido de lo que para otros resultó ser, en cambio, la concreción de un sueño. No hablo de un hecho en particular, sino de momentos, en general,del pasado reciente que por desgaste o desinformación trascienden hoy sólo como ideario pasado de moda. Me has hecho divagar pensando en las crisis ideológicas que pasamos por aquí. Un abrazo
ResponderEliminar"No hablo de un hecho en particular, sino de momentos, en general,del pasado reciente que por desgaste o desinformación trascienden hoy sólo como ideario pasado de moda." En efecto, si algún paso dado no ha acabado duradero y triunfante, digamos, se tiende a ignorarlo y quedarse con elementos negativos, meramente ideológicos. En parte debido a que otra opinión dominate se ha impuesto y descalifica paerte del pasado. En España lo hemos vivido a lo largo de una dictadura y se ve que ciertos hijos no sé si naturales o políticos de aquellos vencedores revisan la historia a su capricho, descalificando brutalmente. Y lo que es peor, percibo odio en muchos de ellos, los actuales. Por ejemplo
Eliminarhttps://elpais.com/cultura/2023-08-31/el-pp-retira-el-nombre-de-almudena-grandes-a-la-principal-biblioteca-de-la-rioja.html
Si eso no es infamia, dime qué es.
Y respecto a lo vuestro ya resulta inclasificable. Mi amigo que anda por ahí desde julio me contará a la vuelta porque es un tipo muy informado.
Trosky huyó de Stalin. Recabando en México, con Diego y Frida. Su muerte con pilet también fue curiosa. Las utopías que se cultivaban desde 1917 han quedado en humo a día de hoy, pero fueron un despertar de clase.
ResponderEliminarPor supuesto, ahora nada podría desembocar en una historia parecida. Un abrazo
Es curioso, la obra de Weiss acaba precisamente en el instante en que Jacson/Mercader se coloca detrás . Mira cómo describe el final de la obra de teatro:
Eliminar"Frank Jacson se coloca justo detrás de Trotsky, sigilosamente. Lentamente, saca de la gabardina un pico de monteañero, con el mango acortado. Levanta el pico con las dos manos sobre la cabeza de Trotsky. Se dispone a asestar el golpe.
OSCURO"
Descripción literaria que en la obra en directo no se lee, se ve, pero cuando lees esto es como si lo estuvieras viendo.
Sobre Trotsky, Diego, Frida, México… y el piolet de Ramón Mercader (también otros temas que se tratan en este post y sus comments asociados) recomendar “El hombre que amaba a los perros” la fascinante novela de Leonardo Padura.
ResponderEliminarEn efecto, José, y no la he leído. Me quedé en otras de Padura, pero nunca es tarde y más si me la recomiendas. Voy a ver si sableo a alguien.
EliminarLeer m duerme hay tanto para hacer afuera.Leia cuando vivía en La Argentina -leía libros/ no novelitas baratas de amor que jamas me gustaron
ResponderEliminarsaludos
Evidentemente hay que leer libros que nos mantengan despiertos, de lo contrario mejor dejarlos de lado.
Eliminar"No dejo de preguntarme si el olvido es una puerta que se cierra necesariamente": el que no recordes és que no ha existit mai. Encara que només sigui en l'inconscient.
ResponderEliminarLa "la estrangulación del pensamiento, de la estrechez de la uniformidad" és cosa dels comunistes sobretot, digueu-ho a Kundera si no.
Es cosa de cualquier régimen totalitario, autoritario o déspota. Lo hemos conocido de todos los signos y colores. Incluso hoy día, sin tener poderes omnímodos, muchos entes intentan poner barreras a aquello que no les satisface para sus estrategias.
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